
ESCUELAS, VACUNA Y PRESENCIALIDAD
Estamos frente al inicio de un nuevo ciclo lectivo. No se trata de cualquier inicio porque el contexto de pandemia en el que nos encontramos desde marzo de 2020 está lejos de haber finalizado.
En la decisión del gobierno nacional y de todos los gobiernos provinciales de la vuelta a la presencialidad “a como dé lugar” se combinan diferentes razones:
- El lobby que desde hace tiempo vienen haciendo las patronales de las escuelas privadas, que ven mermadas sus ganancias porque una parte importante de las familias del estudiantado no pagan las cuotas. Cabe señalar que los salarios docentes de estos establecimientos no se ven afectados, ya que el 90% recibe subvención estatal, es decir que se sostienen con nuestros impuestos.
- Las distintas presiones que ejerce el modo de producción de nuestra sociedad: el empresariado quiere que los trabajadores y las trabajadoras que están con licencia por el cuidado de sus hijos e hijas retornen a sus empleos, problema que resuelve la escuela al constituirse también como lugar seguro donde dejar a niños, niñas y
adolescentes mientras sus padres y madres venden su fuerza de trabajo. Por otro lado, fabricantes, importadores y comerciantes que sostienen sus ganancias a partir de las ventas de todo lo que rodea el regreso a las aulas (uniformes, guardapolvos, mochilas y demás artículos de librería) presionan para reactivar sus negocios. - Las elecciones del mes de octubre y los falsos y mezquinos debates que se dan entre el oficialismo y el sector de Cambiemos, que hace tiempo viene fogoneando con su slogan “Abran las escuelas”.
Hasta hace unos meses, las condiciones para el regreso masivo a las aulas dependían de la nula o baja circulación del virus. Incluso el Presidente de la Nación enunciaba categóricamente: «A todos nos preocupa la economía, pero más nos preocupa la salud de la gente».
¿Por qué un gobierno que afirmó priorizar la salud y la vida por sobre la economía, hoy da vuelta su discurso?
¿Dónde quedó el respeto por lo establecido en los protocolos del Consejo Federal de Educación en los que se hacía referencia a un “semáforo epidemiológico” que indicaba en qué momento era posible el retorno a la presencialidad?
Cuando se hablaba de los criterios epidemiológicos todavía no se habían incorporado nuevos conocimientos, como la presencia de los aerosoles en el ambiente y la necesidad de una ventilación cruzada que no todas las escuelas pueden garantizar. En ese entonces, el horizonte de la vacuna contra el coronavirus todavía estaba
lejos. Hoy es un hecho. No hay una, sino varias. El gobierno ha firmado convenios con laboratorios de diferentes países para comprarlas; los lotes de la Sputnik V están llegando desde fines de diciembre del año pasado y se está completando la vacunación del personal de salud.
El Ministerio de Salud de la Nación estableció distintas etapas en este proceso. Las franjas de población a vacunar son siete. Los docentes, que tenemos trato directo con niños, niñas, adolescentes y jóvenes (grandes transmisores del virus), estamos en el penúltimo lugar, después de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Según dice el gobierno, para julio estaría asegurada la inmunidad de rebaño. Entonces, ¿cuál podría ser el problema- si la prioridad fuera la salud- de que las clases presenciales esperaran unos meses más?
Queremos regresar a las aulas. Sabemos mejor que nadie que la escuela cuida y enseña a cuidarse. Un retorno masivo supondría la circulación de casi 12 millones de niños, niñas y adolescentes, más sus acompañantes y un millón doscientos mil docentes y no docentes. Si el virus “se mueve con la gente”, como afirman los epidemiólogos hasta el hartazgo, ¿hace falta llevar a cabo este experimento macabro para caer en la cuenta del nivel de contagios y víctimas fatales que esto provocará?
Exigir la vacunación para docentes y asistentes escolares no es en absoluto una cuestión corporativa, como dicen algunos representantes de nuestro sindicato, sino una medida sanitaria innegociable en pos de preservar la vida de buena parte de la población. Por otro lado, conseguir que el cuidado de la salud y la vida en los ámbitos laborales sea un derecho que las patronales deban respetar sería una conquista ejemplar para otros sectores de trabajadores y trabajadoras.
La preocupación pedagógica que parece desvelar a gobiernos, empresarios y sindicatos, no nos es ajena. Es la misma preocupación que llevó a cientos de directivos, asistentes y docentes a estar presente en las escuelas durante todo el 2020, y aquella que hizo que maestros/as, profesores/as, preceptores/as y secretarios/as sostuviéramos el sistema educativo con nuestros propios recursos y a costa de nuestra salud.
Somos los primeros y las primeras en pensar lo pedagógico, por eso planteamos: - posponer la presencialidad hasta que se garantice nuestra vacunación.
- continuar con el trabajo remoto garantizándole la provisión de dispositivos y conectividad a estudiantes y docentes.
- que los compañeros y compañeras reemplazantes sean convocados y convocadas a cubrir cargos y horas para desarrollar un trabajo colaborativo en parejas pedagógicas junto a los y las docentes titulares, disminuyendo la sobrecarga laboral a la que se nos sometió el año pasado.
- confección de materiales pedagógicos situados, que superen la descontextualización de los tan mentados cuadernillos que plantea enviar el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
Este planteo que hacemos, es independiente de cualquier plan de lucha que podamos llevar adelante por nuestros salarios, la estabilidad laboral y nuestras condiciones de trabajo, porque entendemos que la salud es un bien y un derecho social al que jamás debemos renunciar.
Las conducciones sindicales de CTERA, AMSAFE Provincial, AMSAFE Rosario, e incluso las de las CTA, que omiten o ubican en un lugar secundario a este tema, terminan siendo funcionales a los gobiernos nacional y provincial y serán tan responsables como ellos cuando se vean las consecuencias de llevarnos al matadero.
FIRMAN EL DOCUMENTO LAS SIGUIENTES AGRUPACIONES GREMIALES:
CONTRACORRIENTE DOCENTE
COORDINACION DOCENTE
RESISTENCIA DOCENTE EN AMSAFE
