
En 1955 Ernesto Che Guevara conoció en México a Fidel Castro y a su hermano Raúl, previo a la expedición revolucionaria a Cuba. Guevara entabló una fuerte amistad con los Castro, se unió al grupo como médico y desembarcó con ellos en Cuba en 1956. Instalada la guerrilla en Sierra Maestra, el Che mandó una de las dos columnas que salieron de las montañas orientales hacia el Oeste para conquistar la isla. Participó en la decisiva batalla por la toma de Santa Clara (1958) y finalmente entró en La Habana en 1959, poniendo fin a la dictadura de Batista.
Con el triunfo de la revolución, Guevara fue nombrado jefe de la Milicia y director del Instituto de Reforma Agraria (1959), luego presidente del Banco Nacional y ministro de Economía (1960) y, finalmente, ministro de Industria (1961). Buscando un camino para la independencia real de Cuba, se esforzó por la industrialización del país, ayudado por la Unión Soviética.
Su inquietud de revolucionario profesional, sin embargo, le hizo abandonar Cuba en secreto en 1965 y marchar al Congo, donde luchó en apoyo del movimiento revolucionario en marcha, convencido de que sólo la acción insurreccional armada era eficaz contra el imperialismo. Relevado ya de sus cargos en el Estado cubano, en 1966 el Che lanzó una revolución que esperaba fuera de ámbito continental: valorando la posición estratégica de Bolivia, eligió aquel país como centro de operaciones para instalar una guerrilla que pudiera irradiar su influencia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay.
Guevara y un grupo de cuadros viajaron clandestinamente de Cuba a Bolivia para iniciar una guerra de guerrillas y tumbar al gobierno militar. Guevara y unos 50 guerrilleros se internaron en las montañas. Pocos meses después el ejército boliviano los detectó y empezó una intensa persecución. Para eludirlo, Guevara dividió al grupo en dos, pero jamás pudo reagruparlo. Su diario indica que para fines de agosto los guerrilleros de su grupo estaban fatigados, desmoralizados y que solo quedaban 22; el 31 de agosto el segundo grupo fue aniquilado al cruzar un río.
El 26 de septiembre, el ejército emboscó al resto de los guerrilleros cerca del poblado de La Higuera. Varios guerrilleros cayeron en combate y el Che quedó herido en una pierna. Luego, el 8 de octubre lo capturaron con dos combatientes y los llevaron a la escuela del pueblo.
Al día siguiente, llegó en helicóptero Félix Ramos en uniforme de oficial del ejército boliviano y se encargó de los prisioneros. Dos horas después, el Che y los dos combatientes fueron ejecutados.
Las armas y el equipo de los asesinos fueron Made in U.S.A. El oficial boliviano que lo tomó preso estudió en Fort Bragg, Estados Unidos, donde se preparan golpes de estado, asesinatos y campañas de contrainsurgencia. El “Capitán Ramos” era en realidad Félix Rodríguez, un viejo agente de la CIA.
Desde su paso a la inmortalidad el Che es un símbolo de resistencia a lo establecido, al sistema opresor y al imperio.
En el contexto de crisis por el que atraviesan los países occidentales centrales y, con una alianza latinoamericana cada vez más fuerte, la figura del Che es la bandera que agrupa todos los deseos de vivir en una Latinoamérica Unida y Soberana. [1]
Publicamos a continuación la Carta enviada por Juan Domingo Perón al Movimiento Nacional Justicialista al confirmarse la Caída en Combate de Ernesto «Che» Guevara:
Compañeros:
Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos aquellos que, en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera, luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres del Pentágono mantienen a los pueblos oprimidos.
Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto “Che” Guevara.
Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo que fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ¡Vaya si el “Che” los enmendó!
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que le solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salió hacia México.
Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina.
No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura: el imperialismo, temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de desprestigio. No nos debe sorprender, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se pueden superar sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los monopolios inversionistas del imperialismo.
Las Revoluciones Socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América Latina no van a resolver los problemas nacionales sencillamente porque no responden a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta tarea, la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos.
Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a las nuestras, pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
El peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como Movimiento Nacional, Popular y Revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto “Che” Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica.
Juan Domingo Perón
Madrid, 24 de octubre de 1967 [2]
POR ULTIMO, DESTACAMOS EL DISCURSO DE ERNESTO «CHE» GUEVARA ANTE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS COMO REPRESENTANTE DE LA REPUBLICA DE CUBA, EL DIA 11 DE DICIEMBRE DEL AÑO 1964:
[1] Fuente: www.elhistoriador.com.ar // http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/guevara.htm
[2] Fuente: Revista Sala 2, Año 1, Nº 5. Tomado de www.elhistoriador.com.ar