
ESCRIBE JUDITH BELMONTE [1]
Hoy a la mañana me puse a leer un libro que ayer compré en Buchin Libros; Las librerías de viejo de Rosario del escritor Fabián Ariel Gemelotti. Me sorprendió la tapa del libro, predomina el rojo y el negro y tiene la foto de una librería de viejo de la ciudad.
Mientras caminaba a mi departamento iba pensando en esa tapa y me venía a la memoria esos libros de tapa dura de los años ochenta donde predominaba en la editorial Bruguera el rojo y el negro. Al llegar a mi apartamento me desvestí y me pegué una ducha y me envolví en una toalla y me tiré en mi diván a leer el libro. Leo el prólogo y me viene a la memoria, como en una catarata donde el agua fluye desesperada, los anteriores escritos de Fabián Gemelotti (sus escritos censurados y prohibidos). Hace años había leído su novela Las putas chupa pijas, una novela que me hizo destornillar de risa; dos mujeres en una ciudad futurista secuestran a un hombre y lo encierran en una casa y lo violan en forma violenta. Nunca había leído algo tan salvaje y violento antes de esta novela de Gemelotti. Y el prólogo de Marquinez de Las librerías de viejo de Rosario no habla de esta novela, a mi entender la novela más violenta escrita por un argentino.

El prólogo de Marquinez es excelente, pero no nombra las novelas de Gemelotti como La Verga Saltarina y su novela pornográfica El Adolescente que se volteaba a la maestra en los recreos.
Gemelotti es un escritor minimalista y me sorprendió su libro de librerías y me gustó muchísimo. Ese recorrido por las librerías de viejo y ese amor a los libros y narrado con un estilo minimalista me volvió loca de pasión.
Siempre tengo en la mesita de luz el primer libro de Fabián Gemelotti, Entre calenturas y otras cosas. Ese libro lo conseguí por una amiga en 1996 cuando fue publicado. En esos años era una adolescente y ese libro fue mi primera experiencia en calenturas con un hombre. Me hacía chorrear de ganas de tener sexo oral a medida que leía el libro.

«Las librerías de viejo de Rosario» no es un libro erótico ni pornográfico, no te hace calentar como las novelas censuradas y prohibidas de Gemelotti. La virtud de este libro de librerías es que te hace pensar en libros y te trae a la memoria el amor por la literatura, ese amor que tenemos las que amamos los libros.
[1] LICENCIADA EN LETRAS