
POR ARIEL ROLFO
En el libro “Alexandros” Valerio Massimo Manfredi da a Memnón de Rodas, un mercenario griego al servicio de los persas, una voz que refleja una perspectiva madura, humanista y pragmática.
En el diálogo al pie de la muralla de Halicarnaso cuando Alejandro Magno le pregunta por qué lucha por Persia, además de mencionar el honrar su palabra de mercenario dada al rey de Persia respecto de ofrecerle su lealtad y su servicio, Memnón le reprocha a Alejandro Magno que lo hace también para evitar un baño de sangre innecesario.
Le recuerda que “las guerras tienen consecuencias devastadoras: dejan viudas, huérfanos y sufrimiento tan solo para satisfacer las vanidades o las ambiciones de líderes jóvenes y egocéntricos como tu Alejandro”.
El egocentrismo es perfil psicológico que se manifiesta particularmente en realizar acciones cuya finalidad última es obtener beneficios y satisfacciones para uno mismo, sin tener en mucha consideración a los demás.
La personalidad egocéntrica y el conjunto de conductas egocéntricas suelen estar vinculadas a ciertos patrones comportamentales, como la ambición, la arrogancia, el exhibicionismo, sentirse el ombligo del mundo o más importante que los demás, pensar siempre en sí mismo y creer que las opiniones o intereses propios están por encima de los pensamientos o padecimiento ajenos ocasionados. Son personas que se consideran especiales y superiores a los demás.
Cuando estos perfiles psicológicos son los que acceden a ocupaciones importantes o cargos de conducción que implican impacto social como en el caso de los comunicadores sociales o de dirigentes políticos si no estan dotados de solidos valores ético-morales, esta conjunción suele tener repercusiones cualitativamente muy negativas sobre la sociedad.
Creo que personajes como Jorge Lanata, Bernardo Neustadt, Gorriaran Merlo, Eduardo Firmerich, Rodolfo Galimberti, Patricia Bulrrich, el Almirante Eduardo Massera han tenido esa impronta egocéntrica y narcisista totalmente carente de valores ético-morales y empatía sobre los demás, hicieron lo que les satisfizo según sus intereses y vanidades sin importar cambiar de banderías políticas ni el daño social que ocasionaban con su accionar, sin importar a quien servían y a quien dañaban ya que en su mundo solo ellos son humanamente significativos e importantes, los demás no cuentan.
Ejemplo de ello fueron los periodistas Bernardo Neustadt que siempre un gladiador bien pago al servicio del poder económico o Jorge Lanatta que de ser un periodista de izquierda paso a ser un mercenario comunicacional de la derecha, o el Almirante Massera que con la misma practicidad que hacia torturar militantes politicos antisistema para sacarles información y después si podia los reclutaba para que trabajaran políticamente para su futura candidatura presidencial.
Ejemplo emblemático fue el jefe Montonero Mario Firmerich que envio desaprensivamente a la muerte miles de militantes valiosos en pos de su “conducción esclarecida” de la lucha revolucionaria o la actitud ambivalente de Galimberti que paso de liderar la lucha revolucionaria contra la oligarquía y el imperialismo pero pocos años después después termino trabajando jerárquicamente con la oligarquía, más específicamente con los Born o siendo socio en una empresa de seguridad (Universal Control) con prominentes jefes de la C.I.A.
El mismo arco político recorrido su protegida Patricia Bulrrich que de ser una revolucionaria anti oligárquica y antiimperialista termino trabajando y al servicio político la más recalcitrante oligarquía contemporánea argentina y es miembro prominente de la NED (National Endowment for Democracy), una pantalla operativa de la C.I.A.
Solo sería en parte mitigable echarle la culpa al egocentrismo de estos últimos tres personajes mencionados si en realidad, como dicen algunas Cronicas del periodismo de investigación, es que todos ellos en realidad fueron agentes infiltrados del enemigo oligárquico imperialista y sus lacayos de momento: las Fuerzas Armadas Argentina.
Esto es algo que por su comportamiento, asociaciones y alineamiento político posterior es muy plausible que sea asi, en particular en los casos de Roberto Galimberti y Patricia Bulrrich.
Debido al protagonismo comunicacional, histórico político o social que suelen tener estos personajes desencadenan en la población variados sentimientos que van desde la admiración al repudio visceral. Esa admiración o respeto que generan muchas veces quizas se debe a que despiertan dentro de la psiquis profunda de las personas una cierta necesidad biológica de ese referenciamiento en individuos que desde su lugar de acción en cierta medida emanan ese estereotipado liderazgo ancestral de manada que se halla inscrito en nuestros genes, por lo que esta actitud de embelesamiento entonces esta más emparentada con lo biológico inconsciente emocional que con lo racional.
Es de enajenados mentales o de ignorantes venerar a aquellos que no genera un daño superlativo propio, a la comunidad o la nación con sus acciones donde en realidad, en el fondo, a estos referentes sociales solo los impulsa satisfacer su interés personal y su egocentrismo sin importarles si es a costa del bienestar del prójimo.
Son Seres Egocéntricos Peligrosos para el resto de la sociedad no solo por el estropicio mayúsculo que generan al país y a la ciudadanía sino también porque tienen un enmascaramiento empático con ella, algo que disimula su accion deletérea.
Pensemos muy bien quienes son los referentes politicos, sociales y comunicacionales que nos influyen, que nos cautivan ya que con una buena y meditada valoración estará en cierta medida garantizado que tengamos una elección acertada para tener una información confiable o un referente político que nos guie con una cierta ética y sabiduría hacia bien común.
Pero si somos descuidados, si valoramos en forma superficial o frívola como relevante algunas cualidades superlativas que puedan llegar a tener estos personajes por sobre aspectos ético morales humanistas o directamente somos acríticos respecto a ellos corremos el serio riesgo de ser unos imbéciles creyentes de mercenarios comunicacionales e idiotas útiles de politicos cipayos e inescrupulosos que nos usufructúan maliciosamente en beneficio propio.

