EL ETERNAUTA COMO VOLUNTAD DE ORGANIZACION

SEGUNDA PARTE

ESCRIBE FABIAN ARIEL GEMELOTTI

Oesterheld admiraba el Robinson Crusoe de Daniel Defoe, lo leyó más de veinte veces nos dice en el prólogo a la edición de Ediciones Record de 1976. Oesterheld habla ahí de la primera parte, la segunda parte es distinta. Es más contemporánea de la lucha guerrillera.

La segunda parte es publicada con mucho miedo, había muertes y te la podían poner en cualquier esquina. Hubo autocensura, cosas que no se pudieron decir en la historia. Pero la historia funcionó, se vendió mucho y también se sacaron de circulación en muchos kioskos de Capital. La historia toma otro giro diferente a la primera parte, la lucha armada está en juego y es matar o que te maten.

El Oesterheld Montonero Peronista está presente en la segunda parte. Hubo otra parte en la revista Gente, en 1969. Pero es muy distinta, a la parte guerrillera y Montonera a la que todos decimos segunda parte. Pero no voy a hablar de la segunda parte, que me gusta mucho y la considero una historieta jugada políticamente. Me interesa ahora hablar de la primera parte, ya habrá tiempo para armas y guerrilla.

Cuatro amigos juegan a las cartas, están ahí en la casa de Juan Salvo. Favalli un profesor de física en la universidad. Y Lucas un empleado bancario. Y el jubilado Polsky. Juegan y se divierten. Son aficionados a la radio, a la electrónica. Todo es armonía ahí encerrados. Es puro placer, el placer de la amistad y del ocio. La nevada llega y produce muerte. Es la nevada mortal, copos que caen y si tocan tu piel te matan. Robinson Crusoe estaba en la isla aislado del mundo y su aislamiento no era voluntario. Era un sobreviviente, un tipo que nunca se desanima. Se podría haber matado, pero no. Fabrica cosas, hace una casa y crea una vida propia en su soledad.

Los personajes de Oesterheld están ahí viendo la muerte por la ventana. Y tienen que decidir y deciden por la vida. El Eternauta es la vida, la vida es más importante que se la viva con gente de confianza. Juan Salvo y su esposa y su hijita están ahí con Favalli que todo resuelve con su mente científica. Oesterheld crea una historia de organización. Sin organización nadie se salva, la muerte está ahí afuera.

El Eternauta es la historia de la organización. Para vivir hay que estar organizado y en lucha constante con la voluntad propia. Sin voluntad no hay lucha. El Oesterheld de la primera parte prioriza a la familia, la vida tierna y dulce del bienestar económico de la clase media. La nieve destruye todo. También en 1976 la dictadura destruye familias y es la muerte. Pero estamos en 1957, y Perón ya no está en el Poder. Fue echado por los dueños del Poder.

Me gusta esto de familiar de la primera parte. Es la esencia de toda revolución. Toda revolución armada nace por amor a la familia. Montoneros calza las armas por amor a los hijos, padres y amigos. Fue necesario tomar las armas en los setenta. Pero estamos en 1957, y Oesterheld habla de la familia. Y Juan Salvo escucha a Favalli cuando le dice que las armas son muy necesarias. Y en la primera salida de la casa, con ese traje de goma para que los copos no te maten, Juan va a la ferretería del barrio y busca armas. Hay que matar, o te matan. Es una lucha contra un enemigo invisible. Ellos no saben contra quiénes luchan. No saben ni qué es esa nevada de copos que tienen vida en la muerte. Hay muerte, eso sí lo saben. Por las ventanas de la casa se ven cadáveres. Y en la primer salida Juan piensa en enterrarlos, pero es más importante sobrevivir. La familia es más importante que cadáveres sin enterrar.

El Eternauta es un libro que dice muchas cosas y habla de organización. Pero generalmente muchos lectores y no lectores (muchos nunca lo leyeron y hablan sin haberlo leído) se quedan con la imagen del traje y la lucha en las calles.

Pero El Eternauta habla de la familia, del amor a un hijo, a un padre y a una madre. Habla de solidaridad. Habla de lucha y en toda lucha hay un enemigo. Pero ese enemigo es invisible, así funciona el Poder y así funciona la vida: el enemigo está ahí sin mostrar su rostro y manda a sus soldados a cumplir la misión de aniquilar.

El Eternauta conmueve porque es el amor a la familia, y nada puede movilizar tanto como ese amor.

LA FAMILIA OESTERHELD EN UNA FOTOGRAFIA TOMADA FINALIZANDO LA DECADA DE 1950

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