
POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI
Desde que ocurrió lo que ocurrió estoy acá solitario en la ciudad. Yo era un hombre feliz o por lo menos eso creía de mi vida. Pero un día cayó ese asteroide y destruyó todo.
Soy el último sobreviviente en la ciudad infinita.
Soy ingeniero en programación y pude crear una imagen de inteligencia artificial. Ahí fui poniendo características de las mujeres que he amado. Esa imagen fue tomando forma y está ahí afuera ahora observando y tratando de entrar a la cueva.
-Escucha hombre yo soy Ailén tu amada y necesito que me dejes entrar.
-No puedes porque vas a destruir la última esperanza que tengo de encontrar algún sobreviviente.
Estoy acá en la cueva con las computadoras. Como soy un experto pude reconstruir un programa y conectar a energía subterránea y crear unos circuitos que pueden conectarme a energía satelital. Ayer pude percibir una linea de vida en otra parte.
La inteligencia artificial está ahí afuera y usa la voz de Judith y miro por los vidrios de protección y tiene el rostro de Sofía y la piel de Laura. Las piernas son las de Catherine, bien formadas y bellas con ese color acaramelado. Y los senos apuntan al vidrio y empujan desesperados.
-Hombre déjame entrar que tengo frío.
La inteligencia artificial dice tener frío y le creo porque todos los sentidos pude ponerle. Ha desarrollado la fuerza de un humano. La maldad y la bondad están en ella. Pero sé que puede destruirme si ingresa a la cueva.
Ayer recordaba a mi ciudad. Recorro en sueños las calles y veo a mujeres bellas. Soy un hombre que siempre tuvo muchas mujeres y que tiene una energía sexual que devora piernas. Ahora estoy solo y tengo algo detrás del vidrio y es mi creación. Ese monstruo puede destruirme y si me destruye la humanidad va a perder al último hombre sobre la Tierra.
