
POR JORGE LUIS ELIZONDO [*]
En el número anterior de «De puño y letra» continuamos con el brillante análisis de Jorge Elizondo. En esta edición concluimos con la tercera parte, en vísperas del Día del Trabajador y el 25de Mayo.
Por detrás de las agresiones del Presidente de la República, los insultos y la repetición incesante de las mentiras creadas por los economistas de la escuela austríaca, el monetarismo del asesor de Pinochet, Milton Friedman, sostenido por los medios hegemónicos, está la dirección del poder real, el de los grupos económicos nacionales y transnacionales.
Pero también existe una orientación de la extrema derecha internacional. Connotados dirigentes de Propuesta Republicana (PRO) y de los fascistas autodenominados “libertarios” han adherido a la Carta de Madrid, manifiesto escrito por los españoles de Vox, los nostálgicos de la dictadura de Francisco Franco.
Esta declaración se dirige a todas las fuerzas políticas de la derecha en América Latina, alentándolos en su campaña de oposición sistemática a cualquier gobierno popular surgido de elecciones democráticas, con un léxico propio de la guerra fría, de las dictaduras cívico-militares genocidas y del Plan Cóndor.
Si es un gobierno democrático y popular el elegido, estas fuerzas lo desconocen desde el momento mismo en que son votados por el pueblo, o se aplica la estrategia de la tensión permanente tendiente al desgaste del gobierno y a su posterior derribo, como ocurriera con el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, o se inventan falsas causas contra los principales dirigentes (Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Cristina Kirchner en nuestro país).
Se trata de fuerzas antidemocráticas y antipopulares, cuya organización y conducción real se halla en manos de los grupos económicos nacionales y transnacionales, que cuando gobiernan no vacilan en descargar sobre el pueblo las consecuencias de la crisis mundial y provocar un brutal retroceso social y político.
Si el elegido es un candidato de estas fuerzas antidemocráticas, como en el caso de Milei, reclaman para él poderes extraordinarios, aunque cuando se viole la Constitución Nacional y los pactos internacionales de Derechos Humanos.
En momentos en que se expresa con mayor agresividad la campaña política y mediática contra las organizaciones políticas y sindicales de los trabajadores y demás sectores populares, creemos que no basta con defender los derechos reconocidos, sino que es necesario plantearse avanzar hacia la conquista de nuevos derechos.
Las luchas del movimiento obrero y los sectores populares deberán comprender, además del urgente aumento salarial, jubilaciones, pensiones y subsidios que compense el despojo provocado por la devaluación y liberación de precios, la reducción de la jornada sin reducción salarial, el derecho a la estabilidad en el trabajo, la obligatoriedad de los comités mixtos de salud y seguridad en el trabajo, el reconocimiento legal de la participación en las ganancias con control de la producción y colaboración en la gestión, la defensa de nuestros recursos naturales, y la reconstrucción del Estado como instrumento de transformación económica, política, social y cultural.
Sin desechar la importancia y las urgencias de la lucha económica por el trabajo, los salarios y la propia subsistencia, estimo que lograr la caída del D.N.U. N° 70/2023 es hoy el eje político principal de la confrontación de la clase trabajadora y los sectores populares contra el gobierno, y que la misma se da en tres planos: el Congreso de la Nación, el Poder Judicial y las calles de nuestro país.

[*] NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA N° 6 – MAYO DE 2024
