MISMOS PROBLEMAS, DISTINTOS PERSONAJES

POR MANUEL ROSSI (*)

La avanzada de ultraderecha es la principal protagonista de la década que transitamos. Algunos cuestionarán, absurdamente y solo para distraer, el concepto de ultraderecha consultando al mismo tiempo por los motivos de la ausencia de uso de la palabra “ultraizquierda”.

La razón es simple: la derecha arrebata el eje del mundo en su afán de dominación, por lo tanto, no puede existir otra medida más que la derecha a la hora de definir a un accionar político.

La misma derecha devora todo a su paso, haciendo que solo sea compuesto de conservaduría y cinismo la totalidad del espectro político. La misma derecha define lo que está bien y lo que está mal. Entonces, se trata de si sos enemigo o aliado.  Se trata de polarización, lo que no es derecha es necesariamente binario: bueno o malo.

Y lo binario no entiende de exceso: se es enemigo o no. Se le dispara o no se le dispara. Por eso no hay “ultraizquierda”: porque la izquierda es sencillamente eliminable.

Las lógicas de correr las barreras de lo permitido es el matiz reinante desde principios de siglo –no hay duda en esto, solo hay que pensar en el accionar de los personajes que abrieron las puertas del periodo histórico corriente como Bush, Chávez y Putin- y así fue como se normalizó el hecho de que atentar contra el bienestar público sea una opción elegible. Situación que trae de vuelta discursos fallidos pero que cuando la locura se certifica de cotidiano vuelve a tener lugar en el tablero de ajedrez de la realidad.

Hoy en día vuelven a brillar por su incompetencia, liderazgos arquetípicos del tristemente célebre neoliberalismo tecnócrata vinculado muy estrechamente con el monetarismo, y su famosamente nefasto disfraz noventero argentinísimo “Menemismo”.

En ese entonces, en un torbellino de mentiras, especulaciones, traiciones y piedra libre para la peor de las miserias éticas que se le pueda ocurrir al diseñador de un catálogo del infierno en la tierra ocurrían cosas que no estaban planificadas por nadie. Claro, a los ingenieros del averno rioplatense, a veces se les salían las cosas de control.

A los amantes del shock les gusta jugar con las vidas de las personas y siempre tienen a mano el manual de instrucciones para reprimir. Pero algunas otras veces, algunas voces no están en ningún manual, ni previstas en ninguna planilla de Excel, ni en el consejo de expertos.

Así fue la aparición de Norma Plá, un pequeño cortocircuito inesperado en los diagramas del sistema, que protagonizó la defensa contra el abandono y desfalco de una clase social, planificado desde una estructura piramidal que hacía negocio con la muerte durante la última década del Siglo XX ocupando el tantas veces mancillado sillón presidencial.

Dicen que la grieta es ideológica, moral, ética…

Tantas cosas se han dicho al respecto…

Y lo que más describe a la grieta es el hecho de si se hacen negocios con la muerte o con la vida de las personas.

Existen dos capitalismos, el capitalismo de la vida y el capitalismo de la muerte.

El primero regla de la A a la Z en post del progreso y bienestar de unos pocos colmando de monetarismo hasta el hartazgo. Sólo cuando se necesita expandir la población. El segundo es el que golpea a los jubilados hoy en día, cuando se necesita que la gente viva poco, trabaje mucho y no progrese, para concentrar la riqueza en pocas manos llenas de sangre y plusvalía.

Hoy vivimos el capitalismo de la muerte, donde los sujetos son recursos para concentrar la riqueza de unos pocos que deliran con viajar al planeta Marte. Siendo Marte, un reflejo de lo que realmente somos: un paraíso de muerte.

Hoy, 2025, las élites sueñan con colonizar otros planetas, mientras que en la década del 90 prometían viajes a la estratósfera. El más horrible de los remakes que cualquier pantalla pueda proponer.

Volviendo a los jubilados, hay una gran diferencia, pero notable similitud al mismo tiempo, de cómo se desarrolla su plan de ejecución ante un poder nefasto y corrupto que vive de la muerte: hubo un hombre que los defendió. Por simple ideal. Un megamillonario. Pero uno que fue un error del sistema durante toda su vida.

