
POR RAMIRO CAGGIANO BLANCO
El Semanario Inglés de Derecha «The Spectator», explica que NADIE aparte de “Occidente” adhirió a las sanciones contra Rusia, y que casi la mitad de Africa “se abstuvo o se negó a condenar la invasión, a pesar de la enorme presión de los poderes occidentales” [en la resolución de la O.N.U.], una negativa que “atestigua los esfuerzos diplomáticos en curso de Rusia en el mundo en desarrollo».
“La coalición central de Occidente puede permanecer sólida, pero no ha logrado ganarse a muchos de los países que se negaron a tomar partido. La misión diplomática de Moscú para construir lazos y perfeccionar una narrativa durante la última década ha dado sus frutos.”

El autor del artículo, Peter Frankopan, hace notar que Sudáfrica e India, miembros del BRICS, también han rechazado el alineamiento con los países del denominado “Occidente” en contra de Rusia. De hecho, como se lee en el artículo, el Embajador Indú en Rusia, Ventakesh Varma, expresó que: “No hemos aceptado el marco occidental del conflicto”.
Asimismo, destaca los apoyos que Rusia ha recibido de países de Africa del Norte y del sudeste asiático (ASEAN). Por ejemplo, Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto, no solo han ignorado las sanciones de Occidente, sino que han incrementado las compras de hidrocarburos rusos.

Al esbozar una explicación de ello, podemos ver las principales miradas sesgadas del “cagatintas de Londres” (podemos tomarnos la licencia de llamarlo así ya que él se refiere a los comentaristas y periodistas rusos como “cabezas parlantes del Kremlin”).
Comienza bien al reconocer que durante la pandemia “los países occidentales compraron existencias de vacunas, mucho mayores de lo necesario, y luego se negaron a otorgar exenciones de patentes para medicamentos, vacunas y diagnósticos, lo que hizo subir los precios y dio como resultado niveles de mortalidad más altos”, lo que contrasta con “la enérgica diplomacia de vacunas de Rusia y China [la que] impulsó su posición, especialmente en Africa y América Latina”.
Sin embargo, la cosa fue peor y vimos como Trump “incautaba” los insumos básicos necesarios de los aviones que hacían escalas en los aeropuertos estadunidenses, un acto de pillaje internacional. Y otras cositas…
En relación a Latinoamérica, para él, el éxito de las relaciones diplomáticas rusas en América Latina debe buscarse en las “oleadas de sentimientos anticapitalistas y antioccidentales”. Lo de “antioccidental” se entiende, según la lógica de su texto, como todo lo que no esté absolutamente de acuerdo con la posición geopolítica del tándem EE.UU.-Unión Europea y sus satélites. Pero… ¿qué configuraría el “sentimiento anticapitalista”? Tal vez, para el “escribidor inglés”, bastasen, para ser “anticapitalista, algunas nacionalizaciones puntuales o reestatizaciones de empresas privatizadas en los ´80 por motivos de utilidad pública (como el caso de YPF o Aerolíneas Argentinas, por ejemplo). Este argumento falaz, bastante pueril para un analista internacional, deja al desnudo su sesgo antilatinoamericano, máxime si tenemos en cuenta que desde los años ´80, desde el Río Bravo para abajo, se vienen desarrollando políticas de conciliación con las empresas capitalistas, aún en gobiernos de “izquierda” con los que aumentaron considerablemente sus inversiones y lucros. Y, posiblemente lo peor, nada dice de la “apropiación” escandalosa de la empresa venezolana Citgo Petroleum Corp, filial de PDVSA (cuya venta fue decretada por un juez comunal de Delawere, en enero del 2021) , por el gobierno estadunidense, ni de la “confiscación virtual” del gobierno británico del oro de Venezuela, con el pretexto de que “Maduro es un dictador”, el mismo argumento que esgrimen ahora, pero en relación a Putin, para apropiarse indebidamente de los bienes de Rusia en lo que supone un retroceso de 500 años en la relaciones internacionales ya que confunden la persona (y el patrimonio) de los gobernantes con la de los ciudadanos, como ocurría en la monarquía.
Y, para culminar con la mirada sesgada, el “escribidor inglés” rechaza la rusofobia alimentada por los gobiernos “occidentales”. Pareciera que no ha oído las declaraciones de los Primeros Ministros de los Países Bálticos (o tal vez para él «no sean occidentales»), ni se enteró del boicot a los artistas y deportistas rusos, ni de la denegación de las visas Schengen para hacer turismo en Europa a los ciudadanos rusos, ni de otras tantas manifestaciones del mismo tenor.
Y, la frutilla del poste: justifica la censura de los medios de comunicación rusos (como RT y Sputnik) porque serían “son agentes de la propaganda rusa”, tal vez por ser estatales, como reza la cantinela occidental, como si la DW alemana, o la RAI italiana, la TVE española, la BBC inglesa y otros tantos medios europeos no lo fueran.
Pero hay más “perlitas” en el artículo, el que puede leerse aquí: https://www.spectator.co.uk/article/is-putin-winning-the-world-order-is-changing-in-his-favour/