¿QUIEN COMETIO LOS ATENTADOS TERRORISTAS CONTRA LOS GASODUCTOS NORD STREAM 1 Y 2?

IMAGEN FACILITADA POR LA GUARDIA COSTERA DE SUECIA DE LA FILTRACION DE GAS DEL GASODUCTO NORD STREAM EN SU ZONA ECONOMICA EXCLUSIVA EN EL BALTICO. GUARDIA COSTERA SUECA/AFP -SEPTIEMBRE DE 2022-

POR RAMIRO CAGGIANO BLANCO

SEGUN HERSH EE.UU. ESTA DETRAS DE LA VOLADURA DE LOS GASODUCTOS NORD STREAM. OTRAS FUENTES Y LA LOGICA LO CONFIRMAN.

El 26 de septiembre del año pasado, luego de una serie de explosiones, una gran mancha blanca emergió de las profundidades del mar Báltico, entre Suecia y Dinamarca, exactamente arriba de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, cerca de la isla danesa Bornholm. A los pocos días quedó claro que no se trataba de un accidente sino de un sabotaje cuya autoría fue atribuida, en un primer momento, por la prensa hegemónica occidental a Rusia. La destrucción de los ductos constituiría una forma de chantaje ruso a Europa motivado por el conflicto bélico en Ucrania.

Sin embargo, el más mínimo análisis indicaba lo disparatado de esta Tesis ya que, si Rusia quería presionar a Europa amenazando con interrumpir el flujo de gas en pleno invierno ¿Por qué destruiría, precisamente, la herramienta de suministro que efectivizaría tal actitud? Además, ¿Por qué destruiría un bien que todavía no se había amortizado en las cuentas de la empresa estatal rusa Gazprom?

Esas, y otras razones igualmente obvias, indicaban que, siguiendo la lógica más elemental, los autores había que buscarlos en otras latitudes y el informe publicado el 8 de febrero por el periodista Seymur Hersh, ganador del premio Pulitzer en 1970, reveló que fueron los EE.UU. quienes diseñaron, prepararon y perpetraron el atentado contra los Nord Stream, según una fuente anónima a la que tuvo acceso.

UN POCO DE HISTORIA

Rusia era el proveedor de petróleo y, principalmente, de gas a Europa desde la época de la Unión Soviética.  Lo realizaba principalmente por medio de una red de gasoductos que pasaban por países que antes formaban parte del espacio soviético, como Polonia y Ucrania, pero que, al disolverse ésta, allá por el 1991, fueron alineándose más con los intereses geoestratégicos de la OTAN y la Unión Europea (U.E.), y comenzaron a exigirle un “plus”, una especie de “peaje” informal a Rusia por el paso de los gasoductos pos sus territorios.

Ante ello, Rusia y Alemania decidieron realizar un nuevo gasoducto por el mar Báltico, que no pasase por terceros territorios: el Nord Stream 1 en 2010. Dado el éxito de esta obra y la creciente demanda de la industria alemana, se decidió construir otro con un trazado paralelo, el Nord Stream 2, lo que encendió la alarma roja en los EE.UU. que hizo todo lo posible para sabotear su construcción y, al no haberlo logrado, una vez listo presionó a Alemania para que no lo homologase y quedase inactivo.

Sin embargo, aún sin funcionar, el segundo gasoducto continuaba preocupando a la Casa Blanca. El propio Joe Biden declaró que lo volarían si Rusia ingresaba militarmente en territorio ucraniano, lo que acabó ocurriendo, de hecho, el 24 de febrero del año pasado en lo que se denominó Operación Militar Especial (S.M.O. por sus siglas en inglés), con la idea de desmilitarizar y desnazificar Ucrania.

En septiembre del año pasado el mundo se desayunó con una mancha gaseosa en las aguas del mar Báltico con la posterior confirmación de que ambos gasoductos había sido explotados, lo que, además del impacto ambiental de inconmensurables proporciones, agregaba siniestros matices geopolíticos (era claramente un Sabotaje Terrorista Internacional) y significaba un terrible golpe al suministro energético alemán que hacía mella en la industria de aquel país.

Conocidas las explosiones, nadie ponía en duda de que se trataba de un siniestro intencional, la propia Unión Europea hablaba de un sabotaje:

Por eso, ante la pregunta de ¿quién destruyó los gasoductos Nord Stream 1 y 2? la respuesta era clarísima, desde el primer momento, si se seguía la lógica del cui bono (a quién beneficia): a los EE.UU., que le vendían el gas a los europeos a precios elevadísimos una vez que éstos ya no podrían adquirírselo a los rusos. Y también a Noruega, que aumentó significativamente el flujo que le suministraba a la U.E. a precios elevadísimos. Pero ahora sabemos los detalles. Y ello gracias al legendario periodista de investigación estadounidense Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer, quien describió detalladamente en un reciente artículo cómo EE.UU., con complicidad de Noruega, hizo volar por los aires la seguridad energética de su ‘socio transatlántico’.

