En el Día Internacional de las personas que trabajan, la Asociación de Abogadas y Abogados Laboralistas de Rosario manifiesta su solidaridad con todas las luchas por el trabajo y el salario, por el cumplimiento de los convenios colectivos, contra los despidos y suspensiones, la precarización laboral y demás maniobras empresariales que atentan contra los derechos individuales y colectivos de los trabajadores.
Expresamos nuestro repudio a los proyectos que tienden a eliminar la indemnización por despido, reflexibilizar las condiciones de trabajo, legalizar diversas formas de precarización y eliminar derechos.
Rechazamos todas las formas de criminalización, represión y/o amedrentamiento practicados por las fuerzas de seguridad contra las huelgas, movilizaciones u otras medidas de protesta social; por lo que consideramos deleznable la pretensión de que fiscales y jueces penales se atribuyan competencia para intervenir en los conflictos laborales.
Consideramos que resulta urgente e indispensable que el Poder Judicial sea democratizado, poniéndose a tono con lo que debe ser un Poder del Estado, volviendo a tener como objetivo la defensa de la Justicia Social. En el caso de los Juzgados y Cámaras del Trabajo se debe recuperar el sentido con el que fueron concebidos y creados, integrando el fuero personas comprometidas con el perfil de imparcialidad pero no neutralidad que requiere un derecho protectorio.
En momentos en que se expresa con mayor agresividad la campaña política y mediática contra las organizaciones políticas y sindicales de los trabajadores y demás sectores populares, creemos que una respuesta coyuntural limitada a la defensa de las normas laborales vigentes sería errónea e insuficiente; por lo que proponemos la derogación de la obligatoriedad de las comisiones médicas y la ley provincial de adhesión, una nueva ley de prevención de accidentes y enfermedades laborales, la obligatoriedad de los comités mixtos de salud y seguridad, la reducción de la jornada sin reducción salarial y la participación en las ganancias con control de la producción y colaboración en la gestión.
-MURAL DE RICARDO CARPANI- HOY MAS QUE NUNCA, COBRA VIGENCIA EL PROGRAMA DE LA C.G.T. DE LOS ARGENTINOS. ANTE EL ATAQUE A LA SOBERANIA POLITICA DE NUESTRO PAIS, CON LA INJERENCIA ECONOMICA QUE IMPONE EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL. LA IRRESPONSABILIDAD DE TODA LA CLASE DIRIGENTE QUE EN EL AÑO 2018 COMPROMETIO AL PUEBLO DE LA REPUBLICA ARGENTINA CON UN PRESTAMO FRAUDULENTO, SIN CUMPLIR CON LA LEGISLACION VIGENTE EN NUESTRO PAIS, NI CON LOS ESTATUTOS DEL PROPIO ORGANO CREDITICIO.
PROGRAMA DE LA C.G.T. DE LOS ARGENTINOS DEL 1ero. DE MAYO DE 1968
1°) Nosotros, representantes de la C.G.T. de los Argentinos, legalmente constituida en el Congreso Normalizador Amado Olmos, en este Primero de Mayo nos dirigimos al pueblo.
Los invitamos a que nos acompañen en un examen de conciencia, una empresa común y un homenaje a los forjadores, a los héroes y los mártires de la clase trabajadora. En todos los países del mundo ellos han señalado el camino de la liberación. Fueron masacrados en oscuros calabozos como Felipe Vallese, cayeron asesinados en los ingenios tucumanos, como Hilda Guerrero. Padecen todavía en injustas cárceles. En esas luchas y en esos muertos reconocemos nuestro fundamento, nuestro patrimonio, la tierra que pisamos, la voz con que queremos hablar, los actos que debemos hacer: esa gran revolución incumplida y traicionada pero viva en el corazón de los argentinos.
2°) Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”. Les decimos: ya hemos participado, y no como ejecutores sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos. No queremos esa clase de participación.
Un millón y medio de desocupados y subempleados son la medida de este sistema y de este gobierno elegido por nadie. La clase obrera vive su hora más amarga. Convenios suprimidos, derechos de huelga anulados, conquistas pisoteadas, gremios intervenidos, personerías suspendidas, salarios congelados.
La situación del país no puede ser otra que un espejo de la nuestra. El índice de mortalidad infantil es cuatro veces superior al de los países desarrollados, veinte veces superior en zonas de Jujuy donde un niño de cada tres muere antes de cumplir un año de vida. Más de la mitad de la población está parasitada por la anquilostomiasis en el litoral norteño; el cuarenta por ciento de los chicos padecen de bocio en Neuquén; la tuberculosis y el mal de Chagas causan estragos por doquier. La deserción escolar en el ciclo primario llega al sesenta por ciento; al ochenta y tres por ciento en Corrientes, Santiago del Estero y el Chaco; las puertas de los colegios secundarios están entornadas para los hijos de los trabajadores y definitivamente cerradas las de la Universidad.
La Década del ’30 resucita en todo el país con su cortejo de miseria y de ollas populares.
Cuatrocientos pesos son un jornal en los secaderos de yerba, trescientos en los obrajes, en los cañaverales de Tucumán se olvida ya hasta el aspecto del dinero.
A los desalojos rurales se suma ahora la reaccionaria ley de alquileres, que coloca a decenas de miles de comerciantes y pequeños industriales en situación de desalojo, cese de negocios y aniquilamiento del trabajo de muchos años.
No queda ciudad en la República sin su cortejo de villas miserias donde el consumo de agua y energía eléctrica es comparable al de las regiones interiores del Africa. Un millón de personas se apiñan alrededor de Buenos Aires en condiciones infrahumanas, sometidas a un tratamiento de gheto y a las razzias nocturnas que nunca afectan las zonas residenciales donde algunos “correctos” funcionarios ultiman la venta del país y donde jueces “impecables” exigen coimas de cuarenta millones de pesos.
Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha.
3°) Grandes países que salieron devastados de la guerra, pequeños países que aún hoy soportan invasiones e implacables bombardeos, han reclamado de sus hijos penurias mayores que las nuestras. Si un destino de grandeza nacional, si la defensa de la patria, si la definitiva liquidación de las estructuras explotadoras fuesen la recompensa inmediata o lejana de nuestros males, ¿qué duda cabe de que los aceptaríamos en silencio?
Pero no es así. El aplastamiento de la clase obrera va acompañado de la liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos, la sumisión a los organismos financieros internacionales. Asistimos avergonzados a la culminación, tal vez el epílogo de un nuevo período de desgracias.
Durante el año 1967 se ha completado prácticamente la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos. En 1958 el cincuenta y nueve por ciento de lo facturado por las cincuenta empresas más grandes del país correspondía a capitales extranjeros; en 1965 esa cifra ascendía al sesenta y cinco por ciento; hoy se puede afirmar que tres cuartas partes del gran capital invertido pertenece a los monopolios.
La empresa que en 1965 alcanzó la cifra más alta de ventas en el país, en 1968 ha dejado de ser argentina. La industria automotriz está descoyuntada, dividida en fragmentos que han ido a parar uno por uno a los grupos monopolistas. Viejas actividades nacionales como la manufactura de cigarrillos pasaron en bloque a intereses extranjeros. El monopolio norteamericano del acero está a punto de hacer su entrada triunfal. La industria textil y la de la alimentación están claramente penetradas y amenazadas.
El método que permitió este escandaloso despojo no puede ser más simple. El gobierno que surgió con el apoyo de las fuerzas armadas, elegido por nadie, rebajó los aranceles de importación, los monopolios aplicaron la ley de la selva —el dumping—, los fabricantes nacionales, hundiéronse. Esos mismos monopolios, sirviéndose de bancos extranjeros ejecutaron luego a los deudores, llenaron de créditos a sus mandantes que con dinero argentino compraron a precio de bancarrota las empresas que el capital y el trabajo nacional habían levantado en años de esfuerzo y sacrificio.
Este es el verdadero rostro de la libre empresa, de la libre entrega, filosofía oficial del régimen por encima de ilusorias divisiones entre “Nacionalistas” y “Liberales”, incapaces de ocultar la realidad de fondo que son los monopolios en el poder.
Este poder de los monopolios que con una mano aniquila a la empresa privada nacional, con la otra amenaza a las empresas del Estado donde la racionalización no es más que el prólogo de la entrega, y anuda los últimos lazos de la dependencia financiera. Es el Fondo Monetario Internacional el que fija el presupuesto del país y decide si nuestra moneda se cotiza o no en los mercados internacionales. Es el Banco Mundial el que planifica nuestras industrias claves. Es el Banco Interamericano de Desarrollo el que indica en qué países podemos comprar. Son las compañías petroleras las que cuadriculan el territorio nacional y de sus mares aledaños con el mapa de sus inicuas concesiones. El proceso de concentración monopolista desatado por el gobierno no perdonará un solo renglón de la actividad nacional. Poco más y sólo faltará desnacionalizar la tradición argentina y los museos.
La participación que se nos pide es, además de la ruina de la clase obrera, el consentimiento de la entrega. Y eso no estamos dispuestos a darlo los trabajadores argentinos.
4°) La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.
Afirmamos que el hombre vale por sí mismo, independientemente de su rendimiento. No se puede ser un capital que rinde un interés, como ocurre en una sociedad regida por los monopolios dentro de la filosofía libre-empresista. El trabajo constituye una prolongación de la persona humana, que no debe comprarse ni venderse. Toda compra o venta del trabajo es una forma de esclavitud.
La estructura capitalista del país, fundada en la absoluta propiedad privada de los medios de producción, no satisface sino que frustra las necesidades colectivas, no promueve sino que traba el desarrollo individual. De ella no puede nacer una sociedad justa ni cristiana.
El destino de los bienes es servir a la satisfacción de las necesidades de todos los hombres. En la actualidad prácticamente todos los bienes se hallan apropiados, pero no todos los hombres pueden satisfacer sus necesidades: el pan tiene dueño pero un dueño sin hambre. He aquí al descubierto la barrera que separa las necesidades humanas de los bienes destinados a satisfacerlas: el derecho de propiedad tal como hoy es ejercido.
Los trabajadores de nuestra patria, compenetrados del mensaje evangélico de que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes, proclamamos la necesidad de remover a fondo aquellas estructuras.
Para ello retomamos pronunciamientos ya históricos de la clase obrera argentina, a saber:
• La propiedad sólo debe existir en Función Social.
• Los trabajadores, auténticos creadores del Patrimonio Nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la Producción, sino en la Administración de las Empresas y la Distribución de los Bienes.
• Los Sectores Básicos de la Economía pertenecen a la Nación. El Comercio Exterior, los Bancos, el Petróleo, la Electricidad, la Siderurgia y los Frigoríficos deben ser Nacionalizados.
• Los Compromisos Financieros Firmados a Espaldas del Pueblo No Pueden Ser Reconocidos.
• Los Monopolios que arruinan Nuestra Industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser Expulsados Sin Compensación de ninguna especie.
• Sólo una profunda Reforma Agraria, con las expropiaciones que ella requiera, puede efectivizar el postulado de que la tierra es de quien la trabaja.
• Los hijos de obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de la educación que hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiadas.
