EL BLOQUEO A CUBA Y EL AVION VENEZOLANO

POR ALBERTO CORTES

Los próximos 2 y 3 de noviembre se presentará ante la Asamblea General de las Naciones Unidas una nueva moción de Rechazo al Bloqueo Norteamericano a Cuba. Iniciativas similares han sido aprobadas en 29 sesiones anteriores de la Asamblea General, la última vez, por 184 votos a favor, 2 en contra (EE.UU. e Israel) y cinco abstenciones.

Lo que se vota en esa Asamblea tiene sólo el significado de una posición moral y política, pero no obliga a ningún país a nada. Las Naciones Unidas tienen una estructura muy poco democrática, donde organismos que representan a casi toda la Humanidad como éste no tienen poder de decisión real, y en cambio sí lo tiene el Consejo de Seguridad, en el que los cinco miembros permanentes (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) tienen poder de veto. En este ámbito, EE.UU. ha vetado reiteradas veces proyectos que condenaban violaciones de DD.HH. o de Soberanía de otros países por parte de Israel y otras veces los han dejado correr, pero asegurándose de que nadie osara poner esas resoluciones en práctica. Por el contrario, cuando las resoluciones coincidían con el interés norteamericano se han apresurado a ejecutarlas y frecuentemente se han extralimitado en esa ejecución.

La explicación más clara de las motivaciones y objetivos del bloqueo a Cuba –así como también de innumerables acciones de sabotaje, actos terroristas, los más de 600 intentos de asesinato de Fidel Castro (en general por la CIA y a veces en alianza con la mafia), la introducción de armas de guerra biológica, etc., se desprende del Memorándum de Abril de 1960 del Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos de los EE.UU., Lester Mallory, que decía:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

A raíz de esta próxima presentación en la ONU, el gobierno cubano presentó un informe (https://cubaminrex.cu/es/informe-de-cuba-en-virtud-de-la-resolucion-75289-de-la-asamblea-general-de-las-naciones-unidas) y el canciller, Bruno Rodríguez Parrilla ofreció una conferencia de prensa en la que dio detalles del bloqueo y cuantificaciones del daño que produce, así como también reconoció y agradeció excepciones humanitarias en muy contados y acotados casos de estas conductas en los gobiernos estadounidenses desde 1960.

Se debe tener en cuenta también el contexto actual marcado por el paso del Huracán Ian, los efectos de la pandemia –que a partir de haber afectado especialmente al turismo, han golpeado una de las principales columnas económicas de la Isla desde los 90-, los efectos de la Guerra de Ucrania, pero principalmente de las mal llamadas “SANCIONES” contra Rusia, que han provocado una importantísima crisis energética y agudizado la alimentaria mundiales, de un mundo que está entrando además en recesión. En la segunda mitad de 2019, el gobierno de Donald Trump acentuó particularmente el bloqueo a Cuba, afinando sobre todo los efectos del mismo, buscando cortar con cirugía fina todos los mecanismos de financiación del país que pudiera con 240 medidas. El posterior gobierno demócrata de Biden, no ha modificado mayormente esto, contrastando así con el último período de Obama –cuando ya no tenía chance de reelección-, que con una serie de medidas –las que estaban dentro de sus facultades como presidente y no necesitaban pasar por el congreso-, reconoció el completo fracaso de la política del bloqueo y lo flexibilizó.

El costo del bloqueo para la economía cubana desde la llegada de Biden se estima en 15 millones de dólares al día y el acumulado durante 60 años, 154.217 millones, que actualizados según el valor del oro se elevan a 1.391.111 millones.

En otro orden, el Canciller Cubano apuntó que «la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo es finacieramente letal», entre otras razones porque «se refleja en las transacciones financieras, en el envío de remesas, eleva gravemente el riesgo país, por lo que se debe pagar entre un tercio o el doble más por las mercancías». Cabe recordar esta absurda inclusión de Cuba en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, es hecha por parte del país que protegió a los autores intelectuales de la colocación en 1976 de una bomba en un avión de Cubana de Aviación, asesinando a 73 personas, incluido el equipo nacional juvenil de esgrima y que mantuvo presos durante años a quienes denunciaron, ante las propias autoridades estadounidenses a grupos terroristas que planeaban nuevos atentados. Obama había retrotraído este absurdo, pero luego Trump lo volvió a colocar, y uno de sus principales argumentos es la negativa de Cuba a extraditar a los negociadores del ELN colombiano que llegaron allí para negociar con el Gobierno de Colombia un Acuerdo de Paz, como el otro que ya se había logrado anteriormente –también con la mediación de Cuba y Noruega, con las FARC-. Es obvia la pérdida completa de la confiabilidad de Cuba como mediador en conflictos a futuro que habría, si hiciera la locura de extraditar a quienes llegan a la Isla para participar en negociaciones de paz, extradición que pretendía el impresentable ex subpresidente de Colombia, Iván Duque.

