
ESCRIBE FABIAN ARIEL GEMELOTTI
Juan José Sebreli dijo una vez en una conferencia que los Coleccionistas son los guardianes de lo antiguo. Siempre me quedó esa frase del gran ensayista Sebreli. Soy peronista y cuando me encuentro con otro peronista me enfurece cuando hablan pavadas sobre Sebreli. Ante todo soy lector y toda persona que guste del ensayo como género literario respeta a Sebreli.
¿Y el Coleccionismo? Es una palabra subestimada y menospreciada por la gran mayoría, porque coleccionar se lo asocia a algo «pavo» y «gastar plata en vano».
¿Por qué coleccionamos? No tiene importancia el por qué porque cada cual hace con su plata lo que quiere. Vivimos agobiados, estresados y al margen del ridículo en una sociedad que subestima al que no encaja en los parámetros de «normalidad».
El Coleccionista no encaja en nada, es un bicho raro para el resto de los mortales. Si uno le dice a un amigo «me compré un autito de caucho» seguramente va a decir «¿para qué?» Y ese interrogatorio es malicioso. Lo dejan al coleccionista puesto en el ridículo y Ellos salen victoriosos porque se compraron un cero kilómetro y se sienten que progresan en la vida.
El coleccionista para el resto de la población «Gasta Dinero sin sentido y debería invertirlo en un Auto y Viajes». Siempre está la burla chabacana y la risa con sorna a lo que se desconoce. Tengo un amigo que no lee novelas y piensa que tener una biblioteca es juntar mugre. Nunca leyó El Eternauta y se burlaba siempre de la obra. Pero ahora que hay una miniserie con Darín está fanatizados pero sigue sin haber leído El Eternauta. Es un chabacano, un tipo que piensa que hay que tener cinco departamentos e invertir la plata en «Progreso». Ese tipo de gente es peligrosa para un coleccionista.
El coleccionista tiene bondad, cierta inocencia de niño y se apasiona por temas que nadie habla. El coleccionista habla de una etiqueta de cigarrillos como si estuviera hablando de un tratado filosófico. El coleccionista maneja otro idioma: usa otro vocabulario y ve la vida desde otro ángulo diferente. No puede haber nunca conciliación entre Coleccionista y Bufón, porque los bufones tienen una vida ordenada: cada paso que dan deben sacarle un provecho, nunca tienen una acción sin usar al Otro. Sus vidas sentimentales se rigen por normas bien concretas: reírse cuando hay que reírse; hablar cosas cotidianas siempre; la política debe ser para agradar; nunca una palabra de más porque todo lo demás que se diga «entra en la nada».
Hace unos años estaba en Capital Federal. Me había ido a comprar libros y entro a una librería de viejo y veo un libro erótico del Siglo XIX, con grabados y papel muy raro. El librero me dice que ese libro perteneció a la biblioteca privada de Sarmiento. Verifico el libro porque Sarmiento ponía letras para identificar sus libros y los firmaba. Era así como decía el librero. Lo compré. Después en Rosario le cuento a un amigo y se me burlaba mal. Se hacía el banana como que uno tiraba la plata. Al tiempo me entero que lo estafaron en la venta de una casa. Tenía ganas de reirme y me contuve.
Los Coleccionistas son los Guardianes del pasado porque si fuera por la gran mayoría ya habrían destruido todos los objetos que construyen la historia y viviríamos sin libros y sin autitos y sin juguetes y sin nada. Sería todo muy «normal» y no tendría sentido escribir este artículo.
