LAS ELECCIONES DE MEDIO TERMINO

ESCRIBE ALBERTO CORTES

Las Elecciones del 14 de Noviembre, como han sido históricamente las elecciones de medio término en Argentina, constituyeron un test para el gobierno nacional.

El resultado de las P.A.S.O. –si bien allí no se elegían legisladores, sino sólo candidatos para la general- había mostrado un debilitamiento del Frente que había ganado las presidenciales de 2019, en línea con los resultados de casi todas las elecciones realizadas en el mundo durante la pandemia, donde los electorados tendieron a culpar a los oficialismos por las penurias debidas a ésta, aun cuando hubo actitudes muy disímiles y de muy dispar eficacia para encarar esa pandemia, por parte de diferentes gobiernos.

En Argentina, y en especial en la provincia de Buenos Aires –cuya población supera a las de más de la mitad de los países americanos y es un tercio de la del país– la considerable diferencia a favor de los que votaron en las P.A.S.O. opciones dentro de la Alianza de Derecha por encima de los que lo hicieron por la del Frente de Todos tuvo que ver principalmente con el desánimo de votantes oficialistas que no fueron a votar y en mucho menor grado por pasajes de éstos al principal frente opositor.

Alentados por esos resultados, no sólo en esa provincia sino también en otras, los dirigentes más audaces del Macrismo, comenzaron a especular con la idea de hacerse de la Presidencia de la Cámara de Diputados, principalmente por su valor potencial como componente de la línea de sucesión presidencial; en claro preparativo de un futuro golpe parlamentario como los que han dado sectores afines en Brasil contra Dilma, en Paraguay contra Lugo o el que están tratando de motorizar ahora mismo los sectores fascistas de Bolivia y de Perú.

Macri llegó a hablar de una “TRANSICION”, como si estuviera en ciernes un Cambio de Gobierno. La reacción del oficialismo entre las P.A.S.O. y las generales terminó definiendo que, aunque el resultado electoral significó un avance de la Derecha, éste no tuvo la magnitud que ellos esperaban y por eso fue vivido con cierto Aire de Triunfo en el Oficialismo –a pesar de los resultados objetivamente adversos, al comparar con 2019- pero claramente mejores para el gobierno que lo que se temió tras las P.A.S.O.

En la Cámara de Diputados Nacional el oficialismo perdió dos bancas y Juntos por el Cambio sumó una. El primero sigue siendo primera minoría, pero no tenía ni tiene Quorum Propio. En la de Senadores el Oficialismo tenía Quorum Propio y lo perdió, pero sigue siendo primera minoría. En ambos casos necesita alianzas, en general con terceros partidos. No tenía ni tiene capacidad de alcanzar los 2/3 sin acuerdos con la principal oposición.

En el Senado de la Provincia de Buenos Aires, Kiciloff estaba en minoría. Ahora, en cambio hay empate y desempata las votaciones su vicegobernadora. La aparición de expresiones de ultraderecha con mayor fuerza sólo fue significativa en la Ciudad de Buenos Aires –casi siempre un distrito atípico– y en menor medida en la Provincia de Buenos Aires, pero también hay expresiones similares más pequeñas en otras provincias.

MIRIAM BREGMAN – NICOLAS DEL CAÑO – ROMINA DEL PLA – ALEJANDRO ARIEL VILCA

La izquierda trotskista hizo una de sus mejores elecciones, alcanzando cuatro diputados. Si en algún momento se planteara una política más amplia, buscando acuerdos con otros sectores, sería una muy interesante base para construir una alternativa de poder, capaz de cambiar la estructura económica y social. No sólo el espectro político. Mientras esto no ocurra –y los antecedentes no animan a grandes expectativas de que suceda– se limitará a una posición testimonial, que a menudo ayuda a desnudar ciertas hipocresías, pero con escasa eficacia para la transformación de la sociedad.

Se sigue desplegando en todo el territorio nacional la Recomposición del Radicalismo, que aspira a volver a ser el eje de la Derecha Antiperonista en el país, como lo fue históricamente, desde la alvearización de ese partido, en 1935, con la derrota del ala yrigoyenista; hasta el helicóptero de 2001 y su subsecuente subordinación al macrismo, con las breves excepciones de Illia y Alfonsín.

DIONISIO SCARPIN – MARIA EUGENIA SCHMUCK – PABLO LAUTARO JAVKIN

El Proyecto Panradical de Derecha abarca ahora también a algunos que habían abandonado la U.C.R., como al Intendente de Rosario, que al día siguiente de la elección se sacó una selfie con el senador electo que había sido el convocante a la movilización en defensa de los estafadores de Vicentín. Javkin pasó de ser, en su primer época de concejal, el principal oponente a la Torre Acqualina, un despropósito edilicio de 127 m de alto en proximidades del Río Paraná y totalmente desencajado de su entorno; a convertirse actualmente en el mejor amigo del lobby de las empresas constructoras. Aunque fracasó en su intento de hegemonizar al Frente Progresista a nivel provincial, lo consiguió en Rosario.

En otros distritos, como Buenos Aires y la ciudad homónima, el Partido Socialista ya integra la Alianza de Derecha, igual que Stolbitzer. Cuando hacia el 2023 se produzca la casi segura convergencia de lo que queda de este otrora “PROGRESISMO”: ¿La totalidad de los que alguna vez creyeron en ese rótulo se sumará al engendro al que sólo falta terminar de definir si será encabezado por Larreta, por algún Radical como Manes o Alguno Más?

Es poco probable. En Santa Fe se gestó también la esperanza de una Izquierda Democrática con vocación de poder y diálogo con los sectores avanzados de los partidos tradicionales, incluido en primer lugar el peronismo. Se consolidó en esta elección como cuarta fuerza en la provincia.

Propuso una alianza con Ciudad Futura y el sector de Giustiniani. De haberse dado ya en esta ocasión, sin duda que los tres espacios habrían avanzado más, aunque de todos modos, de los tres, sólo Giustiniani erró por lejos su objetivo.

La raíz de los magros resultados electorales del Frente de Todos, además de la pandemia, está en la política económica del gobierno nacional, que pese a declamar no sucumbir a las demandas de ajuste, ha subejecutado considerablemente sus posibilidades de gasto social que le habrían permitido mitigar en un grado mucho mayor las consecuencias económicas de la pandemia, y vacila en plantarse firmemente frente a las demandas del FMI, profundizando por ejemplo la investigación de la deuda, en la cual sólo avanzó muy preliminarmente.

Paga puntualmente sin chistar los vencimientos que se van produciendo del crédito tomado ilegalmente por Macri –es decir, lo que se va cumpliendo hasta aquí es lo acordado peor Macri, sin ninguna renegociación que mejore los términos-, y duda en cuestiones centrales de la Soberanía Nacional como la Mal Llamada Hidrovía y Retiró el Proyecto de Expropiación de Vicentín.

Si en los próximos dos años el gobierno no atina a formular políticas que lo diferencien mucho más nítidamente de los cuatro anteriores, posiblemente los electores opten por el neoliberalismo confeso -esta vez probablemente con maquillaje radical- Antes que por su Sombra. 

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