A los que afirman que los trabajadores deben permanecer indiferentes al Destino del País y pretenden que nos ocupemos solamente de Problemas Sindicales, les respondemos con las palabras de un inolvidable compañero, Amado Olmos, quien días antes de morir, desentrañó para siempre esa farsa:
El obrero no quiere la solución por arriba, porque hace doce años que la sufre y no sirve. El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecte hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos ocupemos solamente de los convenios y las colonias de vacaciones.
5°) Las palabras de Olmos marcan a fuego el sector de dirigentes que acaban de traicionar al pueblo y separarse para siempre del movimiento obrero. Con su experiencia, que ya era sabiduría profética, explicó los motivos de esa defección.
“Hay dirigentes —dijo—, que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.
Son esos mismos dirigentes los que apenas iniciado el congreso normalizador del 28 de marzo, convocado por ellos mismos, estatutariamente reunido, que desde el primer momento sesionó con el quórum necesario, lo abandonaron por no poder dominarlo y cometieron luego la felonía sin precedentes en los anales del sindicalismo de denunciar a sus hermanos ante la Secretaría de Trabajo. Son ellos los que hoy ocupan un edificio vacío y usurpan una sigla, pero han asumido al fin su papel de agentes de un gobierno, de una oligarquía y de un imperialismo.
¿Qué duda cabe hoy de que Olmos se refería a esos dirigentes que se autocalifican de “colaboracionistas” y “participacionistas”? Durante más de un lustro cada enemigo de la clase trabajadora, cada argumento de sanciones, cada editorial adverso, ha sostenido que no existía en el país gente tan corrompida como algunos dirigentes sindicales. Costaba creerlo, pero era cierto. Era cierto que rivalizaban en el lujo insolente de sus automóviles y el tamaño de sus quintas de fin de semana, que apilaban fichas en los paños de los casinos y hacían cola en las ventanillas de los hipódromos, que paseaban perros de raza en las exposiciones internacionales.
Esa satisfacción han dado a los enemigos del movimiento obrero, esa amargura a nosotros. Pero es una suerte encontrarlos al fin todos juntos —dirigentes ricos que nunca pudieron unirse para defender trabajadores pobres—, funcionarios y cómplices de un gobierno que se dice llamado a moralizar y separados para siempre de la clase obrera.
Con ellos, que voluntariamente han asumido ese nombre de colaboracionistas, que significa entregadores en el lenguaje internacional de la deslealtad, no hay advenimiento posible. Que se queden con sus animales, sus cuadros, sus automóviles, sus viejos juramentos falsificados, hasta el día inminente en que una ráfaga de decencia los arranque del último sillón y de las últimas representaciones traicionadas.
6°) La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un camino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrece a cada uno un puesto de lucha.
Las direcciones indignas deben ser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de colaboracionismo. Esa es la forma de probar que la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pueden destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajo con el dolor de tantos.
Este movimiento está ya en marcha, se propaga con fuerza arrasadora por todos los caminos de la República.
Advertimos sin embargo que de la celeridad de ese proceso depende el futuro de los trabajadores. Los sectores interesados del gobierno elegido por nadie no actúan aún contra esta CGT elegida por todos; calculan que la escisión promovida por dirigentes vencidos y fomentada por la Secretaría de Trabajo bastará para distraer unos meses a la clase obrera, mientras se consuman etapas finales de la entrega.
Si nos limitáramos al enfrentamiento con esos dirigentes, aun si los desalojáramos de sus últimas posiciones, seríamos derrotados cuando en el momento del triunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos esperar pero no temer.
El movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios; no es una personería ni cien personerías; no es un sello de goma ni es un comité; no es una comisión delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad organizada del pueblo y como tal no se puede clausurar ni intervenir.
Perfeccionando esa voluntad pero sobre todo esa Organización debemos combatir con más fuerza que nunca por la libertad, la renovación de los convenios, la vigencia de los salarios, la derogación de leyes como la 17.224 y la 17.709, la reapertura y creación de nuevas fuentes de trabajo, el retiro de las intervenciones y la anulación de las leyes represivas que hoy ofenden a la civilización que conmemora la declaración y el ejercicio de los derechos humanos.
Aun eso no es suficiente. La lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento. Porque la Argentina y los argentinos queremos junto con la revolución moral y de elevamiento de los valores humanos ser activos protagonistas y no dependientes en la nueva era tecnológica que transforma al mundo y conmociona a la humanidad.
Y si entonces cayeran sobre nosotros los retiros de personería, las intervenciones y las clausuras, será el momento de recordar lo que dijimos en el congreso normalizador: que a la luz o en la clandestinidad, dentro de la ley o en las catacumbas, este secretariado y este consejo directivo son las únicas autoridades legítimas de los trabajadores argentinos, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder.
7°) La CGT de los Argentinos no se considera única actora en el proceso que vive el país, no puede abstenerse de recoger las aspiraciones legítimas de los otros sectores de la comunidad ni de convocarlos a una gran empresa común, no puede siquiera renunciar a la comunicación con sectores que por una errónea inteligencia de su papel verdadero aparecen enfrentados a nuestros intereses. Apelamos pues:
• A los empresarios nacionales, para que abandonen la suicida política de sumisión a un sistema cuyas primeras víctimas resultan ellos mismos. Los monopolios no perdonan, los bancos extranjeros no perdonan, la entrega no admite exclusiones ni favores personales. Lealmente les decimos: fábrica por fábrica los hemos de combatir en defensa de nuestras conquistas avasalladas, pero con el mismo vigor apoyaremos cada empresa nacional enfrentada con una empresa extranjera. Ustedes eligen sus alianzas: que no tengan que llorar por ellas.
