ANECDOTARIO: «DICIEMBRE DE DESPEDIDAS»

POR PATRICIA ANGELICA GONZALEZ [*]

Diciembre tiene aromas que van quedando grabados en el alma. Fotografías de tiempos que no vuelven pero están. Son los últimos días de todas las actividades, la Escuela es un lugar de encuentro con quienes estuvieron cada día en el aula, riendo, sintiendo vergüenzas, bancando algún dolor del corazón, porque éramos un equipo, con todos los condimentos que esto requiere.

Se termina el año y sabemos que pasamos todos, es 1978, nos vamos de la Escuela, y la alegría del final de año se mezcla con la tristeza de que quizás, ya no nos volveremos a ver, cada día es el último, la última mirada al chico que me gusta, el último reto de la Señorita, la última juntada en el patio para jugar a la botellita hasta que venga una Maestra a sacudirnos el romanticismo y el deseo de darle ese beso al que ya sabes, a la que le gusta al tímido del grado, la última «ladronypoli». La última corrida por todo el patio porque dijeron el nombre del que te gusta en voz alta! Para cargarte. El útlimo pedido de ¿»Te arreglas conmingo?».

Y llega también el último discurso de la Directora. El abrazo conciliador de la Señorita y las lágrimas de quienes sabemos que ya llegó el final de una Escuela Primaria que nos ha dejado huellas y deseos compartidos de ser mejores personas, de triunfar en la vida y de ser felices.

Nada sabíamos de lo que sucedería en el devenir, solo había una certeza, el adiós y ojalá nos sigamos viendo! De a poco las luces se van apagando. La gente se va luego del Acto general. Estamos cerca de la puerta del hall, se acerca él, el más lindo de todos, el más lindo de tantos años, y me da un beso, mi primer beso, con toda esa inocencia y fuerza de una edad dorada única e inolvidable como ese fin de clases de Diciembre del ’78.

[*] NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA N° 13 – DICIEMBRE DE 2024

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