PRESENCIA PALESTINA EN LÍBANO Y LA INTERVENCION SIRIA EN EL «JUNIO NEGRO»

MANIFESTANTES PALESTINOS PARTICIPAN EN UNA MARCHA PARA CONMEMORAR EL CUADRAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA MASACRE DE SABRA Y SHATILA FRENTE AL CAMPO DE REFUGIADOS PALESTINOS DE SABRA, EN LOS SUBURBIOS DEL SUR DE LA CAPITAL LIBANESA, BEIRUT, EL 16 de SEPTIEMBRE DE 2022. AFP – ANWAR AMRO

Luego de la traumática situación vivida en los campamentos de Jordania en 1970 (Septiembre Negro) por la arremetida de la monarquía de Hussein, las organizaciones políticas palestinas y los refugiados que adhieren a las mismas se instalan en Líbano.

En 1975 se desata una crisis interna en el “país de los cedros”, que reedita pasajes violentos ocurridos en 1958. Estalla la guerra civil, y las estructuras militares de los palestinos cumplen un papel importante en el proceso de instrucción de los sectores que integraban el Harakat Al Watania, el Movimiento Nacionalista constituido por los grupos naseristas, baathistas, socialistas y sectores del Hazbe Koumi Suri (Partido Nacional Sirio).

Decía el líder del Partido Progresista Socialista, el legendario Kamal Yumblat, que todo aquel que estuviera en contacto con la resistencia palestina se sentía influido por su espíritu revolucionario. Sin lugar a dudas, la presencia de palestinos en el seno del Harakat Al Watanía apoyando a los sectores más progresistas de la sociedad libanesa, ejerció una notable influencia en la formación de los cuadros de conducción en los partidos políticos de ese país. En ese escenario, en las antípodas se encontraba el Yabat Lubnan (Frente Libanés), estructura de partidos políticos integrados por sectores ligados a Camille Chamún y Pier Gemayel, entre otros grupos eran los que  representaban los sectores del  privilegiados en Líbano.

Durante mi estadía en ese país, sobre todo en el mes de enero de 1976, se percibía un avance en el terreno militar de las fuerzas progresistas, que contaban con buena logística de la resistencia palestina. Sin embargo, la injerencia del gobierno sirio de Hafed Al Assad fue deteriorando al movimiento nacionalista. Entre los grupos que integraban el sector más progresista de la sociedad, existían diferentes posturas politicas y tácticas a emplear en el campo de batalla, pero en general todos coincidian en terminar en Libano con la estructura de Estado confesional (presidente cristiano,  primer ministro musulmán sunita y presidente del parlamento musulmán chiita).

El gobierno sirio no escatimaba recursos para utilizar algunos de esos dirigentes de la resistencia palestina, y generar diferencias al interior de los mismos. La estructura Saika, fundada por Háfed Al Assad (conducida por Suhail Mohsen) y ocasionalmente el dirigente del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDPLP) Naif Hawatmeh, cumplieron al pie de la letra las exigencias de Damasco.

Como el presidente sirio temía que la situación en el Líbano desmoronara su estrategia, fue cultivando las desavenencias entre los artífices del Harakat Al Watanía, y fundamentalmente entre los palestinos, cuya fuerza militar era imprescindible para sostener el movimiento nacionalista. Sin embargo y pese a obstinacion de la dinastía Al Assad en dividir el campo popular, en febrero de 1976 reinaba el optimismo entre los sectores progresistas libaneses, y en algunas barriadas de las ciudades donde estaban asentados los palestinos no perdían las esperanzas de terminar victoriosos en el conflicto interno.

Algunos anunciaban la debacle final de los retardatarios libaneses, alistados en la falangista Kataeb y en los Tigres de Chamoun, entre otras organizaciones de derecha.

La intervención de las fuerzas armadas sirias en junio de 1976 durante el jazirán asuad -en árabe, junio negro–, significó un duro golpe para las estructuras políticas progresistas. Las tropas de Al Assad logran torcer las relaciones de fuerza en el campo de batalla en favor de los sectores del Yabat Lubnan, exigiendo a las milicias nacionalistas que entregaran las armas. Un dirigente palestino me decía, “Pedirle a un revolucionario que entregue el arma en esos momentos trascendentes del proceso de cambio, es pedirle que entregue la vida”. En efecto, el accionar de las fuerzas de Damasco infligió un duro retroceso al proceso transformador del pueblo libanés.

A Siria le inquietaba el posible triunfo de los sectores nacionalistas en el Líbano, -acompañados por los palestinos–, sobre todo por su proximidad geográfica con el Estado sionista. Al Assad conjeturaba que en el escenario libanés se fortalecería a corto plazo una posición de rechazo a cualquier opción negociadora con Israel. El régimen de Damasco conocía perfectamente las posiciones más combativa de la dirigencia local, que consideraban únicamente la opción militar para terminar con la ocupación de los territorios árabes palestinos.

La intervención de las fuerzas armadas sirias en Líbano perduró casi tres décadas, dejando como saldo un balance negativo en la historia del movimiento de resistencia palestino y en el devenir de las fuerzas progresistas libanesas. Los líderes con posturas rebeldes a Damasco, salieron de la escena en forma trágica, Kamal Yumblat integró la lista de mártires; más tarde en 2005 ocurre lo mismo con Rafik Hariri.