¿Se imaginan si un megamillonario que no necesita nada da la cara en los medios defendiendo a los jubilados?

Jamás pensarías que alguien como Bill Gates o Jeff Bezos pudiera hacer algo así…

Pero la verdad es que, aunque inverosímil eso, de hecho, ocurrió.

Más precisamente con un deportista.

¿Se imaginan si hoy en 2025, alguien como Lionel Messi, que no necesita de nada ni de nadie, estuviera entre protestantes ante las cámaras de televisión exigiendo que a quienes trabajaron toda su vida no se les abuse monetariamente ni se les niegue salud básica?

Totalmente inverosímil, ¿verdad? Pero eso… No es ficción, es historia: ocurrió.

De entre tantas otras cosas que hacen inverosímil y hasta ridículo al personaje en cuestión, esta es, sin duda una de las huellas más importantes que dejó y que se convirtió en bandera para que en este 2025 el fútbol vuelva a ser protagonista, pero por una razón más que encomiable: la defensa de la tercera edad ante el atropello gubernamental.

Diego Armando Maradona, personaje polémico si los hay, dejó huellas que, aunque el actual vocero presidencial y sus acosadores de internet asalariados quieran borrar, la Historia con letra h mayúscula y sus protagonistas – el pueblo- transforman en bandera a pesar de los errores y delitos que ese ser humano cometió.

Polémico, pero inolvidable. ¿A dónde se ha visto que una persona a la cual no le hacía falta nada,- quizás amor propio y salud mental, pero eso es otro tema- que había llegado a la cima y más allá del éxito profesional, que el dinero no le era escaso, que a donde fuera era admirado y tantas otras bonanzas más…

…saliera a las calles a defender a los más abandonados de nuestra sociedad?

Eso es algo inédito. Algo inédito, que inspiró hoy en 2025 a las hinchadas de todo el fútbol argentino a defender a los viejos.

Increíble, pero al parecer, el ser humano lleno de dolor y tragedia que fue Maradona murió.

Pero el Diego de la gente, sigue más vivo que nunca, haciendo ruido al que no quiere escuchar.

Haciendo Lío, como Jorge Mario Bergoglio recomendó hacer por el Amor al Prójimo y en Defensa de los Débiles. Ambos siguen vivos, siendo incómodos para el poder.

A veces la sensación de que todo está perdido y de que la anomia social es la ley suprema dan pie a pronósticos y análisis pesimistas, con la horrenda sensación de que todo vale, no hay límites y la sociedad está fragmentada mientras el único valor es el que cotiza en bolsa.

Pero no: si, hay límites. Y hasta a veces, los valores comunes –o en su defecto- el límite de tolerancia ante la inmoralidad une: en este caso, el abuso contra los más débiles. No se puede jugar sin compartir la pelota, y no se puede jugar contra alguien que está pasando hambre. Eso no es juego, es abuso.

Y eso es lo que une a las hinchadas argentinas: no se puede jugar con abusivos, y no se puede jugar si un amigo la está pasando mal. Porque eso no es juego, es abuso. Y si el otro sufre, no se puede jugar. Hay que parar la pelota.

Eso es lo que une a un cuervo y a un bostero en el cielo: defender a los débiles y la agraciada imposibilidad de perder la empatía por los amigos con los que se juega.

Siempre habrá un halo de misterio en porqué una pelotita encandila hasta al más erudito, o al más elevado, o al más poderoso. Y eso es porque en el ritual de los estadios hay lugar para todos. Desde los pibitos hasta los viejitos.

Lamentablemente otros piensan diferente. Hoy los megamillonarios quieren para el pueblo vidas cortas, más productivas que nunca y para ellos viajar a marte mientras intentan vencer a la muerte con píldoras e inyecciones. Jamás veremos al mejor jugador del mundo o a un monarca eclesiástico gambeteando al poder por defender a los jubilados o a los más débiles. Eso paso una sola vez. No volverá a pasar. Pero ver gente rica volviéndose loca por poder mientras habla de naves espaciales…

…Eso si que lo vemos, y es solo el comienzo.

(*) NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA IMPRESA NRO. 17 – ABRIL DE 2025

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