
POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI
En el año 2099 los robots gobiernan Rosario. La ciudad se ha convertido en un huracán de precariedad y las calles son una selva urbana. Los barrios son reductos de criminales.
Jocky es un hombre de unos cincuenta años y camina por las calles con miedo. Lleva un arma en la mano y camina rápido para llegar a su hogar a salvo. Mira para todas partes y ve un auto que se incendia y a una pandilla en una esquina golpeando con palos a una mujer. Pero Jocky quiere llegar a su hogar y apura el paso sin importarle nada.
-Hola amigo.
Un tipo lo saluda y es un tipo con pollera y corpiños.
Jockey no responde y sigue caminando.
El tipo lo sigue.
-Señor por favor necesito hablarle.
-Váyase.
-Tengo un robot sexual a su disposición.
-No me interesa.
-Es una robot mujer y tiene un agujero que lo hará feliz.
Jockey no tenía sexo desde que nació y en el año 2099 el sexo estaba prohibido. Los bebés se encargaban a la Fundación de Moralidad Pública y ahí había esclavos sexuales que eran los obreros para fabricar bebés. Hombres dotados y mujeres jóvenes que hacian bebés sanos y gordetes de piel rosada. El sexo se penaba con la muerte.
-Señor mi robot sexual se lo vendo por diez millones de dólares argentinos.
-Estoy apurado no moleste.
-El robot sabe tirar la goma.
-¿Qué?
-Sabe tirar la goma con la basura.
-Pero yo sé tirarla y no necesito un robot.
-Señor usted necesita un robot femenino para hablar y que sepa tirar la goma cuando se llena.
Jockey termina comprando el robot sexual. Y se lo lleva a su casa desafiando a la ley.
-Me llamo Mara y soy gran tiradora de goma.
-Pero Mara yo no quiero que me tires la goma, sé hacerlo solo. Ahora necesito ventilar el sobacador y limpiarme la cremalina.
-Señor yo seré su robot sirviente.
Corría el año 2099 y Mara era un robot creado por Compañía de Gomas. Las calles estaban inundadas de provocación y estaba prohibido el sexo.
Es el futuro. Es el año del Mandato.