KARANTINA, TAL ZATAR, SABRA Y CHATILA

Tres hechos trágicos, ocurridos durante la permanencia de las organizaciones de resistencia en suelo libanés, dejaron huellas imborrables en la memoria colectiva de los palestinos: las masacres de Karantina, Tal Zatar, Sabra y Chatila.

El ejército sirio entró masivamente al Líbano en junio de 1976,  pero en la antesala a su ingreso pudo haber impedido algunas atrocidades que en ese espacio geográfico se cometieron. Las tropas de Hafed Al Assad no hicieron nada por evitar la embestida criminal que tuvo lugar el 18 de enero en Karantina, localidad situada en la periferia de Beirut, ataques perpetrados por las milicias falangistas del Yabat Lubnan (Frente Libanés). El ataque dejó un saldo de mil novecientos palestinos muertos, en su mayoría civiles que no integraban las organizaciones armadas.

Tal Zatar es otro hecho aberrante estampado en las crónicas palestinas. El asedio a este campo de refugiados a manos de los Tigres de Chamoun y de Kataeb de Gemajel, dos grupos del Yabat Lubnan, fue planificado y ejecutado ante la pasividad y “neutralidad” de las fuerzas sirias, aunque algunos dirigentes palestinos hablan directamente de la “complicidad” de Al Assad.

Finalmente, luego de casi casi dos meses de bloqueo y bombardeo continuo, el 12 de agosto de 1976 cae Tal Zatar. El parte militar da cuenta de dos mil setecientas bajas, sólo el treinta por ciento eran combatientes de las organizaciones de resistencia que se encontraban defendiendo el asentamiento de refugiados. La metralla de las milicias del Frente Libanés tenía como objetivo la población desarmada, una campaña de terror desplegada para expulsar a los refugiados del Líbano.

Varias fuentes palestinas, informan que antes de la ofensiva final de las milicias del Yabat Lubnan al campamento de refugiados de Tal Zatar, advirtieron la presencia de oficiales sirios ubicados en puestos de observación pertenecientes a los milicianos de la falange (Kataeb), mientras los combatientes de la estructura pro-siria Saika abandonaban el sitio, renunciando a la defensa del campamento y dejando en soledad a sus compañeros de armas del FPLP, FLA, FPLP Comando General e integrantes de Al Fatah, únicos defensores de Tal Zatar.

Algunos van mucho más lejos y sostienen que los grupos de guerrillas palestinas Saika y Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) de Naif Hawatmeh( antiguo empleado de la dinastía Al Assad), tenían en sus filas miembros del ejército regular sirio que operaban según instrucciones de Damasco. La incorporación de formaciones militares que no procedían del seno de la sociedad palestina, siempre alimentó dudas sobre las verdaderas intenciones de los referentes de esas organizaciones. Siempre circulaban sospechas sobre los planes de los gobernantes sirios, “altruistas” en sus discursos, pero con un accionar que siempre terminó entorpeciendo los genuinos y nobles objetivos de la resistencia palestina.

En el mes de septiembre de 1982, se producen los ataques criminales de los falangistas libaneses contra dos campamentos de refugiados de Beirut, ubicados en Sabra y Chatila. Otra vez el ejército sirio se “distrajo”, y luego de dos días de ofensiva se contabilizaron más de mil ochocientos palestinos asesinados, la mayoría de ellos indefensos. Eran mujeres, niños y ancianos que permanecieron en Líbano, mientras sus familiares que combatían en las distintas estructuras de la resistencia habían abandonado el territorio rumbo a Túnez, cumpliendo un acuerdo internacional sellado después de largos enfrentamientos con las fuerzas ocupantes israelíes, en los que los fedayines probaron su capacidad y eficiencia.

OPERACION PAZ EN GALILEA

Otro registro importante también en 1982, en el mes de Junio, esta relacionado con las incursiones de Israel en la operación Paz en Galilea en el sur libanés, que tenía como propósito erradicar a los palestinos del área. Se trataba de la ampliación del objetivo sionista trazado en 1978, cuando su intervención en Libano terminó con la formación de un ejército integrado por libaneses vinculados a grupos retardatarios financiados por Tel Aviv y al servicio de la seguridad del Estado sionista. Israel trataba en ese segmento de la historia trataba de armar un colchón amortiguador de las potenciales acciones de resistencia.

En esas jornadas de Junio de 1982, el Estado sionista en su operación Paz en Galilea,  llegó a ocupar la periferia de Beirut durante sesenta días, combatiendo contra los palestinos que reproducían el heroico protagonismo desplegado en 1968 durante la batalla de Karameh. A pesar de la soledad en la lucha de los combatientes y de las acostumbradas “ausencias” de las fuerzas del ejército sirio, los ocupantes no pudieron quebrar la resistencia. En aquellos combates contra la presencia del ejército sionista en Líbano, una vez más la resistencia palestina demostraba su gran desempeño en el plano militar, jamás reconocido por los “amigos” del Mundo Árabe, ni por el enemigo israelí.

Siria abandona el Líbano en el año 2005, casi treinta años después del jazirán asuad. Fueron tres décadas de presencia en el país de los cedros, sin “gloria” pero con muchas “penas” y desgracias, no solamente para los palestinos que habían  permanecido casi trece años en Líbano(1970 hasta la partida hacia Túnez en 1882), sino también para aquella revolución inconclusa que afloró con fuerza en 1975, y que terminó siendo abortada por la intervención del régimen de Hafed Al Assad en junio de 1976.

Fuente: Panarabismo e identidades religiosas y étnicas. Movimientos Nacionales de Liberación de N.A.S. CTA-Ediciones-2018.

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