Algunos datos sobre las afectaciones del bloqueo de Estados Unidos a Cuba, referidos por el canciller cubano, apuntan a que, aunque “Cuba es capaz de producir más del 60 por ciento de su cuadro básico de medicamentos; estos niveles no se han podido garantizar durante meses debido al impacto del bloqueo en la capacidad de pago del país, la imposibilidad de acceder a tecnologías médicas con más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses”. Pero también inciden las mal llamadas sanciones en otras cuestiones claves como el mantenimiento del sistema eléctrico. Impiden a cualquier ciudadano cubano abrir cuentas bancarias en cualquier país, dado que estas leyes estadounidenses son extraterritoriales, en violación flagrante de las normas del derecho internacional; pero en general tienen el efecto de atemorizar a empresas, bancos, etc., que temen caer en las represalias norteamericanas si se relacionan con Cuba o con ciudadanos cubanos.
También citó el caso de una Ciudadana Uruguaya, cuya hija de 6 años era atendida de una enfermedad infrecuente en La Habana y cuya Tarjeta de Crédito fue Bloqueada por EE.UU. al intentar hacer un pago desde allí.

Por su declarado propósito y el andamiaje político, legal y administrativo en el que se sustenta, el bloqueo califica como un acto de genocidio, en virtud de la Convención para la Prevención del Delito de Genocidio de 1948.

Cabe señalar además que EE.UU. mantuvo durante décadas, con variaciones, y hasta 2017, la política de otorgar pocas visas a los cubanos que intentaban emigrar legalmente a ese país y en cambio recibía con los brazos abiertos a los que lo hacían en forma ilegal, en especial arriesgando sus vidas para llegar en precarias embarcaciones. Estos “refugiados” fueron históricamente objeto de grandes campañas propagandísticas sobre “los que huyen del comunismo”. Los migrantes de otros países caribeños y latinoamericanos, en situaciones similares, eran en cambio expulsados sin miramientos. La migración de latinoamericanos a EE.UU. es y ha sido históricamente un fenómeno masivo en todos los países del continente. También es muy común el envío de remesas de dinero de esos emigrantes hacia sus familias en sus países de origen, hasta el punto de ser parte importante del PBI de algunos. Pues bien, sólo los cubanos han recibido un tratamiento totalmente diferente, con fines de propaganda; y sólo las remesas hacia Cuba han sido prohibidas en EE.UU., como parte de la búsqueda del ahogo financiero de la isla.

En los primeros años de la Revolución, la Iglesia Católica (históricamente más ligada a las clases altas cubanas que las evangélicas) -y según algunas acusaciones también la CIA-, desarrolló la operación “Peter Pan”: Difundieron falsamente que el gobierno pensaba apropiarse de los menores desde los 5 años quitando a los padres la patria potestad. Hasta imprimieron una ley trucha. Lograron que miles de padres aterrorizados confiaran en esa iglesia a sus hijos para llevarlos sin acompañantes a los EE.UU. (y a algunos a España, a la dictadura franquista), donde la mayoría de ellos terminó en orfanatos o adoptados por familias estadounidenses, no volvieron a ver a sus familias y algunos fueron abusados, incluso por sacerdotes. Es decir, la patria potestad se las quitó la Iglesia Católica a esas familias que confiaron en ella. No la Revolución Cubana. En 1999 la derecha exiliada cubana de Miami intentó repetir la historia con el niño Elián González. Toda Cuba se puso de pie y lo impidió y Elián volvió con su padre a Cuba. El criterio, impulsado por Fidel desde los primeros días de la Revolución, es que no se deja un solo hombre atrás.

Mientras tanto, en Argentina, el juez Villena, quien se dejó presionar por los dirigentes de Juntos por el Cambio que inventaron toda clase de mentiras para promover un Incidente Internacional contra Venezuela e Irán, terminó reconociendo que no tenía absolutamente nada contra ninguno de los 19 tripulantes y permitiéndoles abandonar el país, donde estaban retenidos desde junio, sin motivo alguno y en violación de sus derechos fundamentales.

Se impidió además, con la retención del avión y la negativa a suministrarle combustible, que el mismo se utilizara para el transporte de insumos médicos críticos como insulina para enfermos venezolanos. El caso mereció grandes titulares y sospechas durante meses en la prensa hegemónica y fue olímpicamente ignorado por esa misma prensa cuando quedó definitivamente confirmado lo que se sabía desde un principio: Era un vuelo común y corriente, con tripulaciones comunes y corrientes, como se producen decenas a diario y no había nada que sospechar. Por otro lado, Argentina debe aún a Venezuela la entrega de dos barcos petroleros, encargados en 2007 y ya hace tiempo pagados por completo.

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