
TESTIMONIO DE JOSE WANZA ENVIADA A LA REDACCION DE «EL OBRERO» PARA COMUNICAR AL MUNDO, EL TRATO DISPENSADO POR LA OLIGARQUIA DE NUESTRO PAIS
«Aprovecho la ida de un amigo a la ciudad para volver a escribirles. No se si mi anterior habrá llegado a sus manos. Aquí estoy sin comunicación con nadie en el mundo. Se que las cartas que mandé a mis amigos no llegaron. Es probable que estos nuestros Patrones que nos Explotan y nos tratan como esclavos, interceptan nuestra correspondencia para que nuestras quejas no lleguen a conocerse.
Vine al país halagado por las Grandes Promesas que nos hicieron los Agentes Argentinos en Viena. Estos vendedores de Almas Humanas sin consciencia hacían descripciones tan brillantes de la Riqueza del País y del Bienestar que esperaba aquí a los Trabajadores que a mí con otros amigos nos halagaron y nos vinimos.
TODO HABIA SIDO MENTIRA Y ENGAÑO.
En Buenos Ayres no he hallado ocupación y en el Hotel de Inmigrantes, Inmunda Cueva Sucia, los empleados nos trataron como si hubiésemos sidos esclavos. Nos amenazaron de echarnos a la calle si no aceptábamos su Oferta de Ir como Jornaleros para el trabajo en plantaciones a Tucumán. Prometían que se nos daría Habitación, Manutención y $ 20.- al Mes de Salario. Ellos se empeñaron hacernos creer que $ 20.- equivalen a 100 Francos, y cuano yo les dije que eso no era cierto, que $ 20.- no valían mas que hoy en día que apenas 25 Francos, me insultaron, me decían Gringo de M… y otras abominaciones por el estilo, y que si no me callaba me iban a hacer llevar Preso por la Policia.
Comprendí que no había mas que Obedecer.
¿Qué podía yo hacer? No tenía más que 2,15 Francos en el bolsillo. Hacían ya 10 días que andaba por estas largas calles sin fin buscando trabajo sin hallar algo y estaba cansado de esta incertidumbre.
En fín, resolví irme a Tucumán y con unos 70 Compañeros de Miseria y Desgracia me embarqué en el Tren que salía a las 5 P. M. El viaje duró 42 horas. Dos noches y un día y medio. Sentados y apretados como las sardinas en una caja estábamos. A cada uno nos habían dado en el Hotel de Inmigrantes un kilo de pan y una libra de carne para el viaje. Hacía mucho frío y soplaba un aire heladísimo por el carruaje.
Las noches eran insufribles y los pobres niños que iban sobre las faldas de sus madres Tusufrían mucho. Los carneros que iban en el vagon jaula iban mucho mejor que nosotros y tenían pasto que comer.
Molidos a más no poder y muertos de hambre llegamos al fin a Tucumán. Muchos iban enfermos y fue aquello un toser continuo.
En Tucumán nos hicieron bajar del tren. Nos recibió un empleado de la Oficina de Inmigració que se daba aires y gritaba como un bajá turco. Tuvimos que cargar nuestros equipajes sobre los hombros y de ese modo en larga procesión nos obligaron a caminar al Hotel de Inmigrantes. Los buenos Tucumanos se apiñabanen la calle para vernos pasar. Aquello fue una chacota y risa sin interrupción. ¡Ah, Gringo! ¡Gringo de M…a! Los muchachos silbaban y gritaban, fue aquello una algazara endiablada.
Al fín llegamos al Hotel y pudimos tirarnos sobre el suelo. Nos dieron pan por toda comida. A nadie permitían salir de la puerta de calle. Estabamos presos y bien presos.
A la tarde nos obligaron a subir en unos carros. Iban 24 inmigrantes parados en cada carro, apretados uno contra el otro de un modo, y así nos llevaron hasta muy tarde en la noche a la chacra. Al fin nos dieron una media libra de carne a cada uno e hicimos fuego. Hacían 58 horas que nadie de nosotros había probado un bocado caliente. Enseguida nos tiramos al suelo a dormir. Llovía una garúa muy fina.
Cuando desperté estaba mojado y me hallé en un charco. ¡El otro día al trabajo! Y así sigue eso desde tres meses. La manutención consiste en puchero y maíz, y no alcanza para apaciguar el hambre de un hombre que trabaja.La habitación tiene de techo la gran bóveda del firmamento con sus millares de astros, una hermosura espléndida. ¡Ah qué miseria! Y hay que aguantar nomás.
¿Que Hacerle?
Hay tantísima gente aquí en busca de trabajo, que vegetan en miseria y ha,mbre, que por el puchero no más se ofrecen a trabajar. Sería tontera fugarse, y luego ¿Para donde? Y nos deben siempre un mes de salario, para tenernos atados. En la Pulpería nos fian lo que necesitemos indispensablemente a precios sumamente elevados y el patrón nos descuenta lo que debemos en el día de pago.
Los desgraciados que tiene mujer e hijos nunca alcanzan a recibir en dinero, y siempre deben.
Les ruego Compañeros que publiquen esta Carta, para que en Europa la Prensa Proletaria prevenga a los pobres que no vayan a venirse a este país. ¡Ah, si pudiera volver hoy!
¡Esto aquí es el Infierno y Miseria Negra! Y luego hay que tener el chucho, la fiebre intermitente de que cae mucha gente aquí. Espero que llegue ésta a sus manos. Salud.

FUENTE: NELSON FERRER – «HISTORIA DE LOS GRAFICOS ARGENTINOS. SUS LUCHAS, SUS INSTITUCIONES (1857-1957) – EDITORIAL «DOS ORILLAS»