• A los pequeños comerciantes e industriales, amenazados por desalojo en beneficio de cuatro inmobiliarias y un par de monopolios dispuestos a repetir el despojo consumado con la industria, a liquidar los últimos talleres, a comprar por uno lo que vale diez, a barrer hasta con el almacenero y el carnicero de barrio en beneficio del supermercado norteamericano, que es el mercado único, sin competencia posible. Les decimos: su lugar está en la lucha, junto a nosotros.
• A los universitarios, intelectuales, artistas, cuya ubicación no es dudosa frente a un gobierno elegido por nadie que ha intervenido las universidades, quemado libros, aniquilado la cinematografía nacional, censurado el teatro, entorpecido el arte. Les recordamos: el campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra.
• A los militares, que tienen por oficio y vocación la defensa de la patria: nadie les ha dicho que deben ser los guardianes de una clase, los verdugos de otra, el sostén de un gobierno que nadie quiere, los consentidores de la penetración extranjera. Aunque se afirme que ustedes no gobiernan, a los ojos del mundo son responsables del gobierno. Con la franqueza que pregonan les decimos: que preferiríamos tenerlos a nuestro lado y del lado de la justicia, pero que no retrocederemos de las posiciones que algunos de ustedes parecieran haber abandonado pues nadie debe ni puede impedir el cumplimiento de la soberana voluntad del pueblo, única base de la autoridad del poder público.
• A los estudiantes queremos verlos junto a nosotros, como de algún modo estuvieron juntos en los hechos, asesinados por los mismos verdugos, Santiago Pampillón y Felipe Vallese. La CGT de los Argentinos no les ofrece halagos ni complacencias, les ofrece una militancia concreta junto a sus hermanos trabajadores.
• A los religiosos de todas las creencias: sólo palabras de gratitud para los más humildes entre ustedes, los que han hecho suyas las palabras evangélicas, los que saben que “el mundo exige el reconocimiento de la dignidad humana en toda su plenitud, la igualdad social de todas las clases”, como se ha firmado en el concilio, los que reconocen que “no se puede servir a Dios y al dinero”. Los centenares de sacerdotes que han estampado su firma al pie del manifiesto con que los obispos del Tercer Mundo llevan a la práctica las enseñanzas de la Populorum Progressio: “La Iglesia durante un siglo ha tolerado al capitalismo… pero no puede más que regocijarse al ver aparecer en la humanidad otro sistema social menos alejado de esa moral… La Iglesia saluda con orgullo y alegría una humanidad nueva donde el honor no pertenece al dinero acumulado entre las manos de unos pocos, sino a los trabajadores obreros y campesinos”.Ese es el lenguaje que ya han hablado en Tacuarendí, en Tucumán en las villas miserias, valerosos sacerdotes argentinos y que los trabajadores quisiéramos oír en todas las jerarquías.
8°) La C.G.T. convoca en suma a todos los sectores, con la única excepción de minorías entregadoras y dirigentes corrompidos, a movilizarse en los cuatro rincones del país para combatir de frente al imperialismo, los monopolios y el hambre. Esta es la voluntad indudable de un pueblo harto de explotación e hipocresía, herido en su libertad, atacado en sus derechos, ofendido en sus sentimientos, pero dispuesto a ser el único protagonista de su destino.
Sabemos que por defender la decencia todos los inmorales pagarán campañas para destruirnos. Comprendemos que por reclamar libertad, justicia y cumplimiento de la voluntad soberana de los argentinos, nos inventarán todos los rótulos, incluso el de subversivos, y pretenderán asociarnos a secretas conspiraciones que desde ya rechazamos.
Descontamos que por defender la autodeterminación nacional se unirán los explotadores de cualquier latitud para fabricar las infamias que les permitan clausurar nuestra voz, nuestro pensamiento y nuestra vida.
Alertamos que por luchar junto a los pobres, con nuestra única bandera azul y blanca, los viejos y nuevos inquisidores levantarán otras cruces, como vienen haciendo a lo largo de los siglos.
Pero nada nos habrá de detener, ni la cárcel ni la muerte. Porque no se puede encarcelar y matar a todo el pueblo y porque la inmensa mayoría de los argentinos, sin pactos electorales, sin aventuras colaboracionistas ni golpistas, sabe que sólo el pueblo salvará al pueblo.
RICARDO CARPANI, MURAL SINDICATO DE LA DIRECCION GENERAL IMPOSITIVA (D.G.I.), 1967, OLEO SOBRE PANELES DE HARDBOARD, S/M. -FOTOGRAFIA: DEMIAN VENTURA-
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Abrimos el Programa con el Recordatorio del Inicio del Juicio a las Juntas en Abril de 1985 y el Trayecto de los Juicios de Lesa Humanidad en nuestro país.
Dialogamos con Verónica Vogelmann, coordinadora junto a Silvia Simonassi de la investigación que derivó en la publicación del libro Las y los trabajadores bancarios rosarinos en la historia gremial nacional (1955-2019) editado en conjunto por el ISHIR (Investigaciones Socio Históricas Regionales) y la Seccional Rosario de la Asociación Bancaria.
Entrevistamos a Lavih Abraham, economista, docente e integrante del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía, quien comparte su punto de vista sobre la coyuntura económica.
Nos visita Romina Vega Soto, integrante de la Orquesta Utópica que presenta Cortafuego, su tercer material discográfico.
Como siempre, todas las Novedades Gremiales y la mejor selección musical para acompañar tu mediodía de domingo.
