
POR FABIAN ARIEL GEMELOTTI
Lon se levantó temprano y dispuesto a suicidarse. Lon agarró el arma que tenía sobre la mesita de luz y apuntó a su cabeza y gatilló. La bala no salió. Lon no sabía de armas y no sabía desarmar o ver por qué la bala no salió. Lon agarró el celular y empezó a buscar en internet información. Pero Lon no tenía ingenio para lo práctico y no podía comprender la información de los sitios de internet. Lon decidió llamar a un amigo que presumía de inteligente y era un experto en dar explicaciones. El amigo le habló raro y Lon no entendió nada. El amigo no fue una solución. Lon se preguntó en el silencio del departamento por qué no salió la bala. Lon decidió ir a una armería con su arma para que le den una respuesta. Lon llegó a la armería y el armero lo miró con cara de poco amigo y cuando Lon sacó el arma del bolsillo del saco el armero sacó una escopeta de debajo del mostrador.

Lon se puso contento porque si lo mataba estaría feliz. Pero el armero lo observó bien y guardó el arma nuevamente abajo del mostrador y le preguntó qué buscaba. Lon le dijo que del arma no salían balas. El armero revisó el arma y le dijo que el arma estaba trabada y para arreglarla necesitaba el permiso de tenencia de armas. Lon no lo tenía, el arma la había robado de su trabajo. Lon se fue triste de la armería con el arma trabada y sin la bala que pudiera salir. Lon caminó hasta otra armería y entró y ahí la misma respuesta.
Lon estaba triste y mal. Lon llamó a un amigo y le dijo que quería suicidarse. El amigo estaba ocupado y no prestó atención y le dijo que lo llame más tarde. Lon llamó a otro amigo y el amigo no atendió y apareció el contestador y Lon no dejó mensaje. Lon llamó a su ex novia y su ex novia le dijo que estaba cocinando y no podía perder tiempo en hablar.
Lon llamó a su psicólogo y el psicólogo le dijo que le daba un turno para la próxima semana y le dio un turno y colgó. Lon llamó a un amigo psiquiatra y su amigo estaba durmiendo y le dijo que lo llame después del mediodía. Eran las once y Lon quería suicidarse desde las seis. Lon llamó a una amante con la cual tenía sexo a veces y la amante le dijo que no podía escucharlo porque estaba ocupada viendo televisión. Colgó.

Lon llamó a un médico de la familia y el médico le dio muchos consejos que Lon descartó y los tiro por la otra oreja. Lon quería suicidarse y el arma estaba trabada. ¿Y si me pongo adelante de un ómnibus? Pero Lon descartó esa posibilidad. Lon quería matarse en su departamento. Lon volvió a su departamento y se sentó en la cama y pensó. Lon se levantó y sonriendo abrió el gas y cerró todas las ventanas y se acostó. Pasaron unas horas y se despertó. No entendía por qué no estaba muerto. Y se acordó que le habían cortado el gas por falta de pago. Lon empezó a buscar una soga para colgarse y no había sogas. Lon agarró una sábana y la cortó e hizo nudos y se la puso en el cogote y miró al techo y se subió a una silla y ató la soga al ventilador de techo y saltó de la silla y el ventilador se vino abajo con él. Y sonó el timbre y era el portero que a los gritos le decía que no haga ruidos.

Lon estaba desesperado. Lon fue hasta el balcón para lanzarse al vacío, pero de pronto se acordó que habían puesto rejas por los robos y que el se opuso porque eran caras pero Lon no sabía discutir y ganaron los vecinos discutidores. Lon estaba desesperado. Lon agarró un cuchillo y se iba a cortar el cogote y se dio cuenta que no tenía filo. Y por más que apretaba contra la carne no cortaba. Lon salió del departamento y caminó triste por la calle. Lon vio a una chica que caminaba por la otra vereda y cruzó y le dijo que era linda y la chica se paró y lo miró con cara de miedo y sacó de la cartera un arma y le pegó un tiro en la cabeza a Lon.