ASSANGE Y LOS TITIRITEROS DE LA MANIPULACION Y EL OCULTAMIENTO

POR RAMIRO CAGGIANO BLANCO [*]

La lucha por la verdad ha existido desde el principio de los tiempos y los dispositivos de divulgación siempre han tenido un lugar de preponderancia destacada. Modernamente, desde el caso Dreyfus (Francia, 1894-1906), en el que se vio por primera vez cómo se podía manipular la opinión pública de forma moderna mediante los periódicos, la novedad en dispositivos de la opinión publicada en aquel momento, la tecnología ha servido a los diferentes dispositivos del poder.

Así, con el transcurso de los años, se fueron sumando la radio, el cine y la televisión. Los Estados Unidos de Norteamérica, mediante la «creación» de Hollywood, las Cadenas de Televisión y las Agencias Informativas, gozó de un monopolio casi aplastante en Occidente durante la guerra fría. Ese control se vio muy aumentado en 1991 con la disolución de la Unión Soviética, hasta el nuevo milenio, cuando al mensaje unívoco de los emporios de la industria cultural, regada a dinero público y de las Grandes Empresas del Complejo Militar-Industrial-Farmacéutico-Financiero, las Redes Sociales empezaron a realizar una contranarrativa, aunque en inferioridad de condiciones, a las mentiras, tergiversaciones convenientes y doble rasero de los medios occidentales.

En ese contexto, desde 2006 la palabra Wikileaks se nos empezó a hacer familiar. Con ella, las revelaciones de los crímenes de los EE.UU. en Afganistán e Irak y los chanchullos con el resto del mundo. Se abría la tapa de un baúl blindado que debería haber permanecido secreto por 30 años cuanto menos.

Julián Assange fue el artífice de todo eso, el que alimentó las redacciones (y las cajas registradoras) de los medios hegemónicos que después, cuando el poder le hizo pagar el atrevimiento con la cárcel, lo abandonaron.

Sin embargo, muy a pesar de los oportunistas de ocasión, hoy el mundo se siente más libre porque Assange está libre. Fue puesto en libertad en la mañana del 24 de Junio tras 1.901 días en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh.

Fue el resultado de una campaña global que involucró a organizadores de base, defensores de la libertad de prensa, miembros del Congreso y líderes de las Naciones Unidas de todo el espectro político.

Y también es el mensaje de que, a pesar de los titiriteros de la manipulación y el silenciamiento, siempre habrá oportunidad para la verdad.

[*] NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA N° 8 – JULIO DE 2024

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