EL TUNEL 4 DEL CENTRO CULTURAL «PARQUE ESPAÑA» SE VIO DESBORDADO DE ASISTENTES DURANTE LA PRIMERA JORNADA DEL 13° FORO INTERNACIONAL DE PERIODISMO DIGITAL Y 8° ENCUENTRO INTERNACIONAL DE NARRATIVAS TRANSMEDIA, ORGANIZADO POR LA DIRECCION DE COMUNICACION MULTIMEDIAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO. EN LA APERTURA DEL FORO, LEONARDO MUROLO QUIEN ES DOCTOR EN COMUNICACION, PROFESOR DE GRADO Y POSGRADO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES Y EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA, EXPUSO SOBRE «TECNOPOLITICA, CULTURA POP Y PRODUCCION DE NARRATIVA EN REDES SOCIALES. LA CONSTRUCCION DE KUN AGÜERO COMO INFLUENCER LIBERTARIO»
COMPARTIMOS CON NUESTROS LECTORES EL REPORTAJE REALIZADO AL MAGISTER FERNANDO IRIGARAY, QUIEN ES DIRECTOR DE LA MAESTRIA EN COMUNICACION DIGITAL INTERACTIVA DE LA ESCUELA DE COMUNICACION SOCIAL PERTENECIENTE A LA FACULTAD DE CIENCIA POLITICA Y RELACIONES INTERNACIONALES DE LA U.N.R.
MAGISTER FERNANDO IRIGARAY -DIRECTOR DE LA MAESTRIA EN COMUNICACION DIGITAL INTERACTIVA DE LA U.N.R.- (FOTOGRAFIA: CAMILA CASERO)
El Decreto-Ley N° 19.990, por el que se creó el Sistema Nacional de Pensiones, fue aprobado el 24 abril 1973 para otorgar pensiones de vejez, invalidez y sobrevivientes. Se le puso en vigencia el 1° de mayo de 1973.
Cubría al conjunto de trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada y al régimen de los trabajadores de la administración pública no comprendidos en el Decreto Ley N° 20.530.
Y, desde entonces, no ha cumplido solo años. A pesar de los ataques, desgarramientos y latrocinios al que fue sistemáticamente sometido ha cumplido los fines para los que fue creado.
El Taller Manzanilla de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos organizó un acto recordatorio de este aniversario en el que participaron varios de sus miembros y profesores invitados.
El contexto político y económico del que emergió el Sistema Nacional de Pensiones fue el propósito del gobierno revolucionario del general Juan Velasco Alvarado de impulsar una economía capitalista intervenida por el Estado para colocar a nuestro país en el camino del desarrollo y de la redistribución de la riqueza creada.
Por lo tanto, dos fueron sus ejes fundamentales: 1) la abolición del sistema feudal heredado de los tiempos de la dominación hispánica con una reforma agraria radical que entregara la tierra a los campesinos; y 2) la transferencia de una parte del valor creado por el trabajo a los trabajadores mediante tres grupos de disposiciones: la participación en las utilidades de las empresas para su conversión en títulos de propiedad de estas y como ingreso personal; la estabilidad en el trabajo y otras disposiciones laborales, puesto que, siendo el trabajo el factor creador de la riqueza, la permanencia en el empleo y la condición de los trabajadores no deben estar al arbitrio muchas veces abusivo de los empresarios; y las normas de Seguridad Social para asegurarles al trabajador y a quienes dependen de él los servicios de salud y los ingresos necesarios para su vida cuando él se retire del trabajo.
La delineación de la comunidad laboral fue un aporte de Virgilio Roel Pineda, profesor de la Universidad de San Marcos, que el ministro de Industria, contralmirante Jorge Dellepiane, secundó con entusiasmo y formó parte de la Ley General de Industrias del 27 de julio de 1970. Las disposiciones laborales y de Seguridad Social fueron propuestas y elaboradas por el Autor desde 1970 hasta marzo de 1975. Como las otras normas aprobadas en este período, el general José Graham Hurtado, jefe del Comité de Asesoramiento de la Presidencia de la República, un cuerpo de coroneles que preparaba el despacho del Consejo de Ministros, corrigió y tramitó los correspondientes proyectos.
La base financiera del Sistema Nacional de Pensiones fue el sistema de reparto, complementado con el sistema de primas escalonadas. Los estudios matemático actuariales, sin los cuales ninguna norma de Seguridad Social puede ser planteada, estuvieron a cargo del profesor de la Universidad de San Marcos José Domingo Gómez Sánchez y del consejero de la O.I.T. y profesor de la Universidad de Friburgo Peter Tullin. El articulado del proyecto del Sistema Nacional de Pensiones fue revisado por el Director de Seguridad Social de la O.I.T. Antonio Zelenka.
Por el sistema de reparto, la suma reunida por las cotizaciones correspondientes a los trabajadores comprendidos en el Sistema debían ser aplicadas a pagar las pensiones de los trabajadores jubilados, inválidos y sus derechohabientes; y por el sistema de prima escalonada las tasas de cotización debían variar, en menos o en más, según los egresos en pensiones del Sistema. Se había previsto que durante los primeros años de funcionamiento del Sistema sus recursos serían superiores a sus gastos debido a que la suma pagada a la masa de jubilados sería inferior a la cantidad a recaudarse por cotizaciones; esto en razón de que demográficamente los jubilados serían pocos en relación a la masa que trabajaba. La suma que excediese los egresos por pensiones y gastos de administración debía ser invertida en valores que redituasen un ingreso el que debía aumentar los recursos del Sistema para contribuir a pagar las pensiones de los jubilados en el futuro cuando la cantidad de estos se incrementara. También se había previsto que las tasas de cotización irían aumentado, según los requerimientos del Sistema.
Los empleadores pagarían 2/3 de la cotización y los trabajadores 1/3 (luego de algún tiempo se fijó en 6% de las remuneraciones el aporte de los empleadores, y en 3% el de los trabajadores). Tanto las cotizaciones de los empresarios como las de los trabajadores forman parte del costo de los bienes y servicios producidos y se transfieren al precio de estos que pagan los consumidores y usuarios. Se apartó al Estado de pagar una parte de la cotización, porque para ello hubiera tenido que emplear una parte de los recursos recaudados como tributos, lo que implicaba llegar al mismo resultado dando una innecesaria vuelta. Además, siendo el Estado el más grande empleador era más conveniente que pagase solo las cotizaciones correspondientes a sus trabajadores.
