
ESCRIBE FABIAN ARIEL GEMELOTTI
La lata de la quinta cerveza la pateo y cae por el balcón y miro para abajo y la veo estrellarse en el suelo. Suena el teléfono. -¿qué hacés?
-pateo una lata de cerveza.
-las latas no se patean
-ya cayó por el balcón y está ahí en el suelo, de acá la veo.
Y me corta y voy a la heladera y agarro otra lata y la abro y me tomo el líquido y pateo la lata y miro por el balcón y la veo caer muy cerca de la otra lata. Vuelvo a la habitación y siento náuseas y vuelvo al balcón y me arrimo a las rejas y vomito y el vómito cae al vacío y pedacitos de mondongo y salsa se estrellan en el suelo y el color de la cerveza envuelve al vómito. Suena el teléfono.
-¿qué hacés?
De vuelta es Ella y quiere saber todo de mí.
-vomito la cerveza.
-sos un asqueroso.
-vomité por el balcón y cayó un lindo vómito y estoy viendo un pedazo de mondongo que cayó sobre la lata.
Y me corta y voy a la heladera y agarro otra lata de cerveza y tomo todo su líquido y agarro la lata vacía y la aprieto con las manos y queda achatada y la tiro al aire y la pateo y cae por el balcón y miro para abajo y la lata le da en la cabeza a un tipo pelado. Yo apoyado sobre las rejas y el tipo abajo me mira y me insulta.
– hijo de puta te voy a reventar.
No hago caso y voy a la heladera y agarro otra lata de cerveza y tomo el líquido y la pateo y cae por el balcón. Miro para abajo y la veo al lado de las otras latas, parece que tengo puntería. Me estoy meando y voy al baño y saco el pito y orino. No me lavo las manos. Suena el teléfono y atiendo.
-¿qué hacés?
-fui a mear.
-pelotudo mal educado.
Voy a la heladera y agarro otra lata de cerveza y tomo el líquido y la pateo y cae por el balcón y miro para abajo y la veo ahí y me divierte y me siento loco y triste a la vez. Prendo un cigarrillo y agarro el arma que tengo sobre la mesa grande. Y suena el teléfono y dejo el cigarrillo en un cenicero y tengo el arma en la mano izquierda, atiendo con la derecha el teléfono.

-¿qué hacés?
-me voy a suicidar.
-no digas pavadas.
Corta la comunicación y tengo el arma en la mano jugando en un movimiento hermoso. Me arrimo al balcón y miro para abajo y lo veo al tipo pelado y me insulta y me invita a bajar. Yo pienso qué hace ahí todavía o si se fue y volvió con toda su bronca. Apunto con el arma y lo bajo al tipo de un tiro. Veo su cuerpo balancearse y caer. Y suena el teléfono.
-¿qué hacés?
-maté a un tipo.
-¡pero si te ibas a suicidar!!!!
-la culpa es de la lata de cerveza.
-pelotudo.
Y pongo el arma en la mesa grande y voy a la heladera y agarro mi última cerveza y la abro y tomo el líquido y esta vez voy al tacho de basura y deposito la lata. Y me agarran ganas de cagar y voy al baño y me siento a cagar.
El ruido de los patrulleros me alegran y la cagada es placentera.
