
ESCRIBE FABIAN ARIEL GEMELOTTI
Zomby es un trabajador que se levanta todos los días a las seis de la mañana. Zomby toma el colectivo y va a su «picadora de carne». Zomby trabaja en el Ministerio de Reparto. Del subsuelo emergen los cuchillos (como si fueran monstruos) que buscan matar a Zomby y a todos los zombies. Zomby es una persona alienada en una Buenos Aires donde los zombies están ahí conviviendo con los «normales».
La novela de Mauricio Perinot es rara, tiene un lenguaje entre marginal y culto. Y se podría decir que tiene mucho humor y a su vez muchos golpes bajos, al estómago sobre todo y produce náuseas. No sé nada de Perinot, no hay información en internet. Ni está su nombre en enciclopedias en papel de Literatura Argentina. No conozco a nadie que haya leído el libro y menos que lo tenga, que da lo mismo porque muchos amigos y conocidos tienen miles de libros y no los leen (piensan que adornando bibliotecas van a ser cultos). Después están otros amigos valiosos, pero no conocen tampoco al autor y menos esta novela. En internet figura un Perinot que fue economista. Y sobre la novela no hay nada. (Lo único certero es una foto a lo último de la edición del libro, una fotografía del autor con unos pequeños datos. No tengo más información de Perinot). Internet es limitada, está solamente lo que quieren que vos sepas. No está todo. Y mucha información es confusa y pésima. No es censura ni prohibiciones, simplemente internet es así y no le busquemos otra explicación.Y solamente figura lo que el consumidor necesita para su vida diaria. Zomby no sabe de internet ni de pandemias planetarias. Ni de vacunas ni de miedos ni de barbijos. Zomby es un personaje de los ochenta.

En 2019 estaba en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, haciendo un curso de Cine de Terror. Un curso rápido y muy caro. Eran cinco clases. Me hice amigo de una chica que estudiaba Literatura en la U.B.A. La veo entrar al salón, flaquita y rostro zafado y su pelo corto rojo natural. Muy blanca y mirada inteligente. Busca con la mirada dónde sentarse y la única silla que quedaba vacía estaba a mi lado. Se sienta y la clase empieza. Una clase aburrida dictada por un Profesor aburrido. El curso fue una excusa para zafar de una novia pesada en Rosario. Sabía que era algo aburrido hacer un Curso de Cine dictado por «Iluminados» por la cultura bizarra. Zomby hubiese mordido y comido esos cerebros y después se hubiese ido al Cine de calle Rivadavia. A Zomby le gustaba el cine de terror clásico. Noelia era su nombre y su pelo rojo me gustaba mucho. Zomby hubiese desconfiado de una mujer tan hermosa. Pero yo no soy Zomby y le hablé. Y de ahí al terminar esa clase aburrida fuimos a un bar a tomar un café con crema y a devorar unas masas. Zomby se hubiese comido el cerebro de la chica de pelo rojo. Yo la escuchaba hablar y hablar. Hablaba todo y no me dejaba meter bocado literario. Me preguntaba para mis adentros cómo esta pendeja con 21 años sabía tanto de cine y se había leído todo. Después me contó a los meses que su padre era Cineasta. Un Cineasta conocido que por norma no doy su nombre (nunca pongo nombres reales ni apellidos en ningún escrito).
En marzo de 2020 vino la pandemia y perdí su rastro. Nunca más nos vimos. Y eso ya no tiene importancia. Zomby hubiese recorrido en bondi Capital buscando a la chica de pelo rojo. Pero yo soy más cómodo y sufro de pánico, y en mis pánicos que me agarran cada tanto, no quiero salir a la calle (puedo pasar semanas encerrado en mi casa sin ver a nadie. Quien no sufre de pánico no lo va a entender).
Noelia en Enero de 2020 me regala el libro de Perinot.
-Es un libro que mi viejo me lo dio hace tres años.
¿Quién es Perinot?
-Un demente, un tipo que publicó esta novela en una edición artesanal y de autor.
¿Pero quién es el autor?
-Te dije, una novela de un loco.
Gracias por el regalo.
-Anoto un tanto y espero que te guste.
Sí, vos sabés mis gustos.
-Cuando vuelvas me contá la novela…
Vino la pandemia y nunca más volví. Los mensajes de WhatsApp no sirven para una caricia, ni para recostar un rostro en un pecho. Así que diez mensajes y la pandemia cortó todo. No hay peor pandemia que perder algo que te hacía bien. La pandemia no solamente mata de matar, quebró amores y quebró conciencias.
Zomby me hubiese dicho: «hijo de puta dejá de romper las bolas con la colorada». Zomby se sube al bondi y ve a ratas robustas colgadas de pasamanos. Capital está llena de ratas, esas nauseabundas ratas que comen todo.
-La literatura es una mierda Fabián.
¿Por qué decís eso Noe?
-Porque tengo ganas de decirlo y lo digo.
¿Te gusta Borges?
-Un pajero que no cogía.
Me dio risa esa definición y es acertada. Pero amo a ese pajero que fue Borges. Y gracias a que fue un pajero pudo escribir esa obra única. ¿Qué hubiese escrito un Borges cogedor y pícaro? Hubiese escrito sobre polvos y sobre lenguas en vaginas. No sería Borges y no se estudiaría en la carrera de Letras.
Los zombies de Perinot se unen en matrimonio con un tajo en las muñecas. Y se muerden y se lamen. La novela de los zombis es alucinante.
Zomby conoce a una chica en el bondi. Hacen el amor y zomby le come el cerebro a esa chica humana de la normalidad del mundo zombies.
La Novela de Mauricio Perinot es de los ochenta. Un país pos-Dictadura y una Dictadura que trajo la Pandemia de transformar a los argentinos en muertos vivientes y naturalizar la mediocridad y el sometimiento. También, la entrega de cerebros a los Amos de Zombiamba.