Su artículo, titulado «Así EE.UU. eliminó los gasoductos Nord Stream» (https://ctxt.es/es/20230201/Politica/42111/Seymour-Hersh-Estados-Unidos-explosion-nord-stream-guerra-Rusia-energia-Alemania-Biden.htm y, en inglés, https://seymourhersh.substack.com/p/how-america-took-out-the-nord-stream), corrobora que la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, una guerra “proxy” o “por mandato”, se ha ido preparando desde hace tiempo, como venían apuntando diversos analistas internacionales que divergen de la mirada de los think tanks norteamericanos. Según la fuente en la que el Hersh se apoya, la planificación de los atentados terroristas en el fondo del Báltico “se llevó a cabo a fines de 2021 y en los primeros meses de 2022”, es decir, antes de que Rusia lanzara su operación militar especial en Ucrania el 24 de febrero del 2022.

En concreto, el informe de Hersh denuncia que el sabotaje del 26 de septiembre a los oleoductos Nord Stream se realizó a través de una serie de explosiones de bombas submarinas, colocadas allí por buzos americanos en ocasión de los ejercicios militares denominados BALTOPS 22 de la OTAN .

Además, Hersh, basándose en Fuentes de Seguridad Nacional No Identificadas, describe meses de discusiones e idas y venidas que involucran a la Casa Blanca, en la gestión de Joe Biden, la C.I.A. y el Pentágono, desde diciembre de 2021, con un grupo de trabajo especial formado por funcionarios cercanos a Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de EE.UU. El plan, según el informe, inicialmente tenía resistencias por parte de algunos funcionarios de la C.I.A. y el Departamento de Estado. Sin embargo, a principios de 2022, el grupo de trabajo de la CIA informó al grupo interinstitucional de Sullivan: “TENEMOS UNA FORMA DE VOLAR LOS OLEODUCTOS”.

Recordemos que en febrero, antes de la invasión rusa a Ucrania, Biden declaró de forma amenazante: “Si Rusia invade… ya no habrá un Nord Stream 2. Le pondremos fin” (https://www.youtube.com/watch?v=oSPfXLPUJHM&t=14s). De forma similar, 20 días antes se había manifestado Victoria Nuland, Subsecretaria de Estado,  en una sesión informativa del Departamento de Estado: “Quiero ser muy clara con ustedes hoy, si Rusia invade Ucrania, de una forma u otra el Nord Stream 2 no avanzará”.

De acuerdo al informe Hersh, Noruega desempeñó un papel significativo en logística e inteligencia al ayudar a un equipo de élite de buzos especialistas en buceo en aguas profundas de la Marina de los EE.UU. La participación Noruega fue fundamental para hallar la mejor ubicación de los explosivos,  en las aguas poco profundas del mar Báltico (260 pies de profundidad), a unas pocas millas de la isla de Bornholm en Dinamarca. Los buzos estadounidenses se encargarían de colocar cargas de explosivo C4 en las cuatro tuberías de los oleoductos, las que serían activadas por una boya de sonar que emitiría una secuencia de sonidos de baja frecuencia que producirían la detonación de los explosivos.

SEGUN APUNTA EL TEXTO DE HERSH:

“El 26 de septiembre de 2022, un avión de vigilancia P8 de la Marina Noruega realizó un vuelo aparentemente de rutina y dejó caer una boya de sonar. La señal se extendió bajo el agua, inicialmente a Nord Stream 2 y luego a Nord Stream 1. Pocas horas después, se detonaron los explosivos C4 de alta potencia y tres de los cuatro oleoductos quedaron fuera de servicio. En unos pocos minutos, el gas metano que permanecía en las tuberías cerradas se podía ver extendiéndose en la superficie del agua y el mundo se enteró de que algo irreversible había sucedido”.

El motivo del sabotaje, según explica la fuente de Hersh “familiarizada directamente con el caso”, es que EE.UU. necesitaba destruir los gasoductos ya que amenazaban con arruinar los planes de la OTAN de arrastrar a la guerra contra Rusia a “países como Alemania”, que necesitan del gas ruso, mediante el suministro de armas y la ayuda económica a Ucrania.

“El presidente Biden y su equipo de política exterior –el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, el secretario de Estado Tony Blinken y Victoria Nuland, la subsecretaria de Estado para Política Exterior– habían manifestado de forma clara y precisa su hostilidad hacia los dos gasoductos, que discurrían en paralelo a lo largo de 750 millas bajo el mar Báltico desde dos puertos diferentes en el noreste de Rusia, cerca de la frontera con Estonia, pasando cerca de la isla danesa de Bornholm antes de desembocar en el norte de Alemania” Seymur Hersh.

