DOS TRABAJADORES Y LA LITERATURA

POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI

Nunca pero nunca un Teórico «Social» va a hablar de lo cotidiano en el trabajo. Los Teóricos hacen Teoría «Macro», no Crónicas de la «Vida» (por usar un término porque «vida» suena muy cursi). El trabajador sale del trabajo cuando termina la jornada con los huevos llenos. Hay trabajos y trabajos, pero todos los trabajos asalariados rompen las bolas y la cabeza y enferman; algunos más que otros, pero todos los trabajos bajo un régimen de patrón/trabajador terminan destrozando al trabajador.
Me viene a la memoria un Cuento de Ray Bradbury (del Libro «El hombre ilustrado», 1950) que podría usarla para este pequeñísimo ensayo de sobremesa. Ensayo o aguafuerte, aguafuertes rosarinas.
Hoy al salir de mi trabajo asalariado veníamos en el auto con otro compañero que es un lector de la puta madre. Estudió Literatura y nos conocemos de esos años de Humanidades cuando los dos éramos disolutos y rebeldes y no trabajábamos y nuestras vidas transcurría en las aulas y mujeres y alcohol y otras yerbas prohibidas. Después uno crece y se hace un pelotudo más del Sistema. Uno se va amoldando a los Mandatos del Amo. Si no logras amoldarte te morís en la primera de cambio. Por eso la consigna: «Vive Rápido y Muere Joven» es un mandato que algunos suicidas logran en su juventud.

Veníamos en el auto hablando de libros. Me dice: «decime un cuento de Bradbury que te guste mucho». Ahí hago memoria y me sale «Marionetas S.A.» En 1950 este cuento es Revolucionario (no sean tan bolche y no tomes esa palabra como un hecho nada más que de política institucional. Es revolucionario cagarse a trompadas y echarse tres polvos con una mujer distinta cada semana. No solamente fue Revolucionario el Señorito Guevara) y marca a una generación de escritores de la ciencia ficción. Bradbury habla de clones y tecnología y aburrimiento y matrimonio y de un tipo que quiere viajar a Río de Janeiro solo, sin su esposa. Habían ido de luna de miel hacia diez años, pero ahora quería disfrutar de la soledad y vivir ese viaje completamente solo. Hay un robot que lo reemplaza, un clon, y te podés imaginar lo que pasará. No te cuento más, no seas tan perezoso y comprate el libro y leelo vos. No sos mi alumno de Literatura, sos otra cosa y no te conozco.

¿A qué viene todo lo que digo? Mi amigo me dice «si existirían clones podríamos tener un clon que vaya a trabajar por nosotros, podría madrugar, soportar la rutina y nosotros nos dedicaríamos a coger y a leer todo el día». Mi amigo tiene razón. Pero no existen clones y no podemos ir a una empresa a comprar un robot para nuestra rutina. Mi amigo, que es muy pero muy culto, siempre me saca temas muy buenos en esos viajes en auto a nuestros hogares. Es una de las personas más cultas que conozco y leyó todo. Hoy hablábamos de Bradbury porque él es fanático. Yo no. Leí solamente sus Crónicas Marcianas y El hombre Ilustrado. Nada más. Yo soy de Matheson. Me gusta más su estilo. Pero ese cuento de Bradbury siempre me gustó mucho. Lo he usado un par de veces para ilustrar lo mierda que es Trabajar y lo mierda que es la Rutina. Como decía al principio de estas aguafuertes o ensayo o escritito que los Teóricos no hablan estos temas. Para el Teórico el Trabajador es un ente o una estadística para sus libros de palabras de metáforas y difíciles. El Teórico analiza y no vive. Hay escritores que no cogen y hablan de sexo. Hay escritores que no trabajaron nunca y hablan de trabajadores.

Bueno, hemos llegado al final. Hay que bañarse y cenar y conversar con alguien y preparar la ropa para mañana y dormir y levantarse y bañarse y salir apurado a marcar la tarjeta para ganarse el salario y poder comprar libros y pagar impuestos y comprar champan y escuchar boludeces mañaneras y esperar la salida del trabajo para tener esas conversaciones tan hermosas con mi amigo ahí los dos encerrados en un auto hablando de Literatura.

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