
POR FABIÁN ARIEL GEMELOTTI
Estaba en la escalinata del parque esperando y no sabía si venía o no venía. Me había ya fumado un porro y diez cigarrillos. Pasaba el guardia de seguridad y me miraba con esa cara de pelotudo y de policía sin chapa que tienen los guardias privados. Yo estaba tranquilo, ya no me interesaba que viniera. Me distraía fumando y viendo a la gente pasar.
Creo que la amo todavía porque aparece en mis sueños y sus senos todavía cuelgan de su cuerpo. La esperaba. Eso sí, yo disfrutando el cigarrillo y echaba humo.
Ella siempre llega tarde y yo siempre espero como un condenado o un oficinista cansado esperando marcar su tarjeta de salida del infierno laboral.
Me preguntaba qué le habrá pasado. Y también me preguntaba por qué siempre fue tan pelotuda de hacerme esperar. Ella tenía el dominio de mi persona porque un hombre enamorado pierde su dominio y su autonomía. Yo ya no era el de antes, un hombre con sonrisa y tranquilidad. Dicen que el amor destruye, yo no sé si es verdad; pero a mí este amor me está haciendo mucho daño.
Vendrá o no vendrá era la pregunta.
Se me acerca una pendeja y me pide fuego. Le doy el encendedor y prende un porro y se sienta en la escalinata a mi lado.
-¿Estás esperando a alguien? -Su sonrisa muestra una dentadura hermosa y tiene lindas piernas y su cabello es negro y largo. Debe tener 19 o 20 años.
-A mi novia, se está retrasando.
-Yo hace media hora espero a mi novio y siempre se retrasa.
Hablamos de nuestros amores. Compartimos risas. Su sonrisa me daba ganas de estamparle un beso en esos labios rojos. Me la imaginaba sacando la lengua y que me lamiera la cara.
-Estoy ansiosa.
-Yo también.
Ahí a lo lejos veo que se va acercando mi novia. Viene caminando despacio como despreciando los pasos. Me levanto rápido y tengo una erección que hace bulto en mi pantalón. La chica se da cuenta y sonríe. Siento vergüenza y trato de bajar la remera así tapo el bulto.
-Ya nos tenemos que despedir. Ahí parece que viene tu amada. Te voy a extrañar porque fui feliz en estos instantes que conversamos.
Mi novia llega y me abraza y mira a la chica y la chica se va caminando. Me pregunta y le digo que me pidió fuego y no sé quién es. Nos vamos caminando con mi novia y doy vuelta la cabeza para ver a la chica y la veo abrazada caminando con un muchacho. Ella en ese instante da vuelta también la cabeza y me sonríe.
