
POR ALBERTO CORTÉS 
Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá formaron, entre 1819 y 1831, una sola Nación: La Gran Colombia.
En sus cuatro subregiones, se han producido/se producen, hechos significativos.
En Venezuela hubo, el 25 de Mayo, Elecciones de Gobernadores, Asambleístas Nacionales, y algunos cargos más.
El sector ultraderechista de la oposición, con Corina Machado y otros a la cabeza, llamó a boicotearlas. En los días previos y posteriores, el Ministerio del Interior y Justicia anunció decenas de detenciones y mostró armas, explosivos y otras pruebas de que este grupo planeaba atentados contra centros de votación, personalidades del oficialismo y la oposición, las embajadas de Colombia, Francia y España; hospitales, etc., así como la petrolera estatal PDVSA; todo lo cual fue desmantelado.
Aunque exhibieron pruebas de algún aporte desde organismos oficiales de EE.UU.; en este caso, el grueso del financiamiento provino aparentemente del narcotráfico, golpeado en los últimos tiempos por el secuestro de más de 14 toneladas de cocaína por el Gobierno.
La detención más notoria fue la de Juan Pablo Guanipa, uno de los principales laderos de Corina, cuyo nombre aparece repetidamente en vinculación con los actos violentos que se preparaban.
En cambio, su hermano, Tomás Guanipa, fue electo, igual que Henrique Capriles (otrora candidato de peso en una elección presidencial contra Chávez), Luis Emilio Rondón y Stalin González; entre los 29 diputados opositores resultantes. El Polo Patriótico (encabezado por el chavista Partido Socialista Unido de Venezuela), obtuvo 256.
La oposición, que tenía 4 Gobernadores (sobre 23 Estados), reeligió 1.
Tal vez la novedad más importante (además del creciente número de sectores de la oposición que abandonan el camino golpista, y se suman a las contiendas electorales), fue la Elección del Gobernador del Esequibo (o Guayana Esequiba). Este considerable territorio está en disputa entre Venezuela y, el Imperio Colonial Inglés primero (que detentaba la posesión de la Guayana Británica), y su sucesora, Guyana, luego; desde el siglo XIX. En 1899, un laudo arbitral, se lo otorgó al Imperio, pero Venezuela lo desconoció más tarde, dado que no estuvo representada allí directamente, sino por delegados nombrados en su nombre, por EE.UU. En 1966, el acuerdo de Ginebra, entre las dos partes, definió buscar una solución por acuerdo mutuo (que aún no se ha alcanzado). Guyana, posteriormente (tras el descubrimiento de importantes yacimientos petrolíferos y acordar con la Exxon Mobil) acudió a la Corte Internacional de Justicia, pretendiendo que ésta dirima la controversia. La Corte sólo está facultada a intervenir, si ambas partes lo acuerdan, o si han aceptado (al incorporarse a los instrumentos de creación de esa Corte), someterse en general a la misma (que no es el caso de Venezuela).
Venezuela realizó en 2023 un referéndum consultivo donde no sólo se reafirmaban los derechos venezolanos sobre la región (Es como si Argentina hiciera una consulta popular interna, sobre los derechos argentinos sobre Malvinas. El resultado estaría cantado en este punto). También se definió la creación del Estado Esequibo, cuyo Gobernador se eligió ahora, así como otorgar ciudadanía venezolana a sus habitantes. Guyana intentó impedir ese referéndum, yendo a la Corte. Esta (que está para dirimir conflictos entre Estados), no puede obviamente opinar sobre decisiones internas de cada estado (como el referéndum), y no lo hizo. Pero emitió un fallo, que incluye puntos tales como que Venezuela se abstenga de tomar medidas que modifiquen la situación, y todo el aparato propagandístico mundial de los EE.UU. (con ramas en cada país, que se autopresentan como “Prensa Independiente”) difundieron estos aspectos del fallo como “triunfo de Guyana”, cuando ésta en realidad había solicitado la suspensión del referéndum, que no se otorgó. Ahora –más allá de las fuertes amenazas de Guyana a quienes votaran en la elección del domingo pasado-, se eligieron Gobernador y 8 Diputados a la Asamblea Nacional por ese Estado.
En Colombia, Gustavo Petro había llegado al Gobierno, en 2022 (prácticamente el primero no oligárquico en la historia de ese país, posterior a Simón Bolívar); proponiendo entre otras medidas una reforma tributaria (para que la carga recayera en mayor medida sobre los sectores de altos ingresos), una previsional, otra laboral (restableciendo Derechos de los Trabajadores que los últimos Gobiernos Neoliberales habían ido recortando) y una de salud.
Logró la aprobación de la primera fase de la reforma tributaria (aunque luego los congresistas de derecha consiguieron frustrar la segunda) y la reforma pensional (que incluía especialmente una especie de moratoria previsional, como la que en Argentina acaba de sepultar el mileísmo).
Pero ante la feroz resistencia parlamentaria a la laboral, propuso una consulta popular sobre la misma, a la ciudadanía; que seguramente le habría otorgado gran respaldo, y colocado entre la espada y la pared a los congresistas reaccionarios que se oponían a la aprobación.
Hace un par de semanas, en una votación ajustada, pero fraudulenta, el Senado rechazó la realización de la consulta popular. Petro se apoyó entonces en los sectores sociales, que comenzaron un proceso de debate y movilización populares, siendo el Paro Nacional del 28 y 29 de mayo, uno de sus puntos culminantes.
En paralelo, el Congreso volvió a tratar apresuradamente la reforma laboral (ahora descafeínada), eliminando aspectos centrales de la propuesta presidencial, pero haciendo también algunas concesiones, tratando de restar potencia a la movilización popular, que es lo que más les preocupa.
En Ecuador, tras el fraude electoral que impuso la reelección de Daniel Noboa, la Revolución Ciudadana denunció miles de inconsistencias, y reclamó abrir las urnas y constatar. La negativa de las autoridades electorales era previsible: Están, como casi todos los cargos claves de los diversos organismos estatales, supuestamente “independientes”, puestas por los gobiernos neoliberales de Moreno, Lasso y el actual.
Noboa profundiza su entrega a los EE.UU., permitiendo (en contra de lo establecido en la Constitución), la presencia de tropas y barcos Norteamericanos, especialmente en Galápagos; contrata al Norteamericano Eric Prince (fundador de la empresa de mercenarios Blackwater), supuestamente para ayudar a la Policía a combatir al crimen organizado (que ha aumentado exponencialmente durante los gobiernos posteriores al de Correa), pero que desde allí conspira contra Venezuela.
Se multiplican, al mismo tiempo, las denuncias y evidencias –en varias latitudes- de que el complejo empresario del presidente y su familia, son parte muy importante de la logística que permite que Ecuador sea hoy la vía de salida del 70% de la cocaína producida en Colombia.
La ex fiscal general Diana Salazar (una pieza clave en la persecución política de la Revolución Ciudadana, persecución que mantiene en prisión al ex vice Jorge Glass, secuestrado mediante la invasión de la embajada de México, en violación sin precedentes de la soberanía de otro país; y que obligó a exiliarse a muchos otros dirigentes de ese partido), acaba de ser designada embajadora en Argentina, inmediatamente después de su renuncia a la fiscalía. Pero el decreto de designación revela que Milei había ya dado el beneplácito a su nombramiento hace más de un año. O sea que una funcionaria judicial, supuestamente “independiente” del Ejecutivo, estaba de hecho subordinada al mismo, que la premiaría con la Embajada, en forma ostensible.
A pesar de la persecución (judicial, pero sobre todo mediática), y de haber derrotado en elecciones presidenciales al correísmo: Primero, por traición de su propio candidato (Lenin Moreno), luego en dos balotages, por poco; y finalmente en la última, por fraude; éste sigue siendo la mayor fuerza política del país, en la Asamblea Nacional, con los principales Gobiernos locales, capacidad de movilización, y logró derrotar a los oficialismos neoliberales en las consultas populares convocadas por ellos mismos.
En Panamá, el Gobierno Ultrareaccionario de Raúl Mullino, enfrenta grandes movilizaciones sociales, durante huelgas que ya llevan un mes, en contra de la reforma previsional de signo regresivo, impuesta por el Gobierno, y otras medidas. Este Presidente, ha sido, además, el que más ha cedido a las presiones de Trump (a pesar de que obviamente se tuvo que oponer, de palabra, a las exageradas pretensiones del Presidente Estadounidense de volver a apoderarse del Canal; como antes de los acuerdos Carter-Torrijos). Sus principales concesiones han sido no renovar la adhesión del país a la iniciativa China del Cinturón y la Ruta, y algunas modificaciones en la gestión de puertos en los alrededores del Canal, más allá de que fuera totalmente falso el supuesto “Control Chino” del mismo, como exageró Trump.
En cada rincón de la vieja “Gran Colombia”, como en cada rincón de América Latina y el Caribe, prosiguen las luchas entre las fuerzas que buscan la definitiva emancipación y el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos; y los agentes de la dominación Norteamericana, en franco declive en el Planeta, pero que busca compensar aferrándose a lo que siguen creyendo su “Patio Trasero”.
