LAS REVOLUCIONES

POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI

María Antonieta en el siglo XVIII dice una frase célebre: «SI NO TIENEN PAN QUE COMAN TORTA». Francia durante el reinado de Luis XVI sufre una hambruna muy grande. La harina sufre un incremento del cuatrocientos por ciento. El pueblo no podía comer pan. Y nada. Las calles de París estaban pobladas de mendigos y gente durmiendo en las calles. Y la archiduquesa María Antonieta larga esa frase provocativa. La burguesía incipiente toma muy mal la frase. La pobreza, el hambre y las cargas impositivas llevan a alzamientos populares. París se llena de sangre. La represión del ejército real es muy violenta. Muchos muertos. El Sacro Imperio Romano Germánico está en decadencia y Francisco I casa a su hija con el delfín de Francia. El matrimonio real entre la austríaca y Luis XVI  logra unir a dos casas antagónicas; pero María Antonieta y Luis XVI no saben gobernar y la monarquía corre peligro. Lo impositivo, los aumentos en alimentos, y la burguesía que adquiere poder de decisión llevan a Francia a una revolución. Cae la monarquía y María Antonieta es guillotinada. 

RETRATO DE MARIA ANTONIETA CON UNA ROSA (AÑO 1783) MARIE LOUISE ELISABET VIGEE LEBRUN

Quizás la frase es un invento de algún historiador, eso no importa. Lo que importa que el detonante de toda revolución puede llegar a ser el hambre; pero veremos que quizás sea más complejo el tema. Pero quizás esta frase sea el detonante del capitalismo, porque el capitalismo necesitaba derrocar al viejo sistema para imponer el sistema nuevo. El capitalismo tuvo sus revoluciones y toda revolución nace en el estómago de los hambrientos. O por lo menos eso dicen los historiadores cuando escriben sentados en sus cómodos sillones.

ES LA GRAN REVOLUCION BURGUESA. A PARTIR DE ESTA REVOLUCION EL MUNDO TOMA OTRAS FORMAS DE INTERPRETAR EL PRESENTE Y EL PASADO.

¿Las Revoluciones nacen en sociedades hambrientas?  La historia y toda su interpretación está poblada de palabras simples y todo historiador trata de interpretar un hecho con palabras. Las Revoluciones tienen muchos detonantes, lo que no quiere decir que el detonante sea el causal. 

El Régimen Feudal no se diferencia mucho al régimen actual de explotación; pero.a su vez es muy diferente en sus formas. Lo mismo ocurre con los estamentos del mundo antiguo. En el Régimen Feudal había una Pirámide Jerárquica que no se podía quebrar de ninguna forma; esa pirámide garantizaba a la monarquía su dominio económico sobre sus «inferiores». En la antigüedad los grandes imperios tenían estamentos sociales que vendrían a ser para la antigüedad sus clases sociales. El emperador y su burocracia por arriba de su ejército y por debajo la plebe. El ejército garantizaba el orden imperial y la expansión territorial. Ese régimen de estarnentos estaba garantizado por el culto a dioses que daban «Fuerza» y «Moral» a los pueblos. 

El Cristianismo rompe ese orden politeísta y a partir de ahí un Dios omnipotente se mete en la conciencia colectiva de los pueblos. Las clases dominantes usan a ese Dios para mantener el orden. El Cristianismo de ser un Movimiento Revolucionario pasa a ser con el correr del tiempo la fuerza motriz de las clases dominantes. 

Entonces es necesario volver a la pregunta inicial si las sociedades hambrientas son caldo de cultivo de una revolución. El capitalismo adquiere poder de fuerza con la maquinaria de producción. De una sociedad de artesanos y una nobleza ociosa los inventos de los siglos XVIII y XIX van a posibilitar que la burguesía tome el timón del barco. La monarquía ociosa y burlona empieza a ser vista como parasitaria e innecesaria. María Antonieta usa la burla para dirigirse al pueblo y la burguesía toma nota. La burguesía empuja a las clases bajas de París a la Revolución y de esa alianza nace la Revolución Francesa que será el punto medio para el germen de ideas liberales. 

El hambre empuja pero no es Revolucionario. Las Revoluciones se dan como detonantes pero los causantes son procesos históricos bien definidos y no tan simples de encausar en teorías históricas. Si bien el hambre lleva a alzanientos no es lo fundamental para una Revolución. 

El siglo XXI crea un capitalismo muy diferente al capitalismo industrial (y distributivo en cierta forma). Pasaron muchas cosas en los últimos treinta años y las políticas económicas están globalizadas. Un trabajador de Rusia y un trabajador de Chile o Argentina están en las mismas condiciones de explotación que un trabajador de los Estados Unidos. A su vez la internet globaliza los valores y la moral del acumulador y desplaza al Dios Monoteísta por el Dios Informático. 

Las sociedades modernas no necesitan de un Dios ni de Revoluciones ni de Pensamiento Crítico. Las sociedades modernas viven en una cápsula del tiempo que gobierna las conciencias de todos por igual. La historia ha llegado a un punto muerto donde se vive para sobrevivir y no para vivir. Es la muerte del deseo y la muerte del deseo trae aparejado la muerte de la idea de Revolución. 

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