
POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI
Me gusta estar solo, disfruto de tiempos prolongados de soledad. Me molestan las multitudes. Leer, escribir, hacer gimnasia y dormir son los placeres que más disfruto. Sobre todo dormir, me gusta mucho dormir. Y agarro un libro de Nietzsche y leo. Y lo disfruto, porque es mi autor de cabecera. Y voy a un libro de Fante, y lo disfruto porque es mi autor preferido. Y voy y agarro un libro de Sarmiento y lo disfruto porque es mi autor preferido. Y voy y agarro un libro de Heidegger y lo disfruto porque amo sus escritos y porque es el pensador que más admiro de la la Filosofía contemporánea. ¿Qué me conecta con estos tipos? La soledad, porque fueron solitarios y odiaban al mundo. No soportaban las multitudes. Yo no las soporto, me siento incómodo en una reunión familiar o en un asado con risas y debates estúpidos. No me interesan. Nunca voy a cumpleaños, ni a casamientos, ni a asados de mucha gente. Siento que pierdo el tiempo en esos lugares. Trabajo para poder vivir pero lo hago por plata, no me produce placer madrugar. No me interesa conectarme con la gente. ¿Es malo eso? Para nada, es saludable. No tiene sentido estar con mucha gente, es perder el tiempo dialogar con gente que no lee, no tiene los intereses literarios míos y está en otra dimensión de la vida.
Los psicoanalistas se hicieron un festín con Heidegger, pero el viejo también incursionó en el Psicoanálisis y se hizo un festín con los analistas. Los psicoanalistas son muy perversos, disfrutan de las incomodidades del paciente e imponen una moral que parte del inconsciente. ¿,El inconsciente tiene moral? ¿Qué es una virtud? Nadie tiene virtudes que estén ahí para impedir el acto. Heidegger lo sabía y dijo en una conferencia donde la cúpula nazi estaba escuchando: «la totalidad de la vida se disuelve en la totalidad de la mediocridad».
Los trata de mediocres a los nazis. Los disuelve en partículas de totalidad.
Todo se fracciona en la modernidad. La vida se reduce a incomodidades, a actos puramente superficiales. ¿Hay que cogerse a todas? No podemos cogernos a todas, solamente en el cine norteamericano se cogen a todas. El cine tiene mucho de Heidegger, el cine como «impropiedad» donde se construye el ser como algo individual. Eso lo lindo del cine norteamericano. Alguien toma un texto y lo corta y saca una frase y la usa como una totalidad. La moral de lo fraccionado impone un concepto. Y ese concepto pasa a ser una totalidad. La vida en el Siglo XXI es una vida fraccionada de conceptos. Nada más. Estamos en la enfermedad y no lo sabemos. Estamos en el virus de las multitudes de zombies que totalizan lo fraccionado. Heidegger rompe con la tradición medieval y mete al hombre en el enjambre de la totalidad. El hombre es la totalidad, no un ser abstracto de palabras. La totalidad hace al hombre.
Y no hablo de existencialismo, no es el ser lo que me preocupa. Hablo de totalidad. Hablo de otra cosa. El hombre moderno vive en la superficie de las cosas. Cuando hice el primer año de Historia me dieron a leer La pregunta por la cosa. Ahí conocí a Heidegger. ¿En qué pensamos cuando pensamos en una cosa? Después uno se pregunta si la cosa es lo que arma los conceptos. La vida moderna es una vida donde la cosa ya no tiene respuestas. ¿Acaso hay respuestas a todo? La totalidad de las cosas fraccionadas a conceptos.
El hombre Siglo XXI reduce todo, toma la totalidad y la fracciona en conceptos y la cosa queda reducida y fuera de contexto de la totalidad. Veo a gente que toma una frase de un pensador y la viraliza como una «verdad» absoluta. ¿Qué es la verdad? Heidegger no habla de verdad, habla de la cosa. La totalidad no tiene nada que ver con la verdad. Por eso trata de mediocres a los nazis, porque el nazismo habla de verdades y fracciona la totalidad tomando cosas de autores y de la filosofía occidental.
El Siglo XXI es el Siglo de lo efímero, de lo rápido y de la enfermedad de lo fraccionado. La Historia a partir de la enfermedad de lo efímero se fracciona y la totalidad queda reducida a la enfermedad contagiosa de la mediocridad. Heidegger dice: «lo medieval fue la respuesta a la antigüedad y la modernidad es la respuesta a lo medieval. Pero no hay que buscar respuesta a todo, porque la cosa no tiene una explicación».
No tiene explicación la Modernidad. No tiene una respuesta que parta de la cosa. La pregunta sería muy simple: ¿En qué pensamos en el Siglo XXI si todo lo que pensamos está fraccionado de la totalidad de la cosa?

Muy bueno Sergio! Hay pocos que admiren a Heidegger!! Decile al autor que es muy bueno lo que escribió! Osvaldo
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