El Sistema Nacional de Pensiones funcionó como se había previsto hasta julio de 1980. Después, los gobiernos de Fernando Belaúnde de Acción Popular y del Partido Popular Cristiano hasta 1985, del Apra entre 1985 y 1990 y de Alberto Fujimori entre 1990 y 2000 lo pillaron en todas las formas, utilizando sus ingresos en los gastos corrientes del Estado y para metérselos al bolsillo, y permitiendo que el Ministerio de Economía y Finanzas no pagase las cotizaciones de los trabajadores del Estado ni las que le tocaba aportar.
Finalmente, el gobierno de Fujimori, en diciembre de 1991, cuando era todavía constitucional, expidió el Decreto Legislativo 724 por el cual creó el Sistema Privado de Pensiones, reproduciendo el modelo chileno de Pinochet, cuyo objetivo era liquidar el Sistema Nacional de Pensiones. Esta disposición, como las de precarización de la legislación laboral y de privatización de las empresas estatales, fue autorizada alegremente por todos los grupos representados en el Congreso de la República, incluidos los dos llamados izquierdistas que comandaban Alfonso Barrantes Lingan y Henry Pease.
Pero como el Decreto Legislativo N° 724 solo podría aplicarse después de ponerse en vigencia su reglamento, utilicé este lapso para someter a una crítica radical al Sistema Privado de Pensiones, actitud que concitó la atención de los trabajadores, de sus organizaciones sindicales y de un grupo de profesores y abogados laboralistas. El resultado fue que el gobierno de Fujimori no pudo emitir ese reglamento y, como el tiempo se le acababa por la censura de la O.E.A. y la exigencia de la convocatoria a elecciones para una asamblea constituyente, casi a última hora, en noviembre de 1992, expidió el Decreto-Ley N° 25.897, creando el Sistema Privado de Pensiones.
La condición de la existencia de este nuevo sistema, que no estuvo respaldado por cálculos matemático actuariales, fue el desmantelamiento del Sistema Nacional de Pensiones, para lo cual se acudió a tres medidas principales:
1.– Se dispuso que los afiliados a este que se pasasen al sistema privado debían recibir un “bono de reconocimiento” de aportes que debería ir a la AFP que eligieran. Esto era absurdo, porque, siendo la base del Sistema Nacional de Pensiones el sistema de reparto, no era posible que cada afiliado tuviese acumuladas sus cotizaciones, ya que ellas integraban la suma global gastada mensualmente en el pago de las pensiones. En otras palabras, no había con qué pagar ese bono de reconocimiento. Pero el gobierno lo hizo, desbancando la suma conformada por los aportes mensuales de los afiliados.
2.– Se elevó el tiempo de cotización mínimo para percibir una pensión de jubilación de 15 años los hombres y 12,5 las mujeres a 20 años para ambos con retroactividad, lo que dio lugar a largos procesos judiciales para obtener la pensión.
3.– Se optó como política que los empresarios al tomar a nuevos trabajadores les exigieran la afiliación a una AFP, so pena de no contratarlos o de despedirlos dentro del período de prueba. De este modo, muchos trabajadores fueron a dar al Sistema Privado de Pensiones.
Lo que nunca dijeron los promotores del Sistema Privado de Pensiones es que este es una manera de extraer recursos de los trabajadores para invertirlos en actvidades económicas. No interesan los trabajadores en sí ni sus pensiones luego de que se jubilen. Si los valores, bonos y otros activos que se compren con sus cotizaciones pueden venderse se las pagarán hasta que se agoten las sumas que hubieren aportado más los rendimientos si los hubiera. Si el precio de esos valores y bonos se reduce y cae hasta ser nada, pues, les devolverán nada.
En julio de 1995, por la Ley N° 26.504, se dispuso que el aporte al Sistema Nacional de Pensiones debía ser el 13% de la remuneración a cargo exclusivo del trabajador. Ello para evitarle al Estado pagar como empleador las cotizaciones por sus trabajadores y para que por la vía de los bonos de reconocimiento y aportes el Estado no transfiriese recursos a las A.F.P.
Ahora, algunos interesados en la promoción de las AFPs han vuelto a las andadas para destruir el Sistema Nacional de Pensiones, empleando a un grupo de congresistas para remover las castañas del fuego. Les han encargado, vaya usted a saber a cambio de qué, tramitar un proyecto de ley de pensiones, por supuesto, sin consultar a los afiliados a este y prescindiendo de lo que es elemental en materia de seguros sociales: los cálculos matemático actuariales.
No está demás recordar que “Los fondos y las reservas de la seguridad social son intangibles.” (Constitución, art. 12º) y que, por lo tanto, no pueden ser convertidos en “bonos de reconocimiento”. Además, “El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud y pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas.” (Constitución, art. 11º). Este libre acceso es un derecho de los trabajadores, que se tangibiliza con la opción de quedarse en el Sistema Nacional de Pensiones al que se le debe restituir el otorgamiento de derechos tan importantes como la pensión máxima equivalente al 80% de la última remuneración de referencia, máxime si al trabajador se le descuenta el 13% de su remuneración total.
Se debe añadir, como cuestión previa, la rendición de cuentas que debería hacer el Ministerio de Economía y Finanzas y los encargados de la ONP por los aportes que se pagaron o que debieron pagarse desde 1980, para establecer cómo y en qué han sido gastados, y para que los deudores paguen lo que deben, ya que estas cotizaciones son imprescriptibles por una norma del Decreto-Ley N° 19.990, en vigencia.
