CHOLVIS: MAESTRO CONTABLE-ECONÓMICO AÚN VIGENTE

Aquí presentamos sus ideas acerca de su posición respecto a la Protección y Conducción de la Economía.

     Para desvanecer equívocos es preciso dejar bien sentado que existen dos formas nítidamente diferenciadas de protección y conducción de la economía. Una defiende los intereses de grupos minúsculos, frustra el desarrollo económico y mantiene el atraso. Otra muy distinta es la gestión del Estado que acelera el progreso nacional y eleva el bienestar de la población con una política económica formulada para suprimir los latifundios, fomentar la expansión de la industria, ampliar el mercado interno y combatir la acción de los monopolios y trust internacionales. En el Estado, y no en la empresa privada, se halla la fuerza motora del desarrollo económico, cuando el poder político está al servicio de la comunidad. (1*)

     La gestión directa del Estado para impulsar el desarrollo económico y el bienestar social, no enajena ni la libertad, ni la conducta, ni la iniciativa de los individuos. Persigue el interés de la comunidad, con lo cual va de suyo que procura también el interés de cada uno de sus miembros. Si la libertad, la conducta o la iniciativa de un individuo se hallan en pugna con el interés de la comunidad, ésta tiene que prevalecer en todos los casos y nadie debe sentirse menoscabado por ello. (2*)

   Sin una protección arancelaria adecuada, nominal y efectiva, la industria de los países subdesarrollados no puede prosperar, y entonces el desarrollo económico se torna en extremo dificultoso (3*).

  En nuestra opinión, el proteccionismo es de toda necesidad para promover el desarrollo industrial de los países atrasados, pero por supuesto no es ésta la única vía para alcanzar ese objetivo. Todas las naciones que hoy gozan de un alto desarrollo fabril han seguido esa política y los países subdesarrollados no deben abandonarla, porque es un recurso de suma importancia para acelerar el proceso de la industrialización. El argumento según el cual la protección aduanera perturba el desarrollo económico y social carece de valor. Mucho más dañino es el proteccionismo de los países desarrollados en perjuicio de las naciones de economía atrasada y dependiente, y lo menos que puedan hacer éstas es adoptar medidas contundentes para la defensa de su industria (4*)

   El perjuicio que la protección aduanera causa a los consumidores con el alza de los precios es el argumento de mayor fuerza contra el proteccionismo. Pero la defensa de la industria no debe medirse con esta vara. Lo mismo sucede en los países de gran desarrollo industrial con los aranceles y las restricciones cuantitativas y sanitarias que ponen en vigor para no permitir la importación de productos agropecuarios. El mayor precio a cargo de los consumidores es un sacrificio relativo frente a las razones que justifican la protección aduanera. La preservación de la industria, la absorción de la mano de obra excedente, el mejoramiento de los términos del intercambio, la defensa nacional, las economías externas que brinda la industria, la complementación fabril y la integración de la estructura productiva, son móviles que compensan con creces ese mayor precio que tanto invocan quienes se oponen a la protección arancelaria (5*).

1* “Esencia de la Economía Latino Americana” – Pág. N° 50

2* “Esencia de la Economía Latino Americana” – Pág. N° 51

3* “Pautas para el Desarrollo Industrial” – Pág. N° 138

4* “Pautas para el Desarrollo Industrial” – Pág. N° 146

5* “Pautas para el Desarrollo Industrial” – Pág. N° 147

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