De hecho, conforme señala Hersh, el Nord Stream 1 era lo suficientemente peligroso para los planes de la OTAN y la Casa Blanca. Si agregamos la finalización del Nord Stream 2 en septiembre de 2021, en el  caso de que fuera aprobado por los reguladores alemanes, habría duplicado la cantidad de gas barato disponible para Alemania y Europa Oriental, podemos entender el porqué de la obsesión por su destrucción, principalmente si consideramos las revelaciones del periodista brasilero Pepe Escobar, especialista en geopolítica de Rusia y Asia, de que había tratativas oficiosas secretas entre Rusia y Alemania, en el momento del sabotaje, para buscar una brecha legal que asegurase la provisión de gas ruso.

DESMENTIDAS, REFUTACIONES, INCONSISTENCIAS Y RATIFICACIONES

La primera de las desmentidas vino de la portavoz del consejo de seguridad de la Casa Blanca, Adrienne Watson, que en respuesta a un periodista manifestó que todo era falso y una absoluta ficción. En el mismo sentido se manifestó el portavoz de la CIA.

Por su vez, Úrsula Von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, manifestó: “La versión de la participación de Estados Unidos en el sabotaje de gasoductos nos parece absurda. En todos los años de existencia de Estados Unidos, no se ha establecido ni confirmado un solo hecho de violación del derecho internacional”.

Lo que llama la atención es el silencio, ante las revelaciones de Hersh, de las partes europeas principalmente perjudicadas por el atentado: Alemania en primer lugar, pero también Francia y Holanda que también son socios del Nord Stream.

En contrapartida, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, insistió en que “sólo una investigación exhaustiva y abierta en la que participen las agencias rusas pertinentes y la empresa Gazprom podrá arrojar datos fiables y objetivos sobre las causas, los perpetradores y los contratistas de estos actos de sabotaje”, algo a lo que los países que llevan adelante la investigación por una cuestión jurisdiccional, Dinamarca y Suecia, se oponen con vehemencia.

Por otro lado, el mencionado periodista Escobar, reconoce que el informe es muy potente por la integridad profesional del periodista Hersh y, además, porque dice cosas que son un “secreto a gritos” entre los analistas de geopolítica. Sin embargo, destaca inconsistencias: la primera es ¿Por qué ahora un miembro del “Deep State” (estado profundo) Norteamericano, la fuente de Hersh, hace una filtración de esta magnitud?, principalmente sabiendo que no habrá consecuencias porque tanto la cancillería alemana como la de los demás países de la Comunidad Europea no harán nada al respecto, ni la más mínima protesta diplomática. Otra inconsistencia estriba en que la fuente de Hersh deja fuera tanto la participación de la CIA, cargando la responsabilidad en el Ejecutivo Norteamericano, según Escobar un “chivo expiatorio muy frágil y de mala calidad”, asi como la participación de M16, el servicio secreto de inteligencia inglés, lo que no condice con las sospechas del servicio de inteligencia ruso. Al respecto recordemos que, inmediatamente después de la destrucción parcial de los gasoductos, la exprimera ministra del Reino Unido, Liz Truss, le mandó un mensaje de WhatsApp a Blinken diciendo: “it’s done”, ¡está hecho! (https://www.youtube.com/watch?v=Ejnkppgr36Q). Según el informático Kim DotCom, lo hizo un minuto después de que sucedieran las explosiones, cuando aún nadie lo sabía.

Pero no por ello hay que descartar el informe ya que, como aclara Pepe Escobar: “Teniendo en cuenta que hay varios «centros» de inteligencia dentro de la oligarquía estadounidense, con sus correspondientes aparatos, y Hersh ha cultivado sus contactos entre casi todos ellos durante décadas, no hay duda de que la información supuestamente privilegiada sobre la saga Nord Stream provino de un lugar muy preciso y con una agenda muy precisa.”

Finalmente, según Slavyangrad, un prestigioso servicio informativo por Telegram, algunas informaciones del informe Hersh se las habría confirmado el periodista estadounidense John Dugan a la agencia informativa rusa RIA Novosti. La publicación destaca que Dugan recibió una carta anónima de un participante de los ejercicios Baltops-22, citados en el informe Hersh, durante los cuales se podrían haber colocado explosivos cerca de las tuberías de Nord Stream.

Como destaca Slavyangrad “La carta (RIA Novosti la tiene) dice que el 15 de junio, un helicóptero trajo a un grupo de estadounidenses vestidos de civil, los que fueron recibidos por el vicealmirante de la 6ª Marina de los EE. UU. Y por personas vestidas de civil. Los hombres llegaron con equipo profesional para buceo en aguas profundas, que los militares ordinarios no utilizan.

Después de hablar con el vicealmirante, llevaron unas cajas en un bote de goma al mar y se sumergieron durante más de seis horas. Regresaron sin las cajas y luego se los llevó un helicóptero.”

Finalmente, como se puede ver, hay que esperar a que otras fuentes desmientan o, lo que parece ser lo más probable, ratifiquen total o parcialmente el informe, como dijo el propio Seymur Hersh.

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