No llama la atención ya en nuestro país la indiferencia de las clases trabajadoras sobre este asunto que lleva a pensar que solo esperan que se les dé caritativamente algo. Por esta actitud y otras semejantes, estas clases se han descalificado como factor de cambio en nuestro país. Tal vez después algunos grupos de ellas lleguen a serlo a condición de asumir una ideología de transformación factible y no fantasiosa. Ni siquiera se interesan por las grandes protestas de los trabajadores franceses y uruguayos en defensa de sus derechos a las pensiones que ciertos legisladores quieren arrebatarles.
El 1° de Mayo se cumplen 170 años de la sanción de la Constitución Nacional. Ciclópeo fue el esfuerzo de aquellos hombres y mujeres que dieron lo mejor de sí, muchas veces dejando incluso su vida, para lograr la aprobación de una norma civilizatoria que ponga sobre el papel los derechos, obligaciones y garantías que debían regir entre los argentinos. Empero, a no dudar, uno de los que más bregó por tener una República Federal, es ese gran olvidado que se llama Manuel Leiva.
Santafesino de nacimiento, pero hombre del Federalismo del Litoral sobre todas las cosas, luchó desde su juventud contra el Despotismo Unitario que deseaba que Buenos Aires, ex cabeza del Virreinato reemplazara a España en su desprecio con respecto a los pueblos del interior. Tuvo en claro que el monopolio de la aduana y el puerto le daba prerrogativas de hecho, que sólo la voluntad esclarecida de nuestros pueblos podía arrancarle y plasmarla en una norma civilizatoria. Las Constituciones Unitarias de 1819 y 1826, y la negativa de Juan Manuel de Rosas de organizar el país, eran la prueba evidente de la capitis deminutio en que nos quería dejar el poder porteño.
Por ese motivo, fue el hombre más odiado por la élite porteña que no ahorró recursos para zaherirlo. Prueba de eso fue la reacción ante su moción, como representante de Corrientes después de la sanción del Pacto Federal, para que se invite a las demás provincias para alcanzar un pacto federativo, que cayó como una bomba para la hegemonía bonaerense. Ese pedido, unidas a sus misivas enviadas a Tadeo Acuña, de Catamarca, y a José de Oro de San Juan, provocaron la ira de los déspotas de turno y su comparsa intelectual. Los medios de prensa del centralismo reaccionario no dejaron adjetivo descalificativo para maltratar a un hombre que con la sola fuerza de su intelecto y su honestidad impertérrita, enfrentó con valentía las calumnias y difamaciones de “El Cosmopolita”, “El Lucero” y “El Porteño”. Con su frontalidad habitual, Manuel Leiva contestó los falaces argumentos de la prensa porteña en una misiva pública fechada el 23 de octubre de 1832. En esta carta, que junto a la enviada al Ministro de Gobierno de Catamarca, Tadeo Acuña, debería ser de lectura obligatoria en las provincias del Litoral, defiende el sistema federal, y también una política económica autónoma que logre que nuestras escuálidas artesanías puedan pasar a ser un resorte industrial potenciando nuestro mercado interno.
El nudo de la carta es elocuente:”Si permanecemos inconstituidos y separados, seremos el ludibrio de las naciones y del primer atrevido de entre nosotros que quiera confundirnos como ha sucedido tantas veces; pues la Constitución es la única muralla impenetrable a estas maquinaciones. Si es indudable que es mejor una ley mala que ninguna. ¡Cuánto mejor será vivir bajo los auspicios de una buena, paternal y benéfica, como la que puede formarse hoy que no se presenta quien nos contradiga, que es una la opinión, y que muy fácilmente serán unos mismos los deseos y los sentimientos”. Gran parte de la historia de nuestra atribulada patria está relatada en estos pocos párrafos.
Por último, quiero transcribir, con cierta extensión, la última parte de su sustantiva carta, porque es una demostración palmaria de que las cosas no han cambiado demasiado en lo que se refiere al periodismo porteño y su nefasta influencia en la Argentina: ”…en cuanto a sus escritores ¿Qué impresión han podido hacer en mi ánimo sus torpes y groseros embustes? Los que lean sus libelos los despreciarán también; porque recordarán, todo lo que se ha dicho por estos mismos contra la benemérita persona del General de los Libres; del que más de una vez ha vuelto a Buenos Aires la tranquilidad, el orden y las leyes que había perdido: del varón fuerte y magnánimo que ha sabido oponerse y triunfar siempre contra sus opresores, el Exmo. Sr. Brigadier D. Estanislao López Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Fe…, todo lo que se ha escrito contra el primer General que tuvimos en la República y que rindió tantos servicios a la Patria, D. Manuel Belgrano, y contra los primeros que dieron el grito el año 10, que nos abrieron el paso a la libertad y en quienes debemos creer la mejor intención y buena fe: lo que se ha escrito de los Libertadores Bolívar y San Martín…Si ninguno ha sido bueno para los escritores, ¿qué crédito puede darse a los que escriban contra mí”. (Cursivas de M.L.)
En resumen, hoy como ayer, la prensa de la ciudad de Buenos Aires y sus remunerados escribas, difaman e intentan destruir a todos aquellos que buscan un camino de libertad y justicia para América Latina.
La República Argentina debería tener las calles de sus ciudades, monumentos y la enseñanza, homenajeando al gran Constitucionalista Manuel Leiva. La sabia organización de la ignorancia, que denunciaba Raúl Scalabrini Ortiz, es el mayor impedimento para el conocimiento de nuestra verdadera historia, condicionando nuestro indudable futuro de grandeza.
