
ESCRIBE EDUARDO ALBERTO
En estos dias, se firmó un Acuerdo Diplomático para el restablecimiento de Relaciones Diplomáticas entre Iran y Arabia Saudita, rotas desde el 2015 por causa de la Guerra de Yemen y por el enfrentamiento teológico entre el Régimen Sunita Saudita y el Xiita Iraniano.
El acuerdo fué firmado em Pekin, bajo los auspicios de la diplomacia china en un típico pacto “win – win” (En este caso “win-win-win”) como siempre ha gustado a China.
¿Como China consiguió tamaño éxito entre dos enemigos totalmente opuestos?
Uno, el mayor comprador de armas estadounidenses, con bases militares de EE.UU. en su territorio y, supuestamente, acuerdos de inteligencia com Israel. Y el otro, sancionado desde 1979 por EE.UU. y amenazado por Israel, un día sí y otro también, en lados opuestos em la Guerra de Yemen y también luchando por la supremacía ideológico militar de Medio Oriente.
Para explicar esto hay que retroceder hasta comienzos del 2014, época en que el barril de petróleo Brent estaba en el nivel de US$ 110. Se produce el golpe de estado en Ucrania, la toma de Crimea por Rusia, el desarrollo del conflicto bélico en Donbas y las inevitables sanciones norteamericanas.
Como Rusia tenía ingresos fabulosos por la venta de petróleo, el gobierno de Obama hace un acuerdo con el moribundo rey Abdulah de Arabia Saudita para aumentar la producción, bajar los precios y así herir de gravedad el presupuesto ruso, basado en gran parte en los ingresos de la venta de hidrocarburos, y de essa manera debilitar el poder de Putin y en el mejor de los sueños realizar un “regime change” via revolución colorida tipo Georgia y Ucrania (la primera) en los años 2000, durante el gobierno de “W” Bush, que llevaron Mikhail Saakashvili y Victor Yushchenko al poder, respectivamente.
En principio el plan funcionó muy bién, el petróleo bajó para US$ 50 a finales de 2014 y llegó hasta US$ 25 en 2016. Como daño colateral (para EE.UU.) buena parte de las empresas independientes de extracción de petróleo por “fracking” fueron a falencia pues los costos de producción son entre US$ 40 y 50 por barril. En su mayoría estas empresas fueron absorbidas por las grandes petroleras.

Por otra parte, la caida abrupta del precio del barril afectó también al reino de Saud y las finanzas del país entraron en déficits crónicos em el balance de pagos ya que los minguados ingresos no cubrían la alta factura de las importaciones. Además, hubo un cambio de Gobierno en Arabia Saudita. En febrero de 2015 fallece el rey Abdulah y asume su hermano Salman, nombrando principe heredero a su hijo Mohammed bin Salman, que en la práctica asume el poder en el reino y promueve una purga en la família real, eliminando o encarcelando a sus rivales e incluso fué acusado de estar por atrás del asesinato del periodista opositor Jamal Kashogi, ejecutado dentro del Consulado Saudita em Estambul, em octubre de 2018.
La Unión Europea y parte del gobierno de EE.UU. piden una Investigación Internacional y presionan por sanciones contra el Régimen Saudita y eventualmente por la caida de Bin Salman. Este se siente doblemente traicionado, pues por seguir las directivas de Washington el país estaba yendo a la quiebra y además no gozaba de la impunidad de los antiguos mandatarios sauditas.
Con la caida del petróleo a niveles insostenibles para los exportadores, en 2016 se forma la organización OPEP + OPEP Plus, incorporando a los 13 miembros de la OPEP a 11 nuevos miembros, destacadamente Rusia, tercero productor mundial por detrás de EE.UU. y Arabia Saudita.
Rapidamente la OPEP Plus pacta cortes sucesivos de la producción para estabilizar el precio en torno de US$ 50 en 2017 y US$ 70 en 2018. Como guinda de la torta, en el encuentro del G20 em Buenos Aires en Noviembre de 2018 ningún mandatario occidental se dignó saludar a Bin Salman, tratado como un apestado por el asesinato de Kashogi, ocurrido poco más de un mês antes del G20.
Pero Putin saluda efusivamente con un “check five” a Bin Salman ( ver link em you tube: https://www.youtube.com/watch?v=rXiSafSqXAY ) sellando así una alianza que vale billones. Cuando Biden fué a Arabia Saudita em 2022 para pedir un aumento en la producción de crudo fué humillado por Bin Salman y salió de manos vacias.

Por su parte, el gobierno chino, que siempre continuó comprando petróleo irani y en estrecha cooperación con el Gobierno de Irán, nunca dejó de comprar grandes cantidades de crudo saudita y ante la enorme cantidad de sanciones impuestas por Trump contra China y después del 24 de Febrero de 2022 contra Rusia por la Operación Militar Especial em Ucrania, viendo que la enorme reserva de “Treassuries” que posee China puede ser pulverizada por una sanción unilateral yankee, iniciaron una negociación para utilizar yuanes en la compra del petróleo saudita y así librarse del peligroso “petrodólar” y también hacer un “bypass” al sistema de cambio SWIFT, herramienta principal del tesoro estadounidense para controlar y cortar los flujos financieros “indeseables”.
Y ahora, com este pacto mantenido em secreto hasta su firma, aleja totalmente a la Casa de Saud de las garras del imperio e inclusive coloca en peligro la continuación de las bases militares norteamericanas en suelo saudita. También congela las aspiraciones israelíes de utilizar el espacio aéreo saudita en un posible ataque contra Iran y este acuerdo representa el último clavo en el cajón de las aspiraciones del imperio de dominar y modelar la política em Medio Oriente a excepción, claro, de Israel.
Este acuerdo también muestra la diferencia en la diplomacia del “big stick” de Estados Unidos y la verdadera diplomacia china que consigue llegar a un entendimiento a enemigos casi irreconciliables. Y el “casi” es por obra exclusiva de China. En resumen, Putin y Xi Jing Ping juegan ajedrez, los europeos están fuera de juego y Biden ni sabe a que juega.
P.S.: Si India se sube definitivamente a este tren, no tengo dudas que será el Fin del Imperio Americano.
