
POR MANUEL ROSSI
A la luz de una nueva etapa en la triste crisis en Venezuela, cabe preguntarse como se llega a ese punto. Hay un punto de no retorno en todas las crisis y mucho se ha dicho sobre esa en particular con especiales infulas inspiradas en grotescas ambiciones, codicias y demás bajos sentimientos respaldados por la alta calificación de las Relaciones Internacionales.
Pero en favor de la dignidad de los discursos de opinión y de la salud de la política misma, debo decir que no es el único caso el Venezolano a partir del cual podemos preguntarnos, lamentablemente, como es que se ha llegado hasta ese punto. Ucrania invadida, Palestina exterminada, Siria en pedazos, África abandonada y sometida, Estados Unidos con su Candidato Presidencial siendo disparado. ¿Es por culpa de los Ucranianos? ¿Es culpa de los Rusos? ¿Es culpa de los Palestinos? ¿Es cula del Sioniso? ¿Es cula de los Somalíes? Es culpa de Europa? ¿Mateta sigue pensando en Angola ? ¿Trump es inocente y la víctima en este delirante y retorcido ajedrez de la política actual?
Muchas preguntas pero una sola es la mas contundentede todas: ¿Merecemos ser liderados por Bestias Predatorias? A la luz de la sospechosa victoria de Nicolas Maduro en unas Elecciones con más tensión que zapatilla de vecino que roba luz, pienso con dignidad que no lo merecemos pero es lo que por lógica causa consecuencia, e lo que tenemos y hay que hacerse cargo de lo que como colectivo hicimos.
Durante la primera década del Siglo XXI parecía que como conjunto la Comunidad Global había entendido muy bien los peligros de un mundo unipolar liderado por caudillos muy bien preparados para lógicas predatorias como lo fue el hábil George W. Bush y la consecuente política de policia global que nos llevó luego de años de relativa prosperidad económica a las tensiones globales del mejor estilo de la Guerra Fria y puso en el mapa la Americanofobia en todo el globo como una filosofía de vida como antaño, alimentando así oscuras intenciones copmo en Venezuela ocurrió.
Los años posteriores a Busch, superados los traumas de las Torres Gemelas, Sadam Husseim y la Crisis de Walt Street de 2008, parecia haberse concretado el epílogo de la Guerra Fria y el Siglo XX, dejando atrás para siempre todo ese legado horrendo de la vieja política. Y hubo un Presidente negro en el corazón del Imperio, y el matrimonio homsexual fue una realidad, y el aborto dejo de ser clandestino, y Europa estuvo mas desmilitarizada que nunca, y otras tantas bondades, hoy endemoniadas por muchos, que ocurrieron en una década llena de avances tecnológicos, sociales y económicos.
Pero parece que esas ganas de vivir fueron sólo una moda que era poco rentable y revivieron los fantasmas del pasado en un abrir y cerrar de ojos. De repente se fue legitimando el Liderazgo Predatorio otra vez. O lo que se presentó como nuevo acabó demostrando ser viejo y lo mismo de siempre: el odio, el temor, el resentimiento y lo predatorio.
La pregunta es: ¿por qué nos dejamos liderar por matones? Hay parásitos que solo necesitan una sola oportunidad para captar a su víctima y no soltarla mas. Y hay parásitos que se saben camuflar muy bien, no hay que darles ninguna oportunidad. Ni una. Putin, con la promesa de recuperar el orgullo de la Gran Rusia, enfermó al digno pueblo eslavo con un odio de antaño. Maduro con sus delirios místicos en base a un lider caduco hunde cada vez mas a lo que podría ser ua potencia mundial pero de verdad, no como lo que dicen de Argentina. Bolsonaro una caricatura filonazi que habla portugues. Y Miley, el tonto que creyó toda la propaganda de la injerencia de los poderosos del mundo.
Pero, esta decadencia en el liderazgo que pone sobre la mesa el ser un matón sin escrúpulos como algo válido… ¿Es responsabilidad de quién? De nosotros. En algún momento creímos que ya no era necesario exigir calidad en el liderazgo. En algún momento creímos válido dejar de cuestionar porque parecía que estaba todo bien. En algún momento creíamos que no era necesario porque queríamos evitar el conflicto, y quizás cuestionar era ser conflictivo y eso era del pasado, del Siglo XX.
Pero nos olvidamos que, a pesar de estar en otro Siglo, el mundo sigue siendo el mismo. Y que como en la naturaleza, estamos rodeados de oportunistas que a la primera oportunidad nos comeran vivos, y un exceso de confianza puede ser la perdición.
No incito a la paranoia, si no mas bien a la conciencia y a la responsabilidad. Hay que estar atentos, porque los predadores no se presentan como tales. Y el liderazgo que necesita de la violencia, es débil. Por la misma naturaleza de la violencia, desgasta y decanta, estos líderes son incompetentes. Merecemos un Liderazgo Mejor. Y no la basura con la que lidiamos.

[*] NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA N° 10 – SEPTIEMBRE DE 2024