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INGREDIENTES PARA UNA PERSONA:
2 tortillas de trigo integral. 2 cucharadas de salsa de tomate. Cebolla. Calabacín. Aceitunas negras (opcional).Tomates cherry. 2 huevos. Queso rallado. Ajo en polvo. Orégano. Sal y pimienta.
Para su elaboración necesitaremos un tupper, en el cual meteremos la tortita.
Comenzaremos echando tomate en la base, el orégano y el ajo. Después cortamos todas las verduras y las aceitunas, y las introducimos al gusto en la tortita.
Separamos la clara del huevo y la vertemos sobre las verduras, salpimentamos al gusto. Espolvoreamos queso rallado por encima y metemos el tupper en la freidora de aire, 8 minutos a 200 grados. Cuando esté lista, echamos la yema por encima y metemos en la freidora 1 minuto más.
Como veis, es una receta súper rápida y nos puede sacar de un apuro, (y sabe a pizza).
INFORME DEL CENTRO DE ECONOMIA POLITICA DE ARGENTINA -C.E.P.A.-
La Dolarización implica dos momentos: el AJUSTE INICIAL (esencialmente una Reducción de la Participación de los Salarios en la Economía) y las LIMITACIONES POSTERIORES derivadas del Corset Dolarizador.
La Dolarización no resuelve la raíz estructural de los Desequilibrios Macroeconómicos en Argentina, sino que elimina la moneda propia, ajusta drásticamente el Déficit Fiscal (con lógico impacto en partidas sociales) y licúa salarios, abandonando la opción productiva. Es un cambio de ordenamiento profundo para virar hacia una economía para unos pocos.
Si, en cambio, se avanzara en resolver de manera sostenible la dinámica bimonetaria de la economía argentina -principal vehículo de la suba de precios e inestabilidad macro-, con una más eficiente administración del comercio exterior sostenida en el tiempo (evitando desregulaciones cíclicas), financiación en el mercado local del déficit fiscal y solución a la salida de capitales, ¿para qué serviría una dolarización?
Precisamente, en ese camino la economía requiere una moneda propia, cuya fortaleza se sostenga en el tiempo.
¿Por qué se ha instalado, entonces, que conviene Dolarizar? La Dolarización aparece como recurso facilista para reunir consensos en torno al camino de licuación salarial que, hasta ahora en Argentina, no pudieron lograr de manera definitiva en cada avance neoliberal.
Que Argentina es un país del cholulaje no es novedad.
Ya en el siglo XIX los indios se sacaban fotos con los soldados. Iban los fotógrafos con las máquinas de fotos y ponían el cajón con placas de vidrio y la indiada sucia y olorienta se sacaba fotos con los soldados sucios y olorientos. Desde la distancia la oficialidad perfumada con perfumes franceses observaba. Muchas de esas fotos iban a La Nación de MITRE. Y otras se hacían copias e iban a Europa para estudios de Antropología. También había pornografía en las Campañas al Desierto: indias posando desnudas y también en poses de sexo con los soldados sin dientes y panzones. Esas fotos fueron a parar en su gran mayoría a Coleccionistas Europeos de la Fotografía incipiente del Siglo XIX. Ya en el Siglo XX en Londres se hacían subastas y en 1920 una foto de MITRE desnudo con una india llegó a venderse lo que sería ahora Diez Mil Dólares. Era la Argentina Cholula y correctiva, había que corregir para hacer una Argentina «Potencia del Mundo».
Nacía la Argentina cholula, porque es cholulo el pobre, el que no tiene y el no tener dinero ni posición social ni «estatus» de pertenencia los hacía ser lo que no eran en esa pertenencia de imágenes que eran patrimonio de las clases dominantes.
Cuenta un viajero inglés del Siglo XIX que cuando vio a San Martin por primera vez (después serían amigos) fue corriendo a su encuentro y lo abrazó y le pidió que le firmara un autógrafo en un papel sucio que le extendió en la mano. San Martin se enojó y le dijo: «No seas Mariquita Perejil Inglés»
Las mujeres al ver a San Martin se desesperaban. Todas querían recibir un polvo del Martín, como así le decían. Con Belgrano pasaba algo parecido y sus subalternos lo odiaban porque era un conejo ponedor.
LA ARGENTINA CHOLULA
El Menemismo arrasó con todo y trajo un manjar de pobreza. A partir de Menem se forma una división entre pobres y trabajadores: el que tiene trabajo estable y hace aportes y el que vive de las changas y vive del dinero de la clase media con trabajo. La gente se quedaba sin trabajo y ponían verdulerías y compraban taxis y otros ponían kioskos. Surge un mar de trabajos al margen de la Ley, porque ese dinero circula en negro. Es la Argentina donde los pobres manejan a veces más dinero que un asalariado. Aunque el asalariado es pobre, porque vivir de un sueldo es pobreza, para el sin trabajo estable el asalariado «tiene guita y vida fácil». Es la Argentina difícil y marginal que surge en los noventa: «la Argentina de la ignorancia y el despelote», diría Jorge Asís en un reportaje en 1998. El Asís fue Menemista y tuvo su pastel de dólares en los noventa. Pero también supo plasmar en palabras lo que fueron los noventa.
Caminaba Macri por un barrio del conurbano y se acercó un morocho tucumano y le pide una foto. Macri saca su mejor sonrisa y se abraza al tipo. La mujer del tucumano saca la foto con un celular y esa foto luego fue usada para la campaña electoral del 2015. Macri gana las elecciones con el voto de la pobreza, los cholulos odiaban a Cristina. Del amor al odio hay un paso. Pero seamos sinceros y digamos que Macri hizo bien su tarea: fue en 2015 el personaje para la Foto «Necesaria» que los pobres querían colgar en la verdulería de su propiedad.