AMERICAN PSYCHO Y EL NEOLIBERALISMO

POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI

El Cine Norteamericano siempre sorprende con buenos filmes, películas que pasan a ser de culto con el correr de los años. En el año 2000 la canadiense Mary Harron dirige la película American Psycho, la cual es protagonizada por el británico Christian Bale. Para hablar de violencia y hacer una descripción perfecta de la cultura estadounidense la directora usa elementos del cine gore y del terror de los ochenta.

Si bien American psicho es un filme de violencia, tiene un humor negro muy particular: se mata con estilo y la muerte se toma con humor. La película está basada en la novela de Bret Easton Ellis, publicada en 1991. El filme describe la vida de un yuppie neoyorquino, obsesivo, maníaco y con una vida sexual muy activa. La riqueza da status social, y el filme se centra en esa sociedad de jóvenes ricos y poderosos, donde el dinero permite pasar los límites de lo permitido.

Patrick Bateman (Bale), cuenta en primera persona los acontecimientos de su vida. Vemos la primera escena donde jóvenes ricos comen y charlan. El protagonista descubre su lado oculto: goza matando y viendo sangre. Le confiesa su vida a una camarera. Le cuenta su doble vida a un amigo. Pero nadie le cree. Bateman es un joven educado y siempre bien vestido, imposible creerle que tenga una doble vida. Es el mundo de los ricos donde todo es dinero y belleza física.

Bateman corre a una prostituta con una motosierra (homenaje a La masacre de Texas), y tiene sexo anal con dos mujeres y mientras hace el amor mira su cuerpo en un espejo. Es un narciso moderno, una creación hedonista del neoliberalismo que surge en los 80/90. El sexo da poder, pero para conseguir sexo el medio es el dinero. El dinero consigue todo. El mundo es de los ricos. El único pobre que aparece en el filme es un vagabundo, y es asesinado junto a su perro por el protagonista.

Hay morbo y un goce cercano a lo paranoico. El personaje es mostrado como un neurótico que esconde su psicosis con dinero y poder.
Pero acá hay que mostrar que el personaje siente culpa, y no quiere esconder sus homicidios. Le confiesa todo a un amigo. Le deja grabado en el contestador sus crímenes. Pero una confusión hace que esa grabación sea tomada como chiste por el amigo.

Y así termina el filme. El psicópata mata por catarsis. Nadie da cuenta de esas muertes. La muerte en el filme es como si fuera un acto salvaje necesario para redimir la culpa y llamar la atención de los que rodean al asesino. Mata y mata por placer de matar. No hay un planteo moral en el filme.

La moral es de los pobres no de los ricos que viven a otro ritmo de vida. Y los ricos gozan de impunidad por el simple hecho del status social que ocupan en la sociedad.
Christian Bale hará de Batman posteriormente. Ese Batman genial creado por el británico Christopher Nolan. Entre Batman y El protagonista de American Psicho Bateman la catarsis de vida se diferencia en que uno mata y el otro necesita un disfraz para tapar sus miserias de rico.

Hay una escena en American Psycho donde se consume cocaína, pero de la buena y cara. Hay una mesa y un cañito, y se aspira toda la coca el protagonista. La chica a su lado lo mira y le dice: «dejame un poco». Y él le dice: «yo la pago y yo la tomo toda». La plata da placer, el mundo es de los ricos. La droga es el placer de los elegidos, y esa escena marca el quiebre de la modernidad: el Neoliberalismo crea una Sociedad Individualista donde quien más dinero posee toma todo y no reparte nada.

Como siempre el cine norteamericano se anticipa a todo. En 2001 en Argentina los ricos se tomaron todo, y el corralito dejó a la clase media sin nada.
Y ahora Milei no deja ni las migajas, porque los pobres dentro de su moral no se atreven a desafiar al patrón de la estancia.
Y como decía Pocho la Pantera: «son todos unos hijos de cuca».

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