
ESCRIBE FABIÁN ARIEL GEMELOTTI
Como dije cuando publiqué mi libro Las Librerías de Viejo de Rosario, este ensayo/crónica no es un trabajo de investigación; es una aproximación a lo que es el telo en la Cultura Popular. Recurrí a libros que he leído y a mi memoria, porque cuando se escribe lo principal es la memoria y después los libros; la memoria también es Bibliografía, quizás mucho más importante que cualquier documentación bibliográfica tradicional.
¿Qué es la memoria? El escritor está construido de libros. Escribe porque leyó libros. Nadie escribe si no ha leído. Pero también el escritor escribe porque tiene memoria, eso es lo principal que le permite sentarse a escribir. Sin memoria, sin retención de hechos e imágenes es imposible elaborar un texto.
Nuestra biblioteca se va formando con años de lecturas y de compras de libros. Primero empezamos en la adolescencia y son los primeros libros. Después vamos acumulando y acumulando. No leemos todo lo que tenemos, sería imposible. Es como pretender acostarse con todas las mujeres que nos gusta, eso es imposible. Pero los libros que leemos nos sirven para que nuestra memoria vaya creciendo. Y al igual que las mujeres que amamos o que fueron simples aventuras que ahora serán la Bibliografía de este pequeño ensayo sobre telos.
La palabra Hotel (Historia de los alojamientos en la Antigüedad: Sebastián Del Pino, 1926, Barcelona) «deriva de la palabra ‘Hospes’ que significa Anfitrión. Al mismo tiempo Hospitalidad deriva de la palabra ‘Hospitum’, del latin». Los primeros alojamientos surgen en la Mesopotamia para alojar viajeros. En la Antigüedad para comercializar productos el hombre caminaba o andaba en carros, en caravanas o solitario. Debía descansar y alojarse. Algunos dormían a la intemperie y los que tenían algo de dinero en lugares destinados a alojar viajeros. Se pagaba con el trueque de productos: aceites, telas, comestibles, etc. Ya en el Siglo V antes de Cristo el pago se empieza a realizar con dinero, había surgido la Moneda y convive bastantes Siglos con el Trueque.
Alojamientos o posadas (se discute el termino y es según criterios históricos) fue la constante del Mundo de la Antigüedad.
En la Edad Media el Hotel adquiere otro significado. Los peregrinos religiosos y viajeros necesitan alojamiento muy cómodo. Eran Hoteles no en el sentido que lo conocemos ahora, lugares modestos pero cómodos y organizados. Con el surgimiento de la burguesía, de ciudades más organizadas y con una estructura más ciudadana los Hoteles adquieren un significado importante. Toda ciudad medieval tiene su Hotel y posadas para comer y dormir. Los Monasterios también dan alojamiento a menor precio y comida a viajeros.
Ya en los siglos XVI, XVII y XVIII el alojamiento se va haciendo más cómodo. Y más rentable. Surgen Hoteles con un prestigio importante en ciudades bien estructuradas como París y Londres.
Pero el Hotel que conocemos en la actualidad, ese Hotel con sirvientes, mucamas y receptores y reservaciones surge a partir de mediados del Siglo XIX con el avance de los Ferrocarriles y la creación de lugares de veraneo para la burguesía y las clases altas.
Julio Verne nos habla en su obra de Hoteles. Recordemos La Vuelta al Mundo en Ochenta Días, ese gran libro sobre el crecimiento de los Ferrocarriles y el viaje como placer y no como simple viaje comercial o de peregrinaje religioso. También Victor Hugo y Alejandro Dumas nos cuenta de Hoteles de clase y de calidad. Y nos hablan de cadenas internacionales de Hotelería.
Hice un pequeño recorrido sobre Hoteles, una introducción muy simple y fácil de entender. Pero ahora vayamos al telo. Sí, te invito a meterte en el telo conmigo.
Volviendo al principio de este ensayo, digamos que el escritor tiene dos cosas importantes en su vida: su Biblioteca y sus Mujeres. Al morir esa Biblioteca en dos días se liquida por monedas a anticuarios usureros. El Librero es un usurero que está todo el tiempo pensando dónde comprar barato para vender caro. Y la Biblioteca de un muerto es algo barato porque la familia liquida todo rápido para vender la propiedad del escritor. Siempre fue así, no hay excepciones. Y después está su vida privada de sexo y pasiones. Nadie se lleva nada a la tumba, por eso el escritor al morir es desalojado de sus pasiones. Entonces hablemos de telos, de sexo y locura. Pánico y locura en Las Vegas se desarrolla en un Hotel. Un libro sobre la locura de un escritor. Adiós a Las Vegas también nos muestra Hoteles. Esos dos libros resumen esa Locura que es la Literatura. Porque la Literatura es Locura, no es para personas «Normales»; no tiene normas y no tiene límites.
La palabra telo es muy Argentina, en otros países no se usa. En Estados Unidos es un Hotel Transitorio. En Europa hostal, ese magnífico filme de sangre y perversión Hostal nos muestra la locura y las drogas en una Europa del Este donde dos jóvenes universitarios buscan pasarla bien. Sí bien el hostal no es un telo propiamente dicho, en Europa al telo nuestro se lo llama hostal.
Según la Academia de Lunfardo telo sería Hotel invertido sin h. O sea Hotel es el telo, pero ya no es el simple Hotel Familiar. El telo es el lugar de la pasión, el sexo y la diversión.
A principios del Siglo XX ya había muchos telos, pero no era para parejas. El telo era para la prostitución. Eran casas con catres, baños compartidos y donde la prostituta esperaba a sus clientes. Con la Ley de Profilaxis y la clausura de prostíbulos por Agustín P. Justo surge el telo con otra modalidad: aparecen Hoteles por hora para parejas. Si bien eran lugares «turbios» para amantes, también parejas se animan a ir a disfrutar del sexo.
En la novela Adiós a las Vegas se nombra al telo nuestro como Hot Sheet Hotel, lo cual es nuestro telo. Carver tiene un poema en su libro De qué hablamos cuando hablamos de amor sobre una pareja que va a esos lugares a tener sexo. Es una pareja de amantes, el tipo está casado y se encuentra con una adolescente en una habitación y fuman y beben y tienen sexo.
En los años ’30/’40 y ’50 era amueblada. «Me fui a la amueblada con la Rosa». Telo dicen que se empieza a usar más tardíamente, aunque hay historiadores que dicen que la palabra es vieja y se empezó a usar a principios del Siglo XX y convivió con amueblada por varias décadas.
En 1966 Fernando Ayala nos regala un filme bien Argentino: «Hotel Alojamiento». Y Gerardo Sofovich en 1986 nos regala «Camarero Nocturno», con Tristán. Y la Cigarra es otro filme setentista que habla de telos. Ese hotel existe, La Cigarra está en Godoy 2800 en Palermo. Es un telo. Fui una vez con una amiga a conocerlo.
Durante la Dictadura Genocida los telos dejaron de llamarse telos y pasaron a ser Albergues Transitorios. Estaba prohibida la palabra telo. Los Militares fueron Represores de la sexualidad y puritanos. No querían Cine de tetas ni sexo y regían con normas la vida sexual de la juventud. El Proceso crea toda esa idiosincrasia argentina de persecución a la homosexualidad, a la marihuana, a la cultura del sexo, al libre amor heterosexual, a la libertad de elegir el goce. Durante el Proceso los libros que hablaban de sexo eran prohibidos y sus escritores perseguidos. Siempre me pregunté el por qué y es muy simple: el sexo es libertad, la expresión más libre del ser humano. Y una sociedad libre no se puede doblegar.
Ya hice un recorrido histórico, si querés saber más vas a tener que buscar libros. Ahora vayamos a mi memoria y a los telos que recuerdo de Rosario.
En la Circunvalación tenemos el telo Las brujas, en Circunvalación y Juan B. Justo. También tenemos El gato Negro. Es el más lindo. Hay piezas con hidro y toboganes y camas redondas. Ahí una amiga pinchó un colchón de agua e inundamos una habitación. Teníamos 17 años los dos y salimos corriendo por la Circunvalación.
El Hotel 77 queda yendo por Mendoza bien al final donde termina el recorrido del trolebús. Ahí un vecino iba todas las tarde a ver si enganchaba a la mujer con el amante. Un día la ve entrar con el carnicero del barrio y el vecino entra al hotel y tira la puerta abajo de una habitación. Se equivocó de habitación y un travesti musculoso lo demolió a trompadas. El amante y su mujer lo llevaron en auto al Hospital.
El Siervo Blanco es un Hotel yendo para Granadero Baigorria. Ahí las habitaciones son estupendas.
Estos son hoteles para el que tiene auto o moto.
En Amenábar al 1700 está el telo El castillito, tiene un mirador adelante y por eso se le llama así. Habitaciones muy feas pero ese telo permite entrar de a tres. Los tríos se hacen ahí. En enero de 2023 fuimos con una novia y su amiga a pasar la noche.
Pero hablemos de los telos de la Terminal, los más tradicionales y lindos. El hotel Casas en el Pasaje Casas cerró en 2024. Era el más lindo. Ahí la hija de un amigo era fanática de la habitación 13. Después tenemos el Hotel La Conde, el más limpio y bello que queda. Habitaciones con hidro. El más caro es el Crass, habitaciones muy lindas pero son estrictos con los horarios. Sí fuiste dos horas y estás en la culminación del polvo te suena el teléfono y fuiste.
El Hotel Metro enfrente del Patio de la Madera es un telo bien telo: luces rojas y habitaciones con espejos en el techo. Ahí a una amiga Nicol le gustaba mirarse en esos espejos y su cuerpo de princesa iluminaba la habitación.
Hay otro más que tiene un nombre en francés. Ahí me caí y me abrí la cabeza con la punta del hidro. Mi novia Eliana se desmayó del susto al ver sangre por todo mi cuerpo. Fuimos al Hospital y me cosieron.
En Pichincha está El Ideal, gran telo. Habitaciones de dos pisos con piletones para nadar. En mi libro El inefable Doctor Klon hablo de este telo.
Zona sur tuvo muchos telos. Ya no quedan. Cerca de la Villa La Lata estaba un telo donde era arriesgado ir pero barato.
Hay muchos más, en el Centro y Alberdi y otros. Supo haber como cincuenta en Rosario. No quedan más de ocho en toda la ciudad.
¿Se coge menos? No creo que sea así, pero ya esa costumbre del telo se fue diluyendo y esa cosa de trampa y prohibiciones fueron siendo absorbidas por la institución de la «Libertad»; porque lo prohibido posibilita la transgresión.
Telo, el famoso telo donde todos fuimos con novias, amantes y la vecina del barrio.


Un comentario en “UNA APROXIMACIÓN A LO QUE